Armani dibuja su sucesión con una transición gradual y Dell’Orco como figura clave
El grupo Armani afronta el reto de la sucesión con una transición orgánica hacia Dell’Orco, hasta ahora responsable del diseño de la línea masculina y su círculo más cercano, mientras encaja la caída global de la demanda del lujo.
Giorgio Armani se enfrenta al capítulo más delicado de su medio siglo en la industria de la moda: el de la sucesión. A sus 91 años, el diseñador italiano ha reconocido que su plan de futuro pasa por un traspaso gradual de responsabilidades hacia su círculo más cercano. No habrá un “momento de ruptura”, según insistió en una reciente entrevista con el diario Financial Times, sino un relevo paulatino que preserve la identidad de una compañía que, en 2024, generó 2.300 millones de euros y que sigue siendo independiente, con el fundador como accionista único.
La declaración se produce en un contexto inédito. Por primera vez desde que creó la firma en 1975, Armani no salió a saludar al final de sus desfiles de junio en Milán y de julio en París. Una breve hospitalización le obligó a dirigir en remoto los fittings y la secuencia de sus colecciones, manteniendo el control a través de videollamadas. En su lugar, fue Pantaleo (Leo) Dell’Orco, responsable de la línea masculina y mano derecha del creador, quien salió a saludar al público, escenificando un papel cada vez más visible en el día a día del grupo.
“Mis planes de sucesión consisten en una transición gradual de las responsabilidades que siempre he asumido hacia Leo Dell’Orco, los miembros de mi familia y el equipo de trabajo”, declaró Armani a Financial Times. El diseñador recalcó que su voluntad es que la sucesión sea orgánica, sin giros abruptos que comprometan la continuidad creativa y empresarial.
Armani mantiene hoy un modelo de gobernanza excepcional en el sector, dominado por los grandes conglomerados. Es director creativo, consejero delegado y propietario único de la compañía. Frente a la concentración de poder en los grandes hóldings como LVMH o Kering, el grupo Armani ha preservado su independencia, un rasgo representa parte esencial de su valor.
Armani hace frente a una transición sin ruptura
Más allá de las declaraciones actuales, la sucesión de Armani no es improvisada. Reuters reveló en 2023 que los estatutos de la empresa recogen desde 2016 un protocolo para garantizar la continuidad, que incluye la creación de la Fundación Giorgio Armani. La estructura contempla un reparto accionarial entre familiares y colaboradores, con la fundación como garante de los valores de la marca, la protección del empleo y la posibilidad de explorar una salida a bolsa solo pasados cinco años del fallecimiento del fundador.
En paralelo, Armani confesó en 2024 al diario italiano Corriere della Sera que planeaba retirarse en dos o tres años, un horizonte temporal que sitúa la sucesión como un asunto inminente.
En ese escenario, Dell’Orco emerge como el heredero natural en el plano creativo. Vinculado al diseñador desde hace décadas, ha asumido un papel creciente en los desfiles y se perfila como garante de la estética Armani, que es reconocida por trajes desestructurados, elegancia sobria y estilo atemporal. La visibilidad pública de Dell’Orco en los últimos meses se interpreta como un ensayo general de lo que vendrá en el futuro.
Junto a él, la familia, compuesta por sobrinas, sobrinos y colaboradores de largo recorrido, forma parte del círculo llamado a sostener el legado. El propio Armani insiste en que no se trata de una sucesión individual, sino coral.
Leo Dell’Orco será una pieza clave en la nueva etapa de la compañía
La pregunta es si una compañía de la envergadura de Armani puede mantener ese modelo sin el timón de su fundador. Chanel o Dior son ejemplos del sector que sobrevivieron al alcance de sus creadores. Sin embargo, el caso Armani se diferencia por la amplitud de su oferta, desde alta costura hasta perfumes, pasando por hoteles, restauración y decoración.
En septiembre, durante la Semana de la Moda de Milán, Armani celebrará su 50 aniversario con una exposición en la Pinacoteca di Brera, la primera que el museo dedica a la moda. El gesto tiene la fuerza de un testamento en vida, un repaso a medio siglo de creación.
Los últimos resultados del grupo mostraron, no obstante, cierto deterioro como respuesta al contexto macroeconómico.
La compañía italiana redujo un 5% su facturación en 2024, hasta 2.300 millones de euros, golpeada por la desaceleración general del lujo. Europa continuó como primer mercado, con el 49% de las ventas, seguida de América con un 22% y Asia-Pacífico con un 19%, afectada por la ralentización de la actividad en China.