Entorno

Bolivia: giro político en un mercado por descubrir para la moda española

Con once millones de habitantes y un PIB per cápita bajo en comparación con la región latinoamericana, Bolivia inicia una nueva etapa política de su historia con Rodrigo Paz, primer presidente centrista en casi dos décadas.

Bolivia: giro político en un mercado por descubrir para la moda española
Bolivia: giro político en un mercado por descubrir para la moda española

Celia Oliveras

Procesos electorales en todo el mundo, conflictos geopolíticos y la persistente incertidumbre macroeconómica, ¿a qué retos se enfrentan las principales economías del mundo? La serie Mercados estratégicos hace una radiografía de las principales potencias mundiales y analiza cuál es su relación con España, así como los principales desafíos a los que se enfrentan en los próximos años.

 

 

Mercados estratégicos

 

Radiografía de un mundo global

 

 

En la plaza Murillo de La Paz, en Bolivia, el reloj del edificio del Congreso del país lleva más de diez años girando al revés. Desde 2014, las manecillas del reloj de la capital boliviana van hacia la izquierda, como símbolo de la recuperación de la identidad andina y descolonización de los países de la región.

 

Este pequeño acto de rebeldía gubernamental se enmarca en la historia de un país que creció y prosperó al calor de la extracción española de plata, especialmente intensa en Potosí, y que, igual de rápido, comenzó su caída con el fin de las existencias de este material precioso. A más de 3.600 metros de altura, La Paz, capital administrativa de Bolivia, se alza en la cordillera de los Andes como la capital de un país más alta del mundo. En una ubicación que no se puede describir hoy en día mucho mejor que poco funcional, un skyline impresionante se ve eclipsado por las calles estrechas y empinadas, el tráfico intenso y una generalizada falta de oxígeno debido a la altura que dificulta hasta la más nimia tarea para todos los que no hayan nacido y vivido en La Paz durante años.

 

Que una urbe con estas características sea hoy, junto a Sucre, la capital del país, está intrínsicamente relacionado con el pasado colonial de Bolivia. La cercanía de La Paz con Potosí, la que fue una de las ciudades más grande del imperio español en América, así como su difícil acceso (que, en esa época, era un factor defensivo a tener en cuenta) jugaron en favor del desarrollo de la ciudad paceña. Esta misma relación con el pasado de la ciudad formaron parte de la decisión del Gobierno del país hace una década para poner en marcha el “reloj del sur”.

 

 

 

Hace unas semanas, los bolivianos escogieron nuevo presidente, Rodrigo Paz, candidato del Partido Demócrata Cristiano (PDC) y cerraron casi dos décadas de gobierno del Movimiento al Socialismo, el partido histórico de Evo Morales y que dio las vueltas a las manecillas del reloj. En su giro hacia el centro, Paz ha recibido ya la felicitación de otros países de la región, en su mayoría con gobernantes también de centro derecha, y, especialmente, de Estados Unidos, que se ha comprometido a ofrecer su apoyo para “estabilizar” la economía bolivariana.

 

 

Un cuadro ‘macro’ complicado

Paz, que asumirá el poder oficialmente el 8 de noviembre, hereda una inflación acumulada hasta septiembre de un 18,3%, muy por encima del 7,5% proyectado para todo el ejercicio. El peor indicador, sin embargo, se refleja en la contracción del 2,4% que sufrió la economía del país en el primer semestre de 2025, la primera en casi 50 años.

 

Con una población de 11,3 millones de habitantes y uno de las ratios más elevados de población originaria de Latinoamérica, el Fondo Monetario Internacional (FMI) prevé que la tendencia negativa se revierta con el segundo semestre, hasta anotar un crecimiento del Producto Interior Bruto (PIB) de un ligero 0,6% a cierre de 2025. De cara a los siguientes años, sin embargo, el organismo internacional se abstiene de hacer predicciones, debido a la “incertidumbre significativa” de la evolución de la economía.

 

El crecimiento estimado para Bolivia es, de hecho, uno de los más bajos de la región, apenas superado por Venezuela, cuya economía el FMI le estima un crecimiento de un 0,5%, y Puerto Rico, que se contraerá un 0,8% interanual. El PIB del país, a cierre del año pasado, se situó en 49.600 millones de dólares, y un PIB per cápita de 9.800 dólares, uno de los más bajos de Latinoamérica.

