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Giorgio Armani: el creador de un imperio

Iria P. Gestal

23 jun 2015 - 04:50

Pequeñas o grandes innovaciones que han cambiado el devenir de la industria de la moda. Desde transformar una sencilla pieza de caucho en un marca a crear un complejo sistema logístico y de aprovisionamiento con la tienda en el centro. A lo largo de la historia, una serie de visionarios han impactado en la moda cambiando las reglas del juego: son los alquimistas de la moda. Los grandes almacenes, la moda rápida, el bajo coste o la lycra no existirían sin el genio de nombres como Aristide Boucicaut, Amancio Ortega, Arthur Ryan o Joseph Shivers. En esta tercera edición del Quién es Quién de Empresas de Moda en España, patrocinado por Aguirre Newman, Modaes.es realiza una selección de veinte de los empresarios y ejecutivos que más influencia han tenido en la industria de la moda internacional a lo largo de la historia reciente.

 

 

 Giorgio Armani

 

 

 

Giorgio Armani lleva media vida dedicado al negocio de la moda. Creativo y empresario, el diseñador cambió al mismo tiempo la manera de vestir y la forma de gestionar las empresas del sector. Desde una pequeña localidad italiana, construyó un imperio mundial que hoy abarca desde flores a hoteles, revolucionó la manera de comunicar la moda y liberó los cuerpos de hombres y mujeres con elegancia y sencillez.

 

Médico de profesión, Armani comenzó su andadura en el sector trabajando para los prestigiosos grandes almacenes La Rinascente, en Milán, donde adquirió una sensibilidad comercial clave para el éxito que cosecharía décadas después. Tras esta primera experiencia, se incorporó como diseñador al equipo de Nino Cerruti. En 1975, tras nueve años trabajando para Cerruti, decidió crear su propia marca junto a su socio Sergio Galeotti, con una inversión de 10.000 euros.

 

Su traje desestructurado triunfó entre una población masculina cansada de la rigidez del traje chaqueta. Aligeró las prendas masculinas y creó un nuevo concepto de elegancia basado en la sencillez. El éxito fue abrumador: todos los hombres querían vestir de Armani.

 

Su línea femenina, que llegaría pocos años después, siguió el mismo camino. Armani liberó a la mujer con trajes sobrios y masculinos, que la igualaban a los hombres. Su estilo, radicalmente opuesto al del otro rey de la moda italiana por aquel tiempo, Gianni Versace, fue un soplo de aire fresco en un mundo de la moda dominado por la mujer hipersexualizada.

 

La empresa se encontraba en pleno crecimiento cuando, en 1984, Sergio Galeotti murió de sida. Armani, que hasta entonces se ocupaba del área creativa, se vio obligado a tomar las riendas del negocio. En una época en la que la publicidad eran sólo los anuncios, ideó una nueva manera de comunicar, vistiendo a las estrellas de Hollywood con sus prendas.

 

De las alfombras rojas dio el salto a la gran pantalla, y, de ahí, al estrellato. Armani hizo uso del product placement casi antes de que se inventara el término. En 1980, Richard Gere protagonizó American Gigoló vestido de Armani. En una escena se dejaba ver incluso la etiqueta que identificaba la enseña italiana, que aparecía también en los títulos de crédito. Siete años más tarde, Armani volvió a aparecer en los créditos de Los intocables de Eliot Ness, protagonizada por Kevin Costner.

 

De la mano del celuloide, Armani se convirtió en una marca aspiracional, símbolo de éxito y elegancia. Pero el italiano dio un paso más, extendiendo la marca más allá de las prendas. Creó un mundo Armani que abarca líneas de hogar, dulces o flores. Un universo que incluye también coches y hoteles y que conforma una experiencia de marca identificable e inolvidable. El propio Armani es una marca: excesivamente bronceado, de pelo canoso y sonriente, es tan reconocible como cualquier producto de su firma.

 

En 2005, casi como homenaje personal, Armani creó su línea de Alta Costura, Armani Privé.

 

El año pasado, la facturación del grupo ascendió a 2.190 millones de euros, un 4,5% más que el año anterior, y su resultado bruto creció un 18%, hasta 401 millones de euros.