Entorno

El nuevo ‘sourcing’: más cercano, más estrecho y más incierto

En un momento en el que los niveles de incertidumbre están disparados, las empresas equilibran nuevas estrategias, que redefinen la cadena de valor de la moda, con las decisiones de siempre, y que, hasta ahora, han funcionado.  

El nuevo ‘sourcing’: más cercano, más estrecho y más incierto
El nuevo ‘sourcing’: más cercano, más estrecho y más incierto

Celia Oliveras/Christian De Angelis

La industria internacional de la moda se mueve al ritmo de las tendencias del consumidor y, también, del sourcing. En los últimos seis años, el mapa internacional del aprovisionamiento ha entrado en crisis, con disrupciones como la pandemia, la crisis del Mar Rojo o la revolución arancelaria provocada por el presidente de Estados Unidos, Donald Trump. En este nuevo Insight, patrocinado por Sevica, Modaes analiza cuál es la situación actual del sourcing en moda, un sector que juega en un nuevo tablero con cambios geográficos, de medios de transporte y aduaneros.

 

 

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Sourcing, el nuevo tablero mundial

 

 

Hubo un tiempo, tras el estallido de la pandemia, en el que la palabra resiliencia aparecía en el título de cualquier charla empresarial (o no empresarial) que se preciara. Fue tanto su éxito que se coló incluso en el nombre del ambicioso plan de “transformación y resiliencia” puesto en marcha por la Unión Europea para salir del pozo económico que dejó el coronavirus. En la supply chain de la industria global de la moda, la capacidad para recuperar su estado inicial cuando ha cesado la perturbación a la que había estado sometido ya estaba encima de la mesa desde tiempo antes y continúa tiempo después. ¿Por qué? Son tantas las perturbaciones a las que está sometida la cadena de suministro de la moda que la industria ha tomado más consciencia que nunca de su vulnerabilidad.

 

Diversificación de países y proveedores, flexibilidad y friendshoring son hoy tres de los mantras de las nuevas políticas de supply chain de los gigantes internacionales de la moda, que tienen en la seguridad, la trazabilidad y el sostenimiento de los márgenes sus objetivos clave. En contra de esta transformación, algunas realidades obstinadas: la dependencia de China y sus satélites continúa siendo inevitable y las alternativas locales o cercanas son imperfectas y todavía insuficientes para abastecerse en volumen.

 

Además, el desarrollo tecnológico para la automatización de la producción, que unos años atrás parecía que iba a convertirse en una realidad en el medio plazo, es una idea reducida a anécdota. Esto condena al sector de la moda a continuar apostando por un modelo industrial con siglos de historia: personas (mayoritariamente mujeres) cosiendo con una máquina, en un proceso muy intensivo en mano de obra y por ello altamente sensible a la evolución de los salarios.

 

 

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Estados Unidos es sólo un mercado extracomunitario donde algunas empresas europeas de moda (y un puñado de grupos españoles) tienen una presencia relevante, aunque sí está en la lista de mercados estratégicos de grupos tan importantes como Inditex, H&M, Primark o Mango, además de los gigantes europeos del lujo. Pese a ello, la llegada de Donald Trump a la Casa Blanca y la imposición de altos aranceles a las importaciones de productos fabricados en China supone un nuevo elemento de disrupción para el supply chain de la moda.

 

 

América: crecimiento y caída de la producción

de moda al calor del gigante del consumo

 

 

Operen o no en Estados Unidos, las empresas del sector no sólo deben ser resilientes ante catástrofes naturales, crisis en el transporte de mercancías o conflictos bélicos o sociales que pueden afectar a países clave en la supply chain. En el mundo tras el Liberation Day de Donald Trump, el aprovisionamiento debe atender como nunca antes al rol que el comercio puede jugar en la geopolítica de un orden mundial que todavía está configurándose.

 

Según un experto en sourcing del sector, que ha pasado por grandes empresas como Inditex, el cambio más grande no se ha dado en el aprovisionamiento como tal, sino en la forma de comprar, ya que el giro en el tablero ha generado que cambien los tiempos y el precio. “Con tantas variables sobre la mesa, añadir otro desestabilizante sería un caos”, explica. El cierre del canal de Suez, el estallido de la pandemia, nuevas guerras, levantamientos civiles en mercados clave del aprovisionamiento y, ahora, aranceles, son sólo algunos de los retos que ha afrontado el sourcing de moda en los últimos años, “una lista interminable de shocks, entre los cuales no te vas a poner a hacer gaseosa”, añade.

 

 

 

 

Con ello, el experto explica el gran peso que tiene aún China en los mapas de aprovisionamiento de la moda, que se alza aún como el líder indiscutible de la producción de moda. Según datos de la Organización Mundial de Comercio (OMC), el gigante asiático se posiciona con la medalla de oro en las exportaciones tanto textiles como de confección, con un 43,5% y 29,6% del total de la cuota mundial, respectivamente.

