El ‘made in America’ planta cara al arancel: qué han hecho las empresas estadounidenses
Diversifican sus cadenas de suministro, tiran del stock y suben precios. Son las estrategias que han seguido los gigantes de la industria de la moda para evitar impactos millonarios a raíz de la guerra comercial con China.
La industria internacional de la moda se mueve al ritmo de las tendencias del consumidor y, también, del sourcing. En los últimos seis años, el mapa internacional del aprovisionamiento ha entrado en crisis, con disrupciones como la pandemia, la crisis del Mar Rojo o la revolución arancelaria provocada por el presidente de Estados Unidos, Donald Trump. En este nuevo Insight, patrocinado por Sevica, Modaes analiza cuál es la situación actual del sourcing en moda, un sector que juega en un nuevo tablero con cambios geográficos, de medios de transporte y aduaneros.
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Sourcing, el nuevo tablero mundial
La nueva política arancelaria de Estados Unidos tiene apenas seis meses, pero ya ha dado varias vueltas y ya ha tenido un fuerte impacto en las cuentas y las estrategias de aprovisionamiento de gigantes de la moda como Nike, Gap o Levi Strauss, que buscan aliviar el impacto de los aranceles sobre su negocio. La opción mayoritaria: diversificar su cadena de suministro. Otras suben precios. Todas apuntan hacia una afectación profunda en sus cuentas de resultados.
China, la gran fábrica textil del mundo, empieza a perder peso en la cadena de suministro del sector en Estados Unidos, con las grandes empresas del país retirándose como principales compradores. En lo que va de año, Estados Unidos ha dejado de producir en China hasta un 20% en comparación con el año pasado. Esto supone 11.208 millones de dólares menos para el gigante asiático.
Las empresas estadounidenses miran hacia Vietnam como la principal alternativa a China para su aprovisionamiento
Paradójicamente, la imposición de aranceles por parte del presidente estadounidense, Donald Trump, a casi todo el mundo no ha frenado las importaciones de bienes realizadas por el país norteamericano. En los últimos doce meses, Estados Unidos ha importado un 6% más de productos a todo el mundo.
Si las compras procedentes de China caen, pero las importaciones totales aumentan, ¿quién está aprovechando la situación? En síntesis, todos los otros grandes proveedores mundiales de moda: en particular Vietnam, país del que Estados Unidos ha importado moda por valor de 10.407 millones de dólares hasta julio de este año, un 18% más que en el mismo periodo de 2024.
Las empresas estadounidenses también han elevado sus pedidos a los proveedores de India, desde donde las importaciones han crecido un 11% interanual de enero a julio. En su caso, la cifra ya se aleja más de la anotada por China y Vietnam, con ventas de moda a Estados Unidos por valor de 6.218 millones de dólares.
A pesar de que los demás países proveedores de moda hacia Estados Unidos todavía se alejan de las importaciones anotadas por China, sus cuotas han crecido hasta julio. Las ventas de Bangladesh al país estadounidense se han incrementado un 21%, las de Indonesia un 16%, las de Camboya un 23% y las de México, un 1%.
Historia del comercio internacional textil:
el camino de los aranceles en la moda
Los grandes jugadores del tablero estadounidense de la moda han cifrado el impacto de los aranceles en su negocio y algunas compañías han pasado a la acción. El más insistente ha sido Nike, que ha avisado persistentemente del impacto que espera soportar: la empresa sostiene que el impacto de los aranceles sobre su negocio en el presente ejercicio será de 1.500 millones de dólares.
Nike anunció este año que pretendía reducir su exposición a China en términos de aprovisionamiento, pasando del 16% actual a una cifra de un solo dígito. Además, la compañía apuntó que aumentaría ligeramente sus precios en Estados Unidos a partir de esta temporada de otoño.
Steve Madden ha endurecido su estrategia para sortear la crisis arancelaria. La compañía anunció en febrero una subida de precios prevista también para parte del catálogo de otoño-invierno y una relocalización de parte de su cadena de valor. La también estadounidense Kontoor optó por fijar su producción en México, con la mirada puesta en una posible compensación del impacto en 2026.
