La joyería ‘slow’ de Alhaja Cult Store proyecta dos millones de ventas y 100 puntos de venta
Forjadas en los equipos de diseño y comercial del gigante gallego de la moda Inditex, las fundadoras de la compañía prevén crecer un 33% en 2025, gracias al impulso del canal online y al acelerón de las tiendas efímeras.


Alhaja Cult Store construye su negocio entre la emoción, la sostenibilidad y la artesanía. Fundada en 2020 por María Borrero e Irene Rodrigo, la compañía encara una nueva fase de madurez y consolidación internacional, que pasa por cerrar 2025 con una facturación de 2 millones de euros, lo que supondrá un crecimiento del 33% respecto a los 1,5 millones con los que cerró el ejercicio 2024. Con más de un centenar de puntos de venta internacionales y el canal online como eje del negocio, la marca de joyas con carácter de expande sin perder sus raíces.
Desde su sede repartida entre Sevilla y Zaragoza, Alhaja apuesta por un universo estético propio, conectando con el patrimonio cultural y el diseño más allá de las tendencias. La marca, que cuenta con un equipo de diez personas, se ha consolidado en los últimos años como un proyecto de joyería de autor que apuesta por la producción local, la trazabilidad de los materiales y bajo un posicionamiento premium accesible.
Aunque la historia de la empresa empezó antes de su lanzamiento. Antes de emprender, María Borrero e Irene Rodrigo se formaron en las filas del mayor grupo de moda del mundo. Ambas desarrollaron parte de su carrera profesional en Inditex: María en el área de diseño e Irene en el departamento comercial. Fue allí, según explican, donde adquirieron el conocimiento técnico, la agilidad y la exigencia operativa que hoy canalizan desde otro lugar, transformando la lógica del fast fashion en un proyecto de creación consciente.
Su experiencia en el grupo gallego marcó los cimientos de lo que años después se convertiría en su propia marca. En 2019, iniciaron su andadura conjunta como estudio creativo, colaborando con otras firmas. Un año más tarde, dieron forma a Alhaja Cult Store con la ambición de crear piezas que no sólo decoraran, sino que trascendieran y pusieran en valor la artesanía local.
Alhaja Cult Store alcanzó una facturación de 1,5 millones de euros en 2014
Desde entonces, su crecimiento ha sido orgánico pero sostenido. Con una estructura ligera, Alhaja se ha consolidado como una de las marcas de joyería independiente con mayor proyección del mercado español y avanza en la trazabilidad completa de sus materiales, así como en procesos de reciclaje de materia prima. Además, el 90% de las piezas se desarrollan en talleres nacionales que conservan técnicas tradicionales transmitidas por generaciones.
El nombre de la firma, por su parte, proviene del árabe y significa “adorno precioso”, como forma de condensar su enfoque de belleza atemporal. Para sus fundadoras, cada pieza debe tener un vínculo emocional y personal, alejado del fast fashion. “Buscamos que nuestras joyas emocionen como el primer día, que se conviertan en reliquias para conservar”, aseguran.
Francia ha escalado hasta convertirse en el segundo mercado para Alhaja por volumen de ventas, sólo por detrás de España y por delante de Estados Unidos, Italia y Alemania. En este contexto, la firma ha redoblado su presencia en París con una estrategia que combina iniciativas permanentes y acciones efímeras.
Después de aterrizar a principios de 2024 en Le Bon Marché, Alhaja celebró en junio su primer pop up en la capital francesa. El espacio, ubicado en el número 13 de la rue Saintonge, en el codiciado Le Marais, se concibió como una inmersión en el universo de la marca e incluyó una instalación floral efímera comisariada por la artista japonesa Yurika Moriya.
España, Francia y Estados Unidos son los principales mercados para la marca
“París siempre ha sido una ciudad clave para nosotras”, explica Irene Rodrigo. De hecho, la marca estuvo presentando sus colecciones en la feria Premiere Classe, el pasado febrero. “Este pop up nos permite reconectar con quienes ya nos conocen y presentar la marca a nuevas personas de forma más directa y humana”, añade la emprendedora.
Por su parte, el canal online continúa siendo el pilar del negocio de Alhaja, con un peso del 70% sobre la facturación, frente al 30% correspondiente al canal físico, centrado en puntos de venta seleccionados. A día de hoy, la marca está presente en más de cien ubicaciones internacionales, incluyendo grandes almacenes como Lane Crawford, en Pekín, Shanghái y Hong Kong; Simons, en Montreal, o Wow, en Madrid, entre otros.
A medio plazo, Alhaja prevé continuar desarrollando su presencia internacional mediante una estrategia basada en la conexión cultural con el entorno. “Nuestro objetivo no es crecer por crecer, sino consolidar espacios donde tenga sentido contar nuestra historia”, afirman sus fundadoras.