Paolo Monfermoso (Filo): “Benetton es el ejemplo de que debemos evolucionar con el consumidor”
El director general de Filo, Paolo Monfermoso, analiza el sector industrial europeo, durante una semana en la que moda e industria coincidieron en las calles de Milán para celebrar dos de las ferias más importantes del sector.


6 mar 2025 - 05:00
Milán acogió la semana pasada la edición número 63 de Filo, una de las ferias más relevantes en lo que queda de la industria de la moda en Europa. ¿Es suficiente el sello made in Italy para salvar la brecha de precio entre Europa y Asia? ¿Es la sostenibilidad la nueva clave para revitalizar al sector? Paolo Monfermoso, director general del evento (que reunió a más de un centenar de industriales en Milán), analiza todos estos factores, en el marco de una semana de elogio a la manufactura europea e italiana.
Pregunta: Milán es una ciudad de moda, ¿qué peso tiene la industria?
Respuesta: La industria es vital, sobre todo para la alta calidad de la moda, en términos de investigación, innovación y desarrollo del producto. Por lo que la moda sin la industria no es nada. Seguramente es un momento difícil, porque se han cambiado las habilidades, el consumo, las necesidades, y el mercado está cambiando y se está revolviendo. Pero como sector estamos acostumbrados a estos cambios, por eso, aunque a veces podamos experimentar problemas, siempre seguimos adelante. No hay moda sin industria
P.: Pero Milán no tiene industria…
R.: No, Milán tiene moda, pero la industria está a su alrededor, en Biella, Prato, Florencia, Bérgamo, Brescia… Estas son las ciudades donde hay actividad productiva. Milano es una ciudad de moda pura, hogar de nombres como Armani, pero la unión entre ambas cosas es evidente, y la moda de Milán no podría existir sin el ecosistema empresarial de su alrededor, y viceversa.
P.: ¿Qué características actuales diferencian a la industria italiana del resto?
R.: La alta calidad, tenemos un gran dominio en el uso de los materiales, el know how a la hora de utilizarlos y, especialmente ahora, en la sostenibilidad.
El made in Italy ha pasado a ser un made in Europe, defiende Monfermoso
P.: ¿Sigue valorándose igual que antes el made in Italy?
R.: Ahora mismo el made in Italy es más bien un made in Europe, una cadena de valor que empieza, por ejemplo, con la fabricación del hilo aquí, en Italia, pero la confección y la distribución en Alemania, Francia o España. El mercado es muy global, pero la calidad italiana y europea a nivel mundial no tiene parangón. Un tejido de aquí, si está bien hecho, tiene un valor altísimo en el mercado, también en términos de precio, claro, pero en el mundo tiene que haber de todo, y nosotros debemos preservar la alta calidad.
P.: ¿El made in Italy hace realmente referencia todavía a toda la cadena de valor? ¿O sólo a los procesos finales?
R.: La suerte de Italia es que, por el motivo que sea, la cadena de valor todavía está, pero debemos tener mucho cuidado de no perderla. Pero le pongo un ejemplo de una gran empresa italiana, Zegna, que todavía tiene casi toda la cