¿A quién le vende China ahora? Descuentos, tiempos y retrocesos para seducir a Europa
Las ventas de artículos confeccionados de China a la potencia estadounidense han caído un 5,5% entre enero y agosto, hasta situarse en 12.788 millones de dólares, un descenso compensado por el alza de casi el 8% hacia Europa.
“Las empresas chinas han cogido una especie de puente aéreo con Europa y están todo el día aquí”. Así se expresa el director de sourcing de una empresa española de moda, explicando con hechos lo que los datos macro empiezan ya a mostrar. Con el cierre de las puertas estadounidenses a la moda china, China, la fábrica del mundo, ha incrementado sus ventas a Europa, buscando suplir con el mercado comunitario la caída de las exportaciones a Estados Unidos. Los aranceles redibujan el mapa del sourcing global, tanto para el país gobernado por Donald Trump como para el resto del mundo, que vive las consecuencias indirectas de la política comercial estadounidense.
En los últimos meses, según explican diversas fuentes del sector, los grandes confeccionistas chinos se han abierto a bajar precios y ajustar tiempos para ganar pedidos en Europa, llegando incluso a retroceder pedidos asumiendo costes, es decir, aceptar la cancelación de pedidos de empresas europeas sin ninguna penalización.
De manera generalizada, de enero a agosto de este año las exportaciones chinas de artículos confeccionados a Estados Unidos alcanzaron un valor de 12.788 millones de dólares, según los datos publicados por la Administración General Aduanera de la República Popular de China (Gacc). La cifra cae un 5,54% respecto al mismo periodo de hace un año, cuando el comercio mundial aún no se había visto afectado por la llegada de Trump a la Casa Blanca.
El descenso en las ventas chinas de moda confeccionada a Estados Unidos se ha dado de forma generalizada en casi todos los meses del año. Las únicas excepciones son, de hecho, enero y marzo, cuando las exportaciones del gigante asiático con destino la potencia yankee aumentaron en un 27,5% y 25,7%, respectivamente. Esta subida se explica por el aprovisionamiento cautelar que llevaron a cabo muchas empresas estadounidenses tanto en el primer mes del año, cuando Trump tomó oficialmente el poder con promesas ya de sacudir las relaciones entre ambas potencias, como en marzo, el mes previo al Liberation Day.
La mayor caída ha sido precisamente la anotada en agosto, con ventas de prendas confeccionadas por un valor de 1.906 millones de dólares, hasta un 24,7% menos que en el mismo mes de 2024. Similar fue el descenso de febrero, de otro 21,8% y exportaciones por 775,5 millones de dólares, o abril y mayo, de otro 13,11% y 11,25% menos, respectivamente. A falta de los datos de septiembre, la Gacc avisó la semana pasada ya de que sus exportaciones conjuntas habían cerrado el noveno mes del año al alza pese a la caída generalizada de sus ventas a Estados Unidos y gracias, precisamente, a su mayor intensidad comercial con otros territorios.
Con Estados Unidos fuera del mapa, y su principal cliente en entredicho, la moda china ha desviado sus exportaciones hacia el segundo mercado más maduro en términos de consumo: Europa. De la misma forma que las ventas chinas de moda confeccionada caen hacia el gigante estadounidense, el país asiático ha elevado en un 8% sus exportaciones de los mismos artículos hacia el conjunto de los Veintisiete.
Según los mismos datos de la Gacc, las ventas de China a la Unión Europea de enero a agosto se han situado en 10.537 millones de dólares, por encima de los 9.758 millones de dólares de hace un año. “En China, el descenso de las exportaciones a Estados Unidos se ha visto compensado con un alza de las ventas a la zona euro y otros países del sudeste asiático”, confirma el último informe del Fondo Monetario Internacional (FMI), publicado la semana pasada.
El sector acumula así, de los ocho meses con datos disponibles, seis meses en positivo, con caídas únicamente en febrero, de hasta un 34,7%, y agosto, de un ligero 0,73% interanual. La tendencia mayoritaria, sin embargo, ha ido al alza, lo que ha compensado con creces el desplome anotado a principios de año.
Las ventas del gigante asiático a los Veintisiete comenzaron el año ya al alza, con una subida del 16,2% en enero, o 1.256 millones de dólares, seguido de otra del 16,9% en marzo, hasta situarse en 721,7 millones de dólares. Los mayores incrementos los anotaron las exportaciones en abril y mayo, de un 27% y 28%, respectivamente, una tendencia que se ha ido suavizando en junio (7,6%) y julio (2,9%).
El textil busca su propia salida
Junto a la caída de las exportaciones chinas de prendas confeccionadas, también han ido a la baja las de textiles, en este caso, tanto para Estados Unidos como para la Unión Europea. En concreto, los datos de la Gacc cifran en 170,3 millones de dólares sus exportaciones textiles al país estadounidense, frente a los 221,1 millones de hace un año.
Respecto al conjunto de los Veintisiete, por su parte, el valor de las exportaciones chinas de textil ha alcanzado hasta agosto un valor de 574,6 millones de dólares, un 4,5% menos que en el mismo periodo del año anterior.
Si China está buscando en Europa una salida para la prenda acabada, los datos de la oficina del gigante asiático apuntan a que la materia prima, es decir el textil, está buscando su propia salida hacia otros países productores como Vietnam o Camboya, y que aunque también están sujetos a aranceles, se sitúan muy por debajo del gravamen estadounidense a China.
En muchas ocasiones, además, las fábricas de estos países suelen ser propiedad de ciudadanos chinos, que ante la subida de los costes productivos en su país de los últimos años (debido principalmente a la profesionalización y alza en el nivel de vida), han diversificado su propia producción a los países vecinos.