 

En el resto de los indicadores principales, el FMI estima una inflación del 20,8% interanual a cierre de 2025, muy por encima del 5,1% que anotó el año anterior, mientras que la tasa de desempleo aumentará una décima, hasta el 5,1% a cierre del ejercicio. En ambos casos, el organismo tampoco hace previsiones para 2026.

 

 

Capitalismo para todos

Para abordar los problemas económicos y sociales del país, Rodrigo Paz ha basado su campaña en un lema clave: Capitalismo para todos. “Bolivia ha hecho un giro de 180 grados. Capitalismo para todos es todo lo contrario al socialismo del siglo XXI”, explicó el mandatario en una entrevista a EFE poco después de su victoria y como un mensaje claro de antagonismo al MAS y su principal ideólogo, Evo Morales.

 

El principal eje de esta estrategia pasa por garantizar el acceso a combustibles, un bien que ha escaseado en el país durante meses y ha generado gran parte del descontento social. Rebajas de impuestos, créditos empresariales e, incluso, aranceles a la importación en ciertos segmentos clave son otras de las claves que dominaron la campaña del ya presidente.

 

Consecuencia de este lema también es una mayor internacionalización del país, una apuesta que ya ha comenzado a tomar forma con la reanudación de las relaciones institucionales con Estados Unidos. La potencia norteamericana y Bolivia no tienen relación desde 2008 cuando el entonces presidente Morales expulsó al embajador estadounidense del país, acusándolo de apoyar una conspiración contra su Gobierno.

 

 

 

 

 

Retomar las relaciones con Estados Unidos primero, y con el resto de la comunidad internacional aliada con el gigante después, supone una oportunidad de crecimiento para el país, cuyos clientes principales son hoy Brasil y China. La principal duda que surge en torno al mandato de Paz es, sin embargo, la financiación para poner en marcha estas medidas, en un país con una deuda externa que superó los 13.000 millones de dólares hasta agosto y habiendo descartado un préstamo del FMI.

 

 

Mapa comercial

Bolivia exportó a cierre de 2024 bienes y servicios por 8.247,4 millones de dólares, según los últimos datos de la Organización Internacional de comercio, un 24,4% menos que el año anterior. Brasil se alza como el principal cliente del país, recibiendo un 16,9% de las ventas de Bolivia al exterior, seguido por China y la Unión Europea, con un 14,6% y 10,4%, respectivamente. Estados Unidos ocupa la undécima posición, con apenas un 3,2% de las exportaciones totales y un valor de 261 millones de dólares.

 

En el sentido contrario, las importaciones bolivianas alcanzaron un valor de 8.210 millones de dólares, un 28,5% menos que en 2023. China y Brasil vuelven a ocupar el podio, aunque de manera invertida, siendo el gigante asiático el principal proveedor de Bolivia, con un 21,5% del total de las importaciones, y Brasil en segunda posición, con otro 14,8%. Por productos, el principal bien exportado por Bolivia son minerales y piedras o metales preciosos, mientras que el país importa principalmente energía o productos manufacturados como vehículos o maquinaria.

 

En moda, Bolivia importa principalmente artículos de calzado, según los mismos datos de la OMC, por un valor de 58 millones de dólares a cierre de 2024, un 0,72% del total. Le siguen los productos textiles, con una cuota sobre el total del 0,3% de las importaciones y un valor de casi 23 millones de dólares, y las prendas confeccionadas de punto, con un valor de otros 17 millones de dólares. Las exportaciones bolivianas de moda, por su parte, son escasas, un flujo liderado por las prendas confeccionadas de punto y los productos textiles, con un valor que no llega a los dos millones de dólares.

 

Algunas de las principales empresas de moda cuentan con presencia en el país, aunque esta es, aún, bastante reducida. Mango, por un lado, llegó al país a mediados de la década de 2010, y opera actualmente un total de dos establecimientos, ambos en régimen de franquicia. Tous, por su parte, que cuenta con una fuerte presencia en Latinoamérica, también opera en el país, con una tienda en el centro comercial Ventura Mall. El gigante gallego Inditex, por su parte, no contaba con presencia en el país a cierre de 2024.