Baymo escala en moda de evento: proyecta 5 millones de ventas y fija Madrid en el objetivo
Fundada en 2020, la marca de fabricación made in Spain prepara su aterrizaje en Madrid para el próximo año. En pleno proceso de estructuración, avanza en el extranjero con wholesale y el online supone el 75% de la facturación.
Baymo ordena su expansión y pone velocidad crucero. Fundada en abril de 2020 en Barcelona, la marca liderada creativamente por la exInditex Mónica Aurell ha profesionalizado su estructura en el último año y prepara la apertura de su segunda tienda de cara a 2026, con Madrid como destino para la campaña de primavera-verano.
El negocio de moda evento e invitada se apoya en producción local, series cortas y una identidad de producto claramente reconocible. La tienda de Barcelona, ubicada en el número 73 de la calle de Laforja, abrió hace tres años y hoy es rentable por sí sola, convirtiéndose en una de las palancas de crecimiento del negocio y el termómetro directo del feedback de su clientela. En paralelo, el canal online ha sostenido el crecimiento dentro y fuera de España y la compañía trabaja un calendario de pop ups para acercarse a clientas en plazas del territorio nacional.
En 2024, la empresa situó su facturación en torno a 1,5 millones de euros. Para el ejercicio en curso, Baymo maneja unas previsiones de cierre entre 4,5 millones y 5 millones, con una filosofía centrada en rentabilidad, control de costes y márgenes.
“La tienda en Madrid tendrá que alimentarse a sí misma”, anticipa Irene Cantos, directora general y socia minoritaria de la compañía, que se incorporó a tiempo completo hace unos meses tras un periodo como consultora externa. La directiva explica que el gran salto de la empresa ha llegado tras “ordenar la casa”. “Tomamos muchas decisiones de golpe: estructurar producto y equipo, salir de la tienda para montar oficina y crear departamentos”, asegura. Ese reordenamiento ha permitido que Aurell se concentre en diseño. “Donde valgo es diseñando, desvincularme de lo administrativo me ha ido muy bien”, apunta la fundadora, formada en las filas de Oysho.
Baymo realizó una facturación de 1,5 millones de euros en 2024
El impulso de los últimos meses se ha traducido en más demanda en Madrid, donde la compañía aspira a instalarse en una zona de posicionamiento premium como la calle Barquillo o el barrio de Salamanca, y en una ampliación del catálogo más allá de invitada. En los últimos tiempos, la firma ha lanzado baño y este invierno sumará americanas y prendas de lana con la idea de acompañar “momentos especiales” y también el día a día.

Aurell estudió en IED Barcelona y, recién graduada, se incorporó a la cadena del grupo Inditex, justo cuando esta arrancaba la línea de deporte. Los viajes a fábricas internacionales y la exposición a la producción textil desembocaron entonces en un fenómeno orgánico. La diseñadora lazó su propio proyecto en sus horas libres al empezar a coser vestidos para amigas. Pero de repente la demanda explotó y llegó a acumular “treinta encargos en un mes” sin tienda ni marca. “Abrí Instagram en enero de 2020, planeamos una sesión de fotos que llegó en pleno confinamiento y, pese a todo, la primera semana llené la agenda”, recuerda.
Probablemente no era el mejor timing para lanzarse al vacío de los negocios y emprender. Pero a pesar de la tormenta perfecta que amenazó con el colapso durante la pandemia, Baymo salió airosa y se encontró con clientas hambrientas de ir a bodas y eventos vestidas con ropa formal después de los meses de encierro en el hogar. Desde entonces, la empresa ha trabajado con colecciones en temporada y lanzamientos ágiles. La firma abastece tejidos en Milano Unica y Première Vision y ha consolidado una cartera de proveedores que “ya han pillado lo que es Baymo”.
Actualmente, el 90% de la producción se realiza en España, con talleres locales que “están creciendo con la marca” y una relación directa que permite agilizar procesos y adaptarse a la demanda. En uno de los casos, el atelier ha pasado de cuatro a unas treinta personas. Baymo trabaja con un taller prácticamente en exclusividad para garantizar reposiciones y rapidez. De forma puntual, la empresa ha producido en China determinadas referencias por razones de materia prima, como es el caso de las lentejuelas.
La fundadora de la marca, Mónica Aurell, trabajó anteriormente en Oysho
La propuesta estética busca destacar sin ser obvia y se apoya en un estampado y corte que, según el equipo, se reconoce a simple vista. La ambición es acompañar a la clienta en distintos códigos de uso, de un aperitivo con amigas a una boda, sin perder la lógica de funcionalidad y versatilidad. La marca quiere, además, “convertirse en tienda de destino” para la invitada, mientras amplía categorías para dar más recorridos a la compra recurrente.

El negocio se reparte hoy en tres bloques. La tienda física aporta entre el 20% y el 25% según el mes, mientras que el canal online registra en los mercados internacionales otro cuarto de la facturación y el online nacional ronda el 50%. Fuera de España, la directora general argumenta que el grupo de países con más tracción está formado por Portugal, Francia e Italia; si bien señala igualmente un destacado crecimiento en Latinoamérica (en mercados como México, Colombia y Chile).
El canal mayorista se ha activado de forma reciente. La primera prueba en Falabella, en Chile, funcionó superando las expectativas, de forma que los grandes almacenes han aumentado su volumen de pedidos. La hoja de ruta de futuro pasa por avanzar el calendario de desarrollo para participar en showrooms o ferias y plantear el canal mayorista como posible palanca fuera de España, en paralelo al impulso del online internacional.
La estrategia de precios, por su parte, se mantiene. La colección limitada de invitada sitúa el look entre 250 euros y 300 euros, mientras que en casual las prendas van de 70 euros a 150 euros y algunos vestidos pueden alcanzar 170 euros o 180 euros. “Hemos encontrado el nicho, no hay intención de subir ni de bajar”, resume la dirección.