 

“China ha jugado muy bien sus cartas desde que entró en el juego del comercio mundial, y por eso está donde está hoy, y no podemos pretender que, después de habernos desarrollado en Occidente, pedirle que no haga lo mismo”, añade por su parte José Sevilla, director de crecimiento en la empresa logística Sevica.

 

Frente a la incapacidad de sustituir a China como el gran origen de la producción en moda, por lo tanto, las sacudidas a la supply chain se han dado principalmente en dos ejes: tiempo y precio. “Ahora la estrategia es diferente, igual que hace 25 años los consumidores acudían a los hipermercados a hacer sus compras semanales, e incluso mensuales, porque sabían que comprar así era más barato, ahora prefieren comprar en las tiendas de barrio”, relata el experto en sourcing. Este cambio en el comportamiento se ha dado pese a que el precio sea más caro en cercanía, pero sabiendo que, a la larga, el desperdicio será menor, y las decisiones de compra, más eficientes.

 

“En moda ha pasado lo mismo, ¿cómo vas a comprar hoy abrigos a seis meses vista, si puede ser que no llegue el frío hasta la temporada de rebajas?”, relata. Así, a expensas de poder pagar un mayor precio, las empresas optan por comprar a corto plazo, más tarde, e “ir sobre seguro”. Según los datos del informe Global Fashion Drivers, hasta un 44% de las grandes empresas de la industria han ido adaptando sus tiempos de compra desde la pandemia para asegurarse el suministro, mientras que otro 17% ha cambiado el método de transporte de parte de sus mercancías por la misma razón.

 

En línea con la cautela mencionada, Daniel Ervér, consejero delegado de H&M, aseguró a mediados de junio que “ahora no es el momento de realizar grandes cambios estratégicos, sino más bien de ser precisos a nivel de pedidos”. Esto, sin embargo, ha acabado por afectar también en un incremento del precio, pero que se ha trasladado principalmente hacia los proveedores.

 

Una tendencia por parte de las empresas internacionales del sector es reducir el número de proveedores con los que trabajan. En el caso de Inditex, por ejemplo, a pesar del aumento de la producción el grupo pasó de trabajar con 6.710 fábricas en 2023 a hacerlo con 6.615 en 2024.

 

Este proceso no implica, sino más bien al contrario, menos críticas a las marcas desde la cadena de suministro. Para Sevilla, el sourcing de moda es hoy en día más tenso, ya que la presión por aprovisionarse más rápido (lo que obliga a acelerar el trabajo de los proveedores) ha aumentado a niveles feroces; más infiel, con la pérdida de compromiso de las marcas con sus proveedores, y descuidado, ya que el sector ha dejado de tratar a esos mismos proveedores como partners. “El compromiso es cada vez menor -coincide el experto en logística-; antes empresas y proveedores podían discutir y negociar, ahora va de acatar”.

 

 

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Desde un punto de vista nacional, los resultados de la última edición del Barómetro de Empresas de Moda en España, publicado en octubre de este año, apuntan a que hasta un 60% de las empresas españolas del sector han tomado “decisiones relevantes” en relación con el aprovisionamiento en el último año. El principal foco de estas decisiones ha sido la de reducir el número de proveedores, mientras que el incremento del nearshoring se sitúa en segunda posición.

 

La prioridad del aprovisionamiento en cercanía, sin embargo, cae en hasta once puntos respecto a la edición del año anterior, en beneficio de la renegociación de las condiciones con sus proveedores, que sube tres puntos hasta concentrar un 23% de las respuestas. “La moda ha querido relocalizar su cadena por seguridad y sostenibilidad, pero sin estar dispuestas a asumir que no podrá mantener los costes”, añade Sevilla.

 

 

¿Qué han hecho los gigantes de la moda?

La decisión de Estados Unidos de aplicar aranceles a la moda es sólo la última gota que cae sobre el complicado tablero del sourcing mundial de moda. “Como resultado de la amplia presencia geográfica, directa o indirecta, el grupo (Inditex) está expuesto a múltiples legislaciones en los países donde desarrolla su actividad: normativa fiscal, aduanera, laboral, de comercio y consumo, de propiedad industrial e intelectual, de protección de datos y privacidad”, explicaba el gigante gallego de la gran distribución en su última memoria anual.

 

 

Tiempo, reacción y mayor coste,

el cóctel de la producción en cercanía para la moda

 

 

Incluso para Inditex, que se caracteriza precisamente por ser uno de los principales operadores que ha apostado por la producción en cercanía, Asia aún se consolida como el gran hub de aprovisionamiento. A cierre de 2024, Inditex contaba con una red de 6.615 fábricas que incluyen todas las fases de la cadena de suministro, ubicadas en cincuenta países y que emplean a más de tres millones de personas. Del total, un 58% están ubicadas en Asia.

