¿Dónde está el dinero? La confianza lastra el consumo y mina a la moda
Con la inflación contenida y unas previsiones de crecimiento positivas, el optimismo no llega al consumidor, que, frenado por la poca confianza y la incertidumbre, contiene el gasto, incluso habiendo recuperado poder adquisitivo.
La moda no encuentra el dinero que el dulce momento económico debería llevar al sector. Los continuos shocks que han sacudido la sociedad (una pandemia sanitaria mundial, la guerra de Ucrania, la invasión de Gaza o incluso la Dana) han elevado poco a poco la incertidumbre de la sociedad hacia el futuro, lastrando los niveles de confianza y, con ellos, la intención de gasto de los consumidores. Con una economía que crece, una baja exposición al mercado estadounidense y una inflación contenida, el gasto español tampoco se recupera. ¿Por qué un buen ambiente macroeconómico no se traslada al día a día? ¿Qué motiva esta inseguridad en los consumidores? Y, en definitiva, si la capacidad de gasto ha ido aumentando, ¿dónde está el dinero?
Según el último informe de la consultora global Simon-Kucher, la mitad de los españoles optan por una contención voluntaria del gasto, es decir, pese a tener una mayor capacidad para consumir, optan por no hacerlo. Los datos de la consultora apuntan a que un 51% de los consumidores españoles es capaz de comprar, pero prefiere no hacerlo, 2,5 puntos más que hace un año, mientras que aquellos capaces y dispuestos son un 32% de la población, con un incremento de apenas medio punto.
En el último año, de hecho, el Índice de Confianza del Consumidor (ICC), el principal indicador sobr eel ánimo de los consumidores españoles publicado por el Centro de Investigaciones Sociológicas (CIS), ha ido anotando caídas progresivas tanto respecto a la confianza actual como en sus expectativas para el futuro. A cierre de septiembre, el ICC general se situó en 81,5 puntos sobre 200, es decir, por debajo del punto de equilibrio.
Los españoles han recuperado poder adquisitivo, pero la desconfianza congela un incremento paralelo del gasto
La evolución de la confianza del consumidor contrasta con la tasa anual promedio del 3% que ha crecido la economía española desde principios de 2024, en comparación con el 1% medio de la eurozona. Y la bonanza macroeconómica sigue: casi todos los organismos financieros estiman un desarrollo económico excepcional para el país, de hasta un 2,6% en el caso del Banco de España o de un 2,9% del Fondo Monetario Internacional (FMI).
Pese a este panorama económico positivo, el ICC de septiembre es hasta 3,3 puntos inferior a hace un año. La caída se da precisamente por el descenso de la confianza de los españoles en la situación actual, de hasta 2,3 puntos menos que en septiembre del año anterior, hasta situarse en 77,5 puntos sobre 200. La confianza respecto a las expectativas sobre el futuro, por su parte, caen todavía más, 4,3 puntos respecto a septiembre de 2024, con 85,5 puntos, reflejando los altos niveles de incertidumbre que sienten los consumidores respecto al futuro.
El estudio de Simon-Kucher refleja que esta contención del gasto se da principalmente debido a la inestabilidad generada por la incertidumbre geopolítica, con un 43% de los españoles señalándola como su principal razón para no gastar. El ahorro para adquirir bienes más caros, como una vivienda o un coche, ocupa la segunda posición, con un 29% de las respuestas, mientras que su percepción sobre una mayor inflación se sitúa como el tercer driver más importante.
Ni la caída de precios ni el aumento de poder adquisitivo se traducen en la recuperación del peso de la moda en los bolsillos españoles
El alza de los precios estuvo tiempo en el centro de la agenda de la política económica, especialmente tras la espiral inflacionaria que vivió Europa con la invasión de Rusia a Ucrania. Con el paso de los meses, sin embargo, la tendencia general ha sido de estabilización, manteniéndose actualmente por debajo del umbral del 3%. Pese a ello, la percepción de la población sobre el incremento de los precios es todavía elevada: según los datos de la consultora, frente a una inflación real en alimentación, por ejemplo, del 2%, la percepción de los consumidores de la misma es hasta tres veces mayor, lo que lleva inevitablemente a una contención del gasto. En el caso de la moda, la inflación de las prendas de vestir y calzado se situó en septiembre en un 0,8% interanual, muy por debajo del incremento del 3% alcanzado por el Índice de Precios al Consumo (IPC) general.
Ni el incremento en la capacidad de gasto, ni esta contención de la inflación parecen impulsar el consumo de moda en España. Según los datos del Indicador del Comercio de Moda en España recopilados por la Asociación Empresarial del Comercio Textil, Complementos y Piel (Acotex), las ventas de moda en el país acumulan ya una caída hasta septiembre del 1,8% respecto a los nueve primeros meses de hace un año. Sólo en septiembre, de hecho, la cifra anotó un retroceso del 1,7% interanual, la peor evolución en este mes desde la pandemia.
El gasto en moda en España es todavía hoy muy similar al que se llevaba a cabo antes de la pandemia. Según los últimos datos de la Encuesta de Presupuestos Familiares del Instituto Nacional de Estadística (INE), cada residente del país destinó una media de 573 euros a comprar tanto prendas de vestir como calzado en 2024, alrededor de un 4,21% del total. En términos absolutos, la cifra sí que ha alcanzado a los 569,5 euros que se gastaba en España por persona en 2019, proporcionalmente, sin embargo, el peso de la moda en los bolsillos españoles ha ido bajando a causa tanto del abaratamiento de la misma como del incremento del nivel de vida por encima del alza del gasto.
Los ‘drivers’ de la confianza del consumidor son hoy diferentes a los de antes de la pandemia
Si en 2019, la moda copaba un 4,7% del gasto total de los españoles, la cifra se fue reduciendo progresivamente en los años posteriores. En 2020, la cuota de bolsillo cayó hasta el 3,74%, para mantenerse más o menos plana en 2021 y 2022 (3,9%), y subir ligeramente en 2023, aunque aún situándose en un 4% del total.
“Cada vez hay más palancas y más diferentes que mueven la confianza del consumidor, ya sea hacia arriba o hacia abajo”, explica la socia de McKinsey Christina Adams, en relación al último estudio de la consultora sobre el estado del consumidor en 2025. Algunos de estos drivers, explica la experta, son macroeconómicos, otros están relacionados con la inflación, pero cada grupo de consumo, advierte, reacciona diferente. “Esto no significa que los consumidores hoy en día sean irracionales, sino que los antiguos marcos que se utilizaban para descifrar su comportamiento ya no se aplican de la misma manera”, explica el informe de la consultora.
Por ello, destaca la consultora, las compañías aún puedes desarrollar nuevas oportunidades de crecimiento en un panorama tan complejo, una sensación extendida en el ámbito empresarial. Según los datos del Barómetro Veepee-Modaes de Empresas de Moda en España, un 61% de las empresas del sector de la moda prevé tener un mejor rendimiento en 2025 respecto al año anterior.
El foco de las compañías, sin embargo, ha virado hacia una mayor rentabilidad, incluso por delante del crecimiento. El reposicionamiento se alza como una consecuencia directa de esta nueva prioridad de las empresas, con un 44% de las empresas buscando elevar la percepción de su marca. Por último, y pese a la incerteza, la internacionalización se mantiene como una palanca para las empresas: el 51% de las compañías incrementó sus exportaciones en 2024; seis de cada diez prevén continuar con la misma tendencia a cierre de 2025 y otro 53% de los encuestados tiene el objetivo de aterrizar en nuevos mercados.