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Un paseo por la nueva sede de Desigual

Custodio Pareja

14 jun 2013 - 04:52

 

Más de 24.000 metros cuadrados, seis plantas, capacidad para 1.500 personas y el mar Mediterráneo de telón de fondo. Desigual ha dado un paso más en su aventura empresarial y ha estrenado su nueva sede, a los pies del hotel Vela (W), tras realizar una inversión de 50 millones de euros. Un millar de empleados y la fijación de nuevos retos para los próximos años son el motor del recién estrenado cuartel general de Desigual en Barcelona.

 

En la playa de la Barceloneta se puede ver un edificio que hace rebotar los rayos del sol. Tras sus ventanas, que son de color turquesa, se esconden las nuevas oficinas de Desigual, que alberga los departamentos de diseño, producto, márketing, recursos humanos, retail, aprovisionamiento y taller de confección.

 

Al entrar, el visitante accede al hall de la nueva sede de Desigual. Lámparas redondas de madera, varios mostradores, una cafetería en el centro y sofás. Lo que más llama la atención al visitante son los maniquíes que decoran la entrada. “Son las prendas más vendidas de la semana en la red de tiendas de Desigual”, explican desde la compañía.

 

Para seguir con el espíritu alegre y singular de Desigual, la compañía también ha instalado en su entrada un happymetro, que se compone de una pantalla y dos botones, uno de color rojo y uno de color verde. “Cuando los empleados entran, aprietan el botón verde, si es un buen día, o el botón rojo, si es malo”, explican desde Desigual. Desde principios de junio, el nuevo Home Office de Desigual está operando con la plantilla al completo.

 

Siguiendo el recorrido por la planta de entrada el camino se divide en dos. A la derecha, Desigual ha instalado unas taquillas para visitantes, mientras que a la izquierda se pueden encontrar ascensores y una cantina. Antes de subir a la terraza, el visitante se dirige al restaurante, donde los empleados y directivos de Desigual pueden comer por casi cinco euros (el resto lo subvenciona la empresa), reunirse o simplemente tomar un café.

 

El ascensor lleva al visitante hasta la terraza. “Desde aquí miramos a Ibiza, la isla que vio nacer el fenómeno Desigual”, explicaban ayer a los periodistas los responsables de la compañía, durante la puesta de largo de la nueva sede. La azotea cuenta con una longitud de 186 metros, y desde ella se puede divisar toda la costa de Barcelona y gran parte de la ciudad. Sofás, más madera, lámparas y un toque árabe decoran toda la terraza, donde también se puede subir a comer, hacer reuniones o “simplemente desconectar”.

 

Después de ver la última planta, el visitante puede comenzar a descender por todos los espacios de la nueva sede de Desigual. La primera parada se realiza en el departamento de diseño, que alberga en un ala el área de márketing y al otro extremo el área de producto. “No se pueden realizar fotos”, exclaman desde Desigual. En este espacio se cuecen los nuevos diseños de la compañía, los que ya están en tiendas, los que llegarán en breve y los que están por venir.

 

Una pasarela improvisada en un espacio de descanso entre ambos departamentos sirve a los diseñadores para comprobar como sienta la prenda que han diseñado (tras pasar por confección) en movimiento. Dos modelos se prueban vestidos en un probador mientras un grupo de diseñadores observa cómo se mueven las telas y cuál es su caída.

 

 

Treinta diseñadores se sientan próximos a las ventanas, para tener luz natural y poder así analizar telas y estampados. Justo a su lado, tras una fila de iMacs (ordenadores del gigante tecnológico estadounidense Apple), se encuentran los compradores, las manos derechas de los creadores. Ellos serán los que se encarguen de los números, mientras los diseñadores pondrán el alma a las nuevas prendas de Desigual.

 

“En ningún departamento los empleados tienen un sitio fijo”, explica Manuel Jadraque, director general de Desigual.  El empleado decide dónde sentarse en función de su tarea y de las personas con las que interactúa. La organización de los departamentos se divide por retos, grupo de empleados que trabaja por un objetivo, y barrios, que es el espacio de referencia donde trabajará un asalariado de Desigual.

 

Antes de continuar con la ruta, el visitante se detiene ante una pantalla de televisión que le llama la atención. Bajo el título Retail All, los trabajadores pueden ver cuáles son las cinco prendas más vendidas de la cadena en todo el mundo. Los datos, actualizados cada diez minutos, muestran la talla más vendida, el país y la recaudación diaria.

 

Continuando con la ruta, el visitante se detiene en áreas como la de retail, algo más sobria que las demás, o el showroom, donde se recibe a los compradores de Cataluña (la empresa tiene repartidos showroom por toda España) e internacionales de Desigual. Más adelante, el visitante mira a los lados y ve que hay pequeñas salas bautizadas con nombres como Kisstour, donde se prepararán las acciones más polémicas de la compañía, Happy, o Good News, donde previsiblemente se dan buenas noticias a los empleados.

 

Al final de un pasillo se oyen máquinas de coser. El visitante llega a al área de corte y confección. En el taller, donde trabaja la empleada que más tiempo lleva en Desigual (casi treinta años), se realizan los prototipos y se prueban las telas. También hay un apartado destinado a los experimentos que se realizan con pintura y técnicas de coloración para las prendas, uno de los sellos más característicos de Desigual.

 

El turista finaliza su visita, pero se da cuenta de que hay dos plantas por las que no ha pasado. “Por el momento trabajamos 820 personas en la sede, y el edificio tiene capacidad para 1.500 personas –explican desde Desigual-; es por eso que hay dos plantas que continúan cerradas y se prevé que a largo plazo se tengan que ocupar por el crecimiento que experimentará la empresa durante los próximos años”.

 

Retos como el mercado africano, continuar aumentando sus ventas año tras año (este último vendieron 25 millones de prendas) y llegar a crecer un 20% durante los próximos ejercicios son los objetivos marcados por Desigual.  La compañía comenzará también en breve las obras para la construcción de su nueva plataforma logística en Viladecans (Barcelona).

 

Otros desafíos como la puesta en marcha de cien nuevas tiendas en 2013 o la implantación de su tienda online en nuevos mercados como Brasil, Rusia, India, China o Sudáfrica este verano prometen un nuevo episodio en la historia de Desigual con mucha actividad.