Entorno

Sheng Lu (Universidad de Delaware): “El ‘friendshoring’ no es práctico para productos de moda”

El profesor de la Universidad de Delaware afirma que no hay un “puerto seguro” para sustituir a China en plena guerra arancelaria. La solución pasa por diversificar los orígenes, aunque no necesariamente el número de proveedores.

Sheng Lu (Universidad de Delaware): “El ‘friendshoring’ no es práctico para productos de moda”
Sheng Lu (Universidad de Delaware): “El ‘friendshoring’ no es práctico para productos de moda”

Irene Juárez

La industria internacional de la moda se mueve al ritmo de las tendencias del consumidor y, también, del sourcing. En los últimos seis años, el mapa internacional del aprovisionamiento ha entrado en crisis, con disrupciones como la pandemia, la crisis del Mar Rojo o la revolución arancelaria provocada por el presidente de Estados Unidos, Donald Trump. En este nuevo Insight, patrocinado por Sevica, Modaes analiza cuál es la situación actual del sourcing en moda, un sector que juega en un nuevo tablero con cambios geográficos, de medios de transporte y aduaneros.

 

 

Lee aquí el Insight

Sourcing, el nuevo tablero mundial

 

 

El profesor y experto en sourcing Sheng Lu, de la Universidad de Delawere (Estados Unidos), advierte de un consumidor más cauto a la hora de comprar, lo que conforma un mercado menor a repartir entre las empresas de la industria. Ante ello, y con una incertidumbre global creciente, todas ellas apuestan por diversificar sus fuentes de aprovisionamiento. Sin embargo, mientras algunas disminuyen el número de proveedores para centrarse en fortalecer las relaciones con los que tienen presencia en más mercados, otras apuestan por incluir a un número mayor para blindar su cadena de suministro. En un momento en que la eficiencia es inexcusable, la tecnología puede ayudar a personalizar los pedidos, trabajando con menos stock y, por lo tanto, asumiendo menos riesgos. A pesar de la pérdida de peso de China como fábrica mundial, los demás países sólo serían capaces de hacerle sombra si logran abarcar toda la variedad de productos que el gigante asiático es capaz de fabricar.

 

 

Pregunta: Desde el impacto causado por la pandemia, ¿ha cambiado la cadena de suministro global de la moda?

 

Respuesta: La gente todavía recuerda profundamente las lecciones que aprendió del Covid, así como el efecto dominó que tuvo y que se mantiene incluso cinco años después de haber terminado. Algo que las empresas aprendieron fue la importancia de la flexibilidad y la agilidad al decidir de dónde obtener sus productos. En ese momento, muchas dependían en gran medida de la obtención de productos de China. Cuando el país decretó su confinamiento, toda la cadena de suministro se vio significativamente interrumpida. En este sentido, aprendieron la importancia de construir estrategias sólidas con proveedores. Incluso hoy, para mitigar de manera efectiva el impacto de los aranceles, los proveedores se consideran socios muy importantes con los que negociar la obtención de los productos antes de lo previsto. Con la pandemia, los consumidores comenzaron a gastar menos dinero en ropa. Hoy, con la inflación al alza, hacen lo mismo. Y los aranceles han empeorado aún más la situación, haciendo que los consumidores sean más cautos. Las marcas se pelean por un pastel más pequeño: la demanda general, especialmente de ropa nueva, está disminuyendo. Por eso, muchas empresas están empezando a pensar de manera más estratégica sobre cómo ofrecer opciones de ropa de segunda mano o fortalecer su presencia en el canal digital, para llegar proactivamente a sus clientes y entender mejor sus demandas.

 

 

América: crecimiento y caída de la producción

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P.: ¿Es más crítica hoy la seguridad de suministro que los precios? ¿Se aprecia esto en las decisiones de sourcing de las empresas?