Crocs, especializada en calzado de goma producido principalmente en Asia, ha ido reajustando sus previsiones a lo largo del ejercicio fiscal 2025, marcado por los números rojos del primer semestre, que la compañía atribuye precisamente a la guerra arancelaria. La aplicación de aranceles le ha supuesto un impacto negativo de 170 puntos básicos en su margen operativo ajustado en su ejercicio actual. Culminado su ejercicio de 2024, la compañía ya anticipó una ralentización de su crecimiento para este año. Según las últimas informaciones, Crocs pretende importar este año un 15% de sus productos desde China.
Nike ha anunciado que quiere reducir su exposición a China, que actualmente supone el 16% de su aprovisionamiento
Gap, por su parte, apuntó a finales de agosto a un impacto de 150 millones de dólares en su negocio a raíz de la política arancelaria de Estados Unidos. La compañía puso sobre la mesa posibles medidas de contención y aseguró que mantendría en marcha su estrategia de reposicionamiento en Old Navy, Banana Republic y Gap.
Ralph Lauren ha implementado una estrategia de diversificación de su cadena de suministro, según la cual el grupo norteamericano reducirá a menos del 20% la concentración de su aprovisionamiento de cualquier país, incluido China. Paralelamente, Abercrombie&Fitch elevó las estimaciones previstas del coste de los aranceles en un 7% para su ejercicio completo, y prevé destinar 90 millones de dólares para mitigar el impacto.
En su último ejercicio fiscal, finalizado en marzo, el gigante del lujo estadounidense Capri, propietario de Michael Kors y Jimmy Choo, atribuyó el aumento del 1% de su inventario a la guerra comercial. El grupo de grandes almacenes Macy’s redujo a finales de mayo su facturación esperada para este año, con un impacto previsto en sus ganancias de entre 13,7 millones de dólares y 27,15 millones de dólares.
¿Cómo se mueve la moda en Europa?
El ‘fast fashion’ viaja en barco y el lujo en avión
Las compañías se han movilizado más allá de Estados Unidos. H&M, por ejemplo, fue una de las que anunció una nueva estrategia de aprovisionamiento ante el auge arancelario. A finales de marzo apuntó hacia una cierta relocalización de su sourcing hacia mercados con un menor impacto de los aranceles y un aumento de sus precios.
Desde Alemania, Puma también preveía un golpe. En su última presentación de resultados la compañía había reducido a un 10% sus artículos exportados a Estados Unidos directamente desde China, cifra que prevé seguir reduciendo. Han ido ganando peso sus otros hubs como Vietnam o Camboya, y la empresa no ha descartado aumentar sus precios.
El lujo también se ha visto afectado. Una de las primeras compañías en reaccionar a los aranceles fue Hermès que, a mediados de abril, anunció subidas de precios en sus artículos, que aplicó a partir de mayo. Un incremento pensado para las ventas de la compañía en Estados Unidos, precisamente para compensar el coste extra de entrar la mercancía al país.
Kering descartó mover parte de su cadena de suministro a Estados Unidos. El sector del lujo depende a menudo del know how de pequeños hubs textiles y artesanos, con lo que relocalizar se complica. Kering insistía en la importancia de mantener su herencia francesa e italiana en la producción de sus productos. Por su parte, LVMH sí que se planteó trasladar parte de su producción a Estados Unidos donde, de hecho, ya opera hasta tres plantas.
Así, con mayor o menor insistencia, todas las compañías han incidido en la perjudicial guerra arancelaria que, tras meses sin treguas, empieza a rebajarse. Este octubre, el presidente de China, Xi Jinping, y el de Estados Unidos, Donald Trump, se reunieron personalmente tras seis años evitando hacerlo cara a cara para cerrar un acuerdo de rebaja en los aranceles relacionados en este caso con el fentanilo.