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Abercrombie lava su imagen con un programa de diversidad e inclusión

Modaes

10 jul 2014 - 13:56

Atrás quedan los tiempos en que Mike Jeffries hacía gala de que en sus tiendas no trabajaban “gordas” y que sólo entraba “gente guapa”. Abercrombie & Fitch, uno de los últimos fenómenos internacionales de la moda ahora en horas bajas, trata de lavar su imagen. Una vez reordenado su equipo directivo (relegando a un segundo plano al motivador de la polémica, el propio Jeffries), la empresa impulsa su programa de diversidad e inclusión tras la marcha deTodd Corley, hasta ahora máximo responsable de esta área de la compañía.

 

Amy Zehrer será la encargada de coger el testigo de Corley. Desde 2004, el directivo ha conseguido que Abercrombie & Fitch sea reconocida, según explica la empresa, por ser uno de los mejores lugares para trabajar por el colectivo de lesbianas, gays, bisexuales y transexuales (LGBT, en sus siglas en inglés). Además, la compañía ha recibido una de las mejores puntuaciones del Índice de Igualdad Corporativa, elaborado por la Organización Mundial de Derechos Humanos, durante ocho años consecutivos, y ha logrado establecer a un alto porcentaje de mujeres en puestos directivos de todo el grupo.

 

Todd Corley abandona la compañía para emprender un nuevo proyecto en el Tapo Institute, organización que lucha por la diversidad e inclusión de la generación millennial. “Estoy muy orgulloso de los logros que hemos conseguido en Abercrombie & Fitch –ha explicado Corley-; hemos hecho hincapié en que no se discrimine a nadie por su raza, por su cultura o por su forma de pensar, convirtiendo a la compañía en un lugar inclusivo a la hora de trabajar”.

 

Aun así, la compañía siempre se ha caracterizado por contratar como responsables y dependientes de tienda a modelos y personas con buena imagen. Es más, en muchas ocasiones, un gran número de asociaciones se han manifestado frente a sus establecimientos por discriminar a jóvenes que no cumplían los cánones de belleza marcados por la cadena.

 

Abercrombie & Fitch finalizó su primer trimestre fiscal con unas ventas de 822 millones de dólares (603,6 millones de euros), un 2% menos que en el mismo periodo del año anterior.