 

R.: La seguridad y el abastecimiento van prácticamente de la mano hoy en día. Todavía hay empresas que piensan que para abastecerse sólo hay que buscar los precios más bajos, y no es así. Deben considerar una lista cada vez más compleja y larga de factores al decidir de dónde obtener sus productos. Antes, se consideraban factores como la rapidez para llevar un producto al mercado. Hoy en día se habla más de flexibilidad y del riesgo de no cumplir con normativas importantes como las regulaciones ambientales. Hay más normativas en la Unión Europea, que incluyen la reciclabilidad y la transparencia sobre la cadena de suministro. También las hay en Estados Unidos, con leyes como la Ley de Prevención de Trabajo Forzado (UFLPA), que exigen a las empresas preparar documentación suficiente para demostrar dónde está realmente su cadena de suministro. Además, este año, las empresas también están considerando el riesgo arancelario. Un ejemplo sería India. Hasta ahora, India tenía un gran potencial. Su tamaño, suficientemente grande como para producir varios tipos de producto con una cadena de suministro muy vertical, la posicionaba como una alternativa a China. La relación entre Estados Unidos e India era sólida y se estaba fortaleciendo antes de la llegada de Trump. Sin embargo, ahora hay un arancel del 50% sobre las importaciones de ropa de EEUU desde India. Así que no existe un puerto seguro, ni siquiera México, que afronta el arancel más bajo en comparación con otros mercados. En definitiva, las amenazas entre Estados Unidos y China incrementan la incertidumbre y afectan directamente la evaluación de riesgos de las empresas y la seguridad de su cadena de suministro a futuro.

 

 

P.: ¿Las empresas siguen reduciendo el número de proveedores? ¿Por qué?

 

R.: Según mi última investigación, que incluye a 25 empresas líderes de moda en Estados Unidos, el 90% de las cuales tienen más de mil empleados, la mayoría de ellos considera que la diversificación del abastecimiento es interesante a la hora de mitigar el impacto actual de los aranceles. En particular, están diversificando sus fuentes fuera de China. Estados Unidos está aumentando la cantidad de importaciones desde países como Vietnam, Bangladesh, Indonesia, Camboya, Pakistán, e incluso Egipto. Según otro de mis estudios, que incluye a treinta empresas líderes del sector en Estados Unidos, la mayoría de las compañías intenta obtener productos de tantos países como sea posible para mitigar la situación actual. Sin embargo, hay diferentes estrategias en cuanto al número de proveedores con los que trabajan las empresas. Algunas intentan trabajar con más proveedores para reducir el riesgo o porque, al entrar en una nueva región, los necesitan. También puede ser porque están entrando en nuevas líneas de productos, especialmente ahora que las empresas buscan ropa con fibras sostenibles, y necesitan proveedores que ofrezcan esos productos. Al mismo tiempo, otras empresas se decantan por reducir el número total de proveedores para fortalecer la relación con los que consideran clave y que, además, tienen presencia en varios países. Esta es también una tendencia muy popular en la industria, y muchos de estos proveedores incluso están basados en China.

 

 

 

 

P.: En 2022 respondió que no, pero la situación ha cambiado sensiblemente desde entonces. ¿Se imagina ahora una cadena de valor sin China?

 

R.: Depende de cómo se defina la cadena de valor. En términos de productos finales, prendas terminadas, está claro que las compañías estadounidenses continúan reduciendo su exposición a China. En su lugar, más prendas terminadas ahora provienen del resto de Asia, de países como Vietnam, Bangladesh y otros. Sin embargo, aunque China está perdiendo participación de mercado en prendas terminadas, todavía domina el suministro de materias primas textiles. Además, aunque algunos proveedores están en otros países, muchos están participados por compañías chinas. Así, aunque un producto esté etiquetado como hecho en México, por ejemplo, es probable que el contenido, el inversor o la fábrica sea propiedad de compañías chinas. En este sentido, según los datos de la Ocde hasta 2022, aproximadamente el 30% de las exportaciones de ropa de los países del sudeste asiático incluyen contenido chino. Por eso, el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, se ha interesado por el contenido chino de los productos. Si gran parte del contenido no se fabrica, por ejemplo, en Vietnam, los productos podrían estar sujetos a un arancel adicional. La intención de la administración Trump pasa, por lo tanto, por motivar a los países asiáticos a desvincularse de China en la cadena de suministro. Sin embargo, la realidad es otra. Aunque la participación de China en la importación de ropa está disminuyendo, su participación en textiles ha alcanzado un nivel récord, lo que significa que China continúa siendo altamente relevante en la cadena de suministro. No es práctico ni realista intentar desvincular completamente a China de la cadena de suministro.

 

 

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qué han hecho las empresas estadounidenses

 

 

P.: ¿Qué países podrían aprovechar el papel decreciente de China en el abastecimiento global?

