Cómo Shein integra el ‘deadstock’ en su aprovisionamiento global con el software de Aloqia
La alianza ha facilitado el uso sistemático de tejidos ya fabricados apoyado en datos verificables sobre ahorro de agua, emisiones y productos químicos.
El exceso de producción permanece como uno de los grandes lastres de la moda. Según estimaciones de la Organización de Naciones Unidas y de Global Fashion Agenda, cada año se generan 92 millones de toneladas de residuos textiles que, en muchos casos, proceden de materiales que nunca llegan a incorporarse a una prenda. Este excedente industrial ha dado pie a un mercado al alza de soluciones que buscan recuperar valor económico y ambiental de las existencias de tejidos sin utilizar, a menudo denominadas deadstock.
En este contexto, Shein y la start up tecnológica Aloqia han puesto en marcha una colaboración para incorporar más excedentes al aprovisionamiento de tejidos que la compañía adquiere. La clave de esta iniciativa es la digitalización, que permite obtener inventarios de deadstock más visibles, así como la capacidad de incorporarlos directamente al proceso de diseño de Shein.
Aunque la colaboración se inició en 2022, el paso decisivo para la misma llegó en 2024, cuando la plataforma SaaS se integró en el sistema de aprovisionamiento de Shein. Desde entonces, la plataforma ofrece a los diseñadores la opción de consultar en tiempo real los materiales excedentes disponibles, las cantidades y sus especificaciones. El software funciona de forma similar a un catálogo en vivo de tejidos existentes que, de otro modo, permanecerían almacenados o terminarían desechados. Esto significa que Shein puede identificar de manera más eficiente los tejidos que cumplen con sus estrictos criterios de aprovisionamiento, adquirir recursos del deadstock y medir el ahorro en el impacto ambiental que supone el uso de estos materiales en lugar de textiles de nueva producción.
Gracias a la colaboración con Aloqia y a la digitalización de estos procesos, el retailer global recuperó más de 48.000 metros de tejidos en 2024, de los cuales más de 28.000 corresponden a deadstock de alta calidad, un 40% más que el año anterior. Parte de estos materiales se incorporaron a líneas como EvoluShein x Anitta o Shein x Rescued.
Mustan Lalani, director global de sostenibilidad de SHEIN, afirma que “la plataforma de Aloqia nos permite identificar y abastecernos de excedentes que antes quedaban fuera del radar. Es un paso más para integrar soluciones circulares en un modelo de producción ágil y basado en datos”.

La tecnología proporcionada por la compañía estadounidense añade la medición de impacto, que se erige como una de las piedras angulares de la colaboración. Sus algoritmos comparan el uso de un tejido recuperado con la producción de un material nuevo y calculan el ahorro de agua, de emisiones y de químicos. La metodología ha sido desarrollada por Aloqia con el apoyo de científicos de datos del MIT Solve.
El impacto
Los datos de 2024 de Aloqia arrojan una idea clara sobre el alcance de esta colaboración. Según Aloqia, gracias al uso de deadstock, Shein evitó el consumo aproximado de 202.083 metros cúbicos de agua, 4.447 kilos de productos químicos y más de 42 toneladas de dióxido de carbono en comparación con la producción tradicional de ese mismo año. Desde el inicio de esta colaboración, Shein ha rescatado más de 48 000 metros de tejidos (a finales de 2024).
Stephanie Benedetto (Aloqia): “Convertimos el exceso de inventario en un activo medioambiental medible en una red global, y damos a las marcas los datos para demostrarlo.”
El uso de deadstock, por otra parte, tiene un efecto directo en los costes, ya que contribuye a reducir la dependencia de Shein de la materia prima virgen. Para Shein , que opera con lotes iniciales de dimensiones muy reducidas (entre 100 y 200 unidades) antes de producir más si un modelo se vende bien, disponer de materiales ya fabricados encaja de forma natural en un modelo basado en la rapidez de respuesta y el control de riesgo de inventario.

Sin embargo, según Stephanie Benedetto, CEO de Aloqia, el mayor salto es cultural. Los equipos de diseño empiezan a trabajar “a partir de lo que ya existe” y no a pesar de ello. La compañía sostiene que esta lógica productiva abre puertas a la creatividad y acelera los calendarios de desarrollo al prescindir de tiempos asociados a la fabricación de materiales nuevos: “El exceso de inventario se convierte en una oportunidad para replantear el aprovisionamiento, el diseño y la gestión del riesgo”, apunta.