Los gigantes de la moda regresan a la pasarela: H&M y Topshop desfilarán en Londres

La pasarela vuelve a ser un terreno de juego para los gigantes de gran distribución. En un momento de transformación profunda de las pasarelas, H&M y Topshop han anunciado su regreso a los desfiles con dos propuestas distintas, pero con la ambición común de recuperar relevancia cultural y estrechar vínculos con el diseño contemporáneo.

H&M ha confirmado su primera participación oficial en el calendario de la London Fashion Week, donde presentará en septiembre sus colecciones de mujer y hombre para otoño-invierno 2025. El evento marcará un punto de inflexión para la marca sueca, que ha definido el desfile como “una experiencia de moda a gran escala” destinada a subrayar su “compromiso renovado con la credibilidad de la moda y la innovación creativa”.

En este contexto de reapertura y reposicionamiento, el anuncio de H&M no sólo responde a una estrategia propia, sino también al nuevo enfoque de una plataforma que busca atraer marcas con capacidad de generar conversación global. El British Fashion Council (BFC) prevé publicar el calendario provisional de la próxima temporada esta misma semana.

Con su desembarco en la fashion week londinense, H&M intensifica además su estrategia de reposicionamiento dentro de la cartera del grupo sueco. La marca hermana Cos, de posicionamiento más elevado, también ha confirmado su participación en Nueva York, donde desfilará por cuarto septiembre consecutivo dentro del calendario oficial del Council of Fashion Designers of America (Cfda).

Ambas decisiones refuerzan el objetivo del grupo H&M de ganar presencia en los grandes circuitos internacionales de moda y mostrar una evolución de su propuesta estética, más centrada en el diseño contemporáneo y el valor cultural de marca. Esta estrategia busca tanto elevar su posicionamiento como legitimar sus colecciones ante un consumidor más exigente.

H&M y Topshop desfilarán próximamente en Londres para conectar con el diseño y las nuevas audiencias

La decisión de la marca coincide con un momento clave para la London Fashion Week, que atraviesa una etapa de replanteamiento institucional. Esta misma semana, Laura Weir, nueva consejera delegada del British Fashion Council (BFC), presentó una batería de medidas para revitalizar el evento, tras la cancelación de su edición masculina de junio y varios años de pérdida de protagonismo internacional.

Entre los primeros cambios anunciados por el BFC destaca la eliminación del coste de participación para los diseñadores miembros, una medida que alinea a Londres con otras pasarelas más accesibles como Berlín o Estocolmo. Weir también anunció la duplicación de la inversión en su programa de invitados internacionales, con el objetivo de atraer a más prensa y compradores globales. “No es por falta de creatividad, sino por ausencia de infraestructura para apoyar a nuestros diseñadores a producir, mostrar y escalar”, señaló la ejecutiva durante la presentación del plan.

Mientras tanto, Topshop también se prepara para volver a escena con un desfile propio en Londres el próximo agosto, justo antes de relanzar su plataforma online y regresar a la calle con un nuevo socio de distribución multimarca aún no revelado. El show, que se celebrará, sin embargo, fuera del calendario oficial, tendrá formato see-now, buy-now, permitiendo la compra inmediata, e incluirá un avance exclusivo de las propuestas que llegarán más adelante en la temporada.

La colección otoño-invierno 2025 de Topshop combinará vestidos, sastrería, denim y prendas exteriores de alto impacto, mientras que Topman reinterpretará el modern utility a través de siluetas actualizadas, según ha avanzado la británica. El evento, por su parte, se celebrará en un “icónico espacio de Londres”, aún por anunciar, y estará abierto al público. Esta decisión que refuerza la estrategia de accesibilidad y renovación de imagen que persigue la marca británica desde que fue adquirida por Asos en 2021.

Las compañías de gran distribución se enfrentan al reto de elevar su posicionamiento

Tanto H&M como Topshop fueron durante años símbolos de la moda democrática, capaces de marcar tendencias a escala global desde los escaparates del high street. Pero el auge del ultra fast fashion, el crecimiento de plataformas como Shein o Temu y el aumento de la presión regulatoria sobre el sector han obligado a los gigantes tradicionales a redefinir sus estrategias.

El regreso a la pasarela de las marcas, históricamente rivales en el mercado británico, funciona así como un gesto de reposicionamiento: un intento de reconectar con la moda de autor, elevar el imaginario de marca y reivindicar su capacidad creativa. En ambos casos, la narrativa gira en torno al diseño, más cuidado y más actual, al valor cultural de la moda y a una puesta en escena pensada para generar conversación más allá del producto.