 

R.: En este momento, no existe un único país que sea una alternativa a China. Porque hoy en día las empresas no sólo se abastecen de China por el bajo precio. De hecho, el made in China ya no es tan barato. Lo hacen porque en China se puede conseguir prácticamente cualquier tipo de producto. Para ser considerado una alternativa a China, un país debería poder ofrecer una gran variedad de productos, lo cual no es tarea fácil. Por eso, para reemplazar el papel de China, la mejor opción continúa siendo abastecerse de varios países diferentes, que en conjunto puedan igualar lo que China actualmente ofrece al mercado. Las empresas no quieren tener demasiada exposición a ningún país en particular. Por lo tanto, no se trata sólo de encontrar la nueva China, sino de mantener la base de abastecimiento muy diversificada, especialmente dada la situación actual, donde todos los países podrían afrontar aumentos instantáneos de aranceles y la cadena de suministro puede interrumpirse con facilidad.

 

 

 

 

P.: ¿Aspectos como el friendshoring aplican a un sector como la moda?

 

R.: La idea del friendshoring es que las empresas sólo comercien con países que compartan sus mismos valores, o estén alineados. Es interesante, pero en la práctica, especialmente para la industria de la moda, es muy difícil de implementar. Las empresas estadounidenses tienen asociaciones estratégicas fuertes con países europeos, pero Europa no es la región donde se pueden fabricar o abastecer la mayoría de los productos. Por el contrario, Asia sigue representando más del 70% de las importaciones de ropa de EEUU. Sin embargo, la mayoría de estos países asiáticos no necesariamente son aliados de EEUU. Estos factores no deberían ser predominantes en la estrategia de abastecimiento. El friendshoring puede parecer atractivo políticamente, pero no es práctico para textiles y productos de moda.

 

 

P.: ¿Cambiará la geopolítica y la guerra comercial la red de proveedores de la moda en Europa o EEUU?

 

R.: La guerra de aranceles es la preocupación más significativa para las empresas de moda, incluso lo es más ahora que a principios de año. La situación actual tiene un impacto muy amplio en sus operaciones comerciales: desde el margen de beneficio, hasta el abastecimiento, la gestión de inventarios y la fijación de precios. Por eso, su objetivo principal se ha convertido en mitigar el impacto. Y no hay una única estrategia para hacerlo. Algunas medidas son a corto plazo, como trabajar con proveedores para recibir los productos antes de lo previsto; otras son más estratégicas, como construir una base de abastecimiento más sólida, reducir costes operativos o racionalizar estratégicamente la variedad de productos. En cuanto a la cadena de suministro, las empresas buscan poder hacer cambios de última hora si un país afronta un arancel adicional, trabajando rápidamente con proveedores o incluso con su equipo interno de aduanas. También exploran nuevas regiones con potencial de abastecimiento: para las marcas europeas, puede ser Europa del Este o el abastecimiento local; para las estadounidenses, el hemisferio occidental. Incluso se considera la producción doméstica, con cada vez más fábricas implantándose en EEUU. Otro factor importante es la sostenibilidad. Antes era un tema más conceptual, pero hoy es parte esencial de las operaciones comerciales. Según una encuesta realizada con la US Fashion Industry Association, la mayoría de las empresas obtienen al menos un 10% de sus productos con fibras recicladas o regenerativas, y muchas tienen objetivos de uso del 100% de fibras recicladas para 2027 o 2030. Crear estos productos sostenibles requiere cadenas de suministro diferentes, nuevos proveedores y estrategias para hacerlos atractivos al consumidor. Además, las empresas consideran mercados de reciclaje, reventa y ropa de segunda mano, equilibrando esto con su negocio de ropa nueva. La realidad es que Europa está impulsando nuevas normas de sostenibilidad. La moda es un negocio global, así que las marcas globales deben cumplir con regulaciones europeas, aunque no estén basadas en la UE. Se necesita más colaboración entre países, coherencia regulatoria y apoyo a pymes que no tienen recursos legales suficientes para cumplir con estas normas.

 

 

 

 

P.: ¿Desglobalizar la producción es una posibilidad? ¿Podemos realmente relocalizar las cadenas de valor?