 

A pesar de esta clara dependencia en su aprovisionamiento, la empresa gallega se mantiene como uno de los pocos operadores que no ha hecho referencia a un cambio de su estrategia de sourcing desde la escalada arancelaria. En abril, de hecho, Óscar García Maceiras, consejero delegado del grupo, aseguró que Inditex está “preparada para cualquier eventual contingencia”, y que “está acostumbrada” a regímenes arancelarios “muy distintos y cambiantes” y que tiene capacidad para adaptarse a las “nuevas circunstancias”.

 

 

 

 

“¿Cómo vas a tomar decisiones en este ambiente?”, se pregunta un experto en sourcing; por eso por ahora gran parte de las empresas no están haciendo nada, actuando en el corto plazo, porque cuando todo es tan inestable, la mejor decisión empresarial es mantenerse, apostar por la estabilidad”. La incertidumbre que rodea las decisiones de Donald Trump, además, refuerzan esta estrategia. “En una semana hemos pasado de una escalada arancelaria entre China y Estados Unidos a tener una imagen de Donald Trump y Xi Jinping dándose la mano, lo que hoy es sí, mañana es no, y viceversa”, reitera.

 

Pese a ello, las empresas de moda sí que han apostado en los últimos años por diversificar, al menos parte, de su cadena de suministro. Según los datos de Global Fashion Drivers, informe impulsado por Modaes y Kpmg y que analiza las decisiones de los principales grupos internacionales de moda, un 33% de las mayores empresas de la industria de la moda ha reorganizado su aprovisionamiento cambiando sus polos de producción.

 

La apuesta es especialmente intensiva en el nearshoring, o la producción de proximidad, que aporta más flexibilidad y capacidad de reacción. Los datos del informe apuntan, de hecho, a que hasta un 16% de las principales empresas del sector ha incrementado su apuesta por la cercanía. “Como marca de moda global con presencia en más de 75 mercados, seguimos invirtiendo en nuestra estrategia de abastecimiento diversificado”, reitera el gigante sueco de la gran distribución H&M, en declaraciones a Modaes. Según datos de la compañía, el grupo opera con más de 1.100 fábricas en todo el mundo, distribuidas entre Asia, Europa y Norteamérica.

 

 

puerto mercancia china 1200

 

 

“Las compras con plazos de entrega cortos han mejorado, pero los estamos reduciendo aún más y respondiendo aún más rápido a las próximas tendencias y a la demanda de los clientes”, explican desde el gigante sueco. Gran parte de la producción de H&M, sin embargo, sigue concentrada en Asia, con China y Bangladesh como principales proveedores, aunque la empresa asegura estar “desarrollando aún más nuestras capacidades de abastecimiento en regiones como América y el norte de África para complementar nuestros centros de producción establecidos en Asia, Bangladesh y Turquía”.

 

Según los últimos datos publicados por H&M, de hecho, el gigante trabajaba a cierre de 2024 con una red de 5.750 fábricas, de las cuales, un 82,5% están distribuidas en países asiáticos como Bangladesh, China, India o Vietnam. Únicamente en el gigante asiático, el grupo trabaja de la mano de 3.114 fábricas, un 54,1% del total.

 

 

Lejanía: la fórmula tradicional y

(casi) invencible de la producción de moda

 

 

Algo diferente sí que ha sido la estrategia del gigante estadounidense Gap, cuyo negocio está mucho más expuesto a los aranceles estadounidenses a las importaciones chinas, ya que su mercado local es también el principal del negocio del grupo. Frente a la dependencia de otros operadores, Gap concentraba a mediados de marzo de este año sólo un 7,2% de su producción en China, con una red de 36 fábricas en el país.

 

El reducido peso de China se compensa con otros países asiáticos, que también afrontan algunas de las tasas arancelarias más elevadas. Vietnam es el principal proveedor del grupo, con un 27% de su producción total, seguido de Indonesia, con otro 19%.

 

El objetivo del gigante estadounidense pasa por seguir impulsando otros hubs alternativos a Asia en los próximos años, con el foco puesto ahora en Latinoamérica, y conseguir que la participación de China en el abastecimiento se reduzca a menos del 3% tras el cierre del ejercicio fiscal 2025, y que ningún país concentre más de un 25% de su producción.

 

Tras años de incertidumbre y haciendo frente a shocks continuos, el sourcing ha recuperado su papel centran en la industria de la moda, una posición de la que fue desplazado por el diseño, primero, y la tienda, después.

 

Con China como fábrica del mundo (directamente o con sus tentáculos empresariales en otros países), paree complicado romper el status quo del sorucing. Pero, si las producciones ya se acortan y se acercan para reducir el sobrante, ¿qué pasará si el consumo mundial sigue cayendo? ¿Funcionará el aprovisionamiento con menos volumen? ¿Funcionará el equilibrio cuando la sostenibilidad se mida por ley? Seguramente habrá que esperar a que pase la marejada de los aranceles de Trump para ver el nuevo tablero del sourcing en la industria de la moda.