Entorno

Fibras sintéticas y artificiales: de la practicidad al punto de mira

El poliéster y la poliamida son las dos principales fibras que se usan para la producción de prendas en el sector de la moda, representando el 75% de todas las fibras textiles producidas en el mundo, y alrededor del 80% en Europa.

C. Juárez

28 mar 2022 - 04:56

Fibras sintéticas y artificiales: de la practicidad al punto de mira

 

 

Redefinir el sourcing tras la pandemia se ha convertido en unos de los principales retos de la industria de la moda ante la urgencia de la sostenibilidad y la necesidad de diversificar riesgos y tejer relaciones más sólidas con los proveedores. En este nuevo Insight, patrocinado por Lectra, Modaes.es repasa las claves de la cadena de aprovisionamiento de la moda a escala global y aborda la situación de los principales hubs de producción del sector y las materias primas.

 

 

Las fibras sintéticas son las más utilizadas en la industria de la moda, lideradas por el poliéster y la poliamida. La producción de este tipo de materias primas representa ya el 75% de todas las fibras textiles producidas en el mundo, y alrededor del 80% en Europa, según datos de European Man-Made Fibres Association correspondientes a 2019. En ese año, la producción mundial de fibras sintéticas fue de 76,5 millones de toneladas. En 2004, el peso de la producción de fibras sintéticas era del 59%.

 

El crecimiento de este tipo de fibras en la industria de la moda fue progresivo desde su descubrimiento en la década de los treinta del siglo pasado hasta la década de los sesenta. Desde entonces, la producción de estos materiales se disparó y a mediados de los ochenta ya superaba el 50% de la fabricación de fibras textiles.

 

Pero, pese a su liderazgo en el sector, las fibras sintéticas se encuentran ahora en el punto de mira debido a su alta contaminación al medio ambiente. ¿El hándicap? Tienen como principal materia prima el petróleo y su producción se realiza mediante un proceso químico, desde la síntesis de la materia prima a la fabricación de los hilos.

 

 

 

 

El rey de reyes de este tipo de fibras es el poliéster. Este material cuenta con una producción anual de cerca de 57 millones de toneladas métricas al año, según datos de Textile Exchange, y una cuota de mercado del 52% en 2020. Su precio varía en función del barril de petróleo, que actualmente está en sus cotas más altas desde 2010, hasta 120,16 euros el barril de brent el pasado 25 de marzo.

 

Sus principales ventajas, por las que su uso se disparó a partir de la década de los sesenta, son que los tejidos de poliéster son de larga duración, lavado fácil y poco higroscópicas, por lo que resultan calientes en verano y frías en invierno.

 

China es el principal país productor de fibras sintéticas y artificiales en el mundo, con 45,4 millones de toneladas en 2019. Le siguen India y Europa, que generaron 5,6 millones de toneladas y 4,4 millones de toneladas, respectivamente.

 

 

 

 

Entre las mayores empresas que producen esta materia prima se encuentran China Petroleum Chemical, con sede en Shanghái y una facturación de 39.796 millones de euros en 2021. La estadounidense Alpek y la india Reliance Industries son otros de los productores más importantes de este tipo de fibras.

 

Las fibras artificiales, por su parte, son aquellas que tienen como base materias primas de origen animal o vegetal, como la celulosa. De este tipo de fibras salen materiales como la viscosa, el acetato o el lyocell, muy extendidos en la industria de la moda. En 2020, la cuota de este tipo de fibras suponía el 6,5% del total. Los líderes en producción de fibras artificiales son Invista, Creora y Lenzing, que facturó en 2021 un total de 2.194,6 millones de euros.

 

 

En busca de la sostenibilidad


Debido a su alto grado de contaminación, el poliéster está cada vez más en el punto de mira. La principal alternativa para la industria de la moda es el reciclaje a partir de botellas de plástico PET, además de materiales postconsumo.

 

El mercado de poliéster reciclado se ha incrementado en los últimos años, pasando de copar un 11% en 2010 a un 15% en 2020 sobre la producción total de poliéster en el mundo. Otra de las alternativas sostenibles al poliéster es el poliéster de base biológica, que actualmente es menos de un 1% del total de producción de esta materia prima.