 

R.: La sostenibilidad se está volviendo cada vez más integral en las empresas. Ya no se trata sólo de las regulaciones que se aplican sobre los materiales, sino que hoy en día muchos requisitos son sobre transparencia. Las empresas tendrán que proporcionar datos más específicos para mostrar dónde se fabrica el producto o para mostrar cómo tratan a sus trabajadores. Debido a estos requisitos legales, necesitan ser cercanas con sus proveedores para solicitar los datos. Y este tipo de colaboración se extenderá aún más. Las compañías necesitan que sus productos duren más o que se puedan reciclar, en lugar de productos que sólo se puedan usar una o dos veces, y deben asegurarse de que tengan suficiente calidad.

 

 

P.: ¿Hay incentivos suficientes para impulsar la automatización de la producción en moda?

 

R.: Por supuesto que sí. En los países desarrollados, como Estados Unidos, es muy caro producir. No es fácil tener fábricas con miles de trabajadores. Pero tenemos dinero, tenemos capital, y las máquinas pueden considerarse una buena opción. Pueden mejorar la eficiencia y hacer muchas más cosas que las personas no pueden hacer. La automatización puede combinarse con la IA para cambiar el cómo diseñamos, creamos o incluso fabricamos la ropa. Puede personalizarse la oferta de productos. Uno de los principales problemas que afronta la industria de la moda es que mucha ropa nunca se vende, porque tiene que producirse con mucha anticipación a la temporada de ventas.

 

 

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tiene todavía un 88% del mundo al que vender”

 

 

P.: ¿Por qué no estamos viendo ya a las máquinas trabajando para producir ropa?

 

R.: Es cierto que todavía se necesita mano de obra para cortar y coser la ropa, pero al mismo tiempo, las fábricas, también las asiáticas, están equipadas con herramientas más avanzadas. Incluso en una fábrica de confección, hoy en día, se ven cada vez más herramientas automatizadas en la línea de producción. Ya pueden automatizarse ciertos procesos de producción, como el corte de tela o colocar automáticamente los materiales necesarios para permitir que los trabajadores de costura hagan su trabajo más eficientemente. Se está llevando a cabo mucha inversión en tecnología en la manufactura de prendas. Aunque todavía se necesitan trabajadores, podemos usar estas herramientas para mejorar su eficiencia. De hecho, la automatización puede fortalecer la fabricación de ciertos tipos de productos. En Estados Unidos, por ejemplo, vemos cierto resurgimiento en la producción de calcetines. Y no es porque contratemos a muchos trabajadores para hacer calcetines, sino porque en su mayoría, estos calcetines están hechos por máquinas. Otro ejemplo son los nuevos productos sostenibles. Hay muchas innovaciones para automatizar la clasificación de productos como la ropa usada. Esto puede mejorar la capacidad de reciclaje. Así que, incluso si no es toda la producción, todavía veo muchas nuevas oportunidades para automatizar procesos dentro de la cadena de suministro. Además, hoy en día, debido a que hay mucha incertidumbre, en lugar de hacer pedidos o abastecer miles de piezas de un mismo modelo, los pedidos se reducen. En el pasado era muy difícil hacerlo así, porque las fábricas necesitaban cierta cantidad para poder producir sin pérdidas. Pero ahora, con estas herramientas de automatización, es más fácil reducir el número total de productos que necesitas fabricar.

 

 

 

 

P.: En plena guerra comercial entre Estados Unidos y China, ¿qué opciones tiene Europa para continuar jugando un papel relevante en la industria de la moda?

 

R.: Europa es un líder en el mapa de la cadena de suministro global de ropa. De hecho, continúa siendo un territorio muy importante en la fabricación de ropa y textiles. Casi la mitad de los productos vendidos en la UE se fabrican localmente, también desde países con altos salarios como Italia, Alemania, Francia o incluso Reino Unido. Además, debido al nivel relativamente alto de ingresos, la UE es uno de los mayores mercados de consumo de ropa del mundo. Y esa es la razón por la que muchos países asiáticos hoy en día, cuando afrontan aranceles más altos en el mercado de estadounidense, se interesan por exportar más productos a Europa. Es evidente que los aranceles impuestos por el presidente Trump también tendrán un impacto en estos productos disponibles en el mercado de la UE. Esto, de alguna forma, intensifica la competencia de precios, porque la UE comienza a recibir un aluvión de mercados asiáticos que se han desviado de su mercado. Por otra parte, la UE todavía se considera líder en términos de sostenibilidad, especialmente regulaciones. Las marcas sienten que, si pueden cumplir con los estándares de la UE, pueden hacerlo en todo el mundo. Además, la UE es conocida como el origen de muchas marcas de lujo. A los consumidores les gustan las etiquetas de hecho en Italia, en Francia o en Reino Unido, sin importar que sean más caras. El origen todavía tiene impacto en la elección del consumidor. Por último, la UE es más proactiva a la hora de alcanzar acuerdos comerciales con el resto del mundo. En este punto, a pesar de que los países en desarrollo pueden fabricar, necesitan encontrar una fuente de materias primas textiles. Actualmente dependen mucho de las que vienen de Asia. Pero, quizá, a través de estos acuerdos comerciales, algunos países de la UE pueden empezar a exportar las suyas a Asia, y luego, los países asiáticos, usarlas para convertirlas en prendas terminadas y enviarlas de vuelta a la UE.

 

 

África: eterna promesa

del ‘sourcing’ de moda

 

 

P.: ¿Qué papel está tomando África? ¿Por qué todavía no se ha alzado como una opción viable para la producción textil?

 

R.: La Ley de Crecimiento y Oportunidades para África (Agoa) es una ley comercial de EEUU promulgada en 2000 que otorga acceso libre de aranceles a productos de países de África. Sin embargo, expiró el 30 de septiembre de este año, algo que es realmente preocupante para los países de África porque dependen de este programa de preferencias comerciales para acceder al mercado estadounidense. Las empresas estadounidenses no considerarían abastecerse en muchos países africanos sin este programa de preferencias comerciales. Para la UE, esto puede ser una gran oportunidad, y se pueden abrir colaboraciones en la cadena de suministro con países africanos, especialmente para materias primas textiles recicladas.

 

 

P.: ¿Qué pueden aprender las empresas europeas o estadounidenses de Shein en términos de abastecimiento?

 

R.: Shein se considera ultra fast fashion, y su modelo de negocio es muy diferente al de los minoristas de fast fashion convenciones, como podrían ser Zara o H&M. Estas últimas le dan mucha importancia a la reposición de productos. El fast fashion tiene éxito porque siempre puede ofrecer a los consumidores los artículos populares en el mercado, y rara vez hacen pronósticos. Es algo arriesgado. Por eso, usan sus herramientas de análisis de datos para tratar de entender lo que quieren los consumidores, y aprovechan una cadena de suministro muy ágil para hacer que esos productos estén disponibles rápidamente en el mercado. Pero Shein es diferente, porque su modelo de negocio consiste en seguir lanzando constantemente productos al mercado. A Shein no le importa la reposición. A la vez, también utiliza los datos para diseñar ropa, y cuenta con una cadena de suministro muy ágil que se nutre de los productos fabricados en Asia. A pesar de tener una amplia gama, hace pedidos muy pequeños. Actualmente, eso sólo se puede hacer China, en la zona de Guangdong, donde hay muchas fábricas pequeñas y medianas, con una cadena de suministro vertical. Su modelo de negocio se basa en fabricar allí y usar envíos por aire para hacer llegar los productos terminados a los consumidores de todo el mundo. Y su modelo de negocio no es fácilmente replicable, ya que no todas las empresas tienen esta capacidad digital ni pueden acceder tan fácilmente a los datos de los consumidores. Sin embargo, Shein enfrenta muchas adversidades. En primer lugar, el fin del de minimis, que le ayudó a reducir sus costes de envío y a evitar pagar aranceles a sus consumidores finales. Ahora no sólo debe hacerlo, sino que también tiene que adaptarse a todos los requisitos legales, como las demás marcas, en un momento en que muchas regulaciones apuntan específicamente hacia empresas como ella. Por ejemplo, se cobran tarifas adicionales e incluso penalizaciones para empresas que venden productos de calidad baja, o si no son lo suficientemente duraderos. La presión general es la de aplicar más regulaciones y presiones al modelo del ultra fast fashion. Por último, la generación Z está tomando cada vez más conciencia del impacto ambiental de fabricar y consumir productos de ropa. Muchos de mis estudiantes son muy críticos con Shein. Están en contra de la compra de este tipo de ropa barata y defienden una industria más sostenible. Así que, aunque Shein todavía es relevante en el mercado, pero parece que todos los vientos le van en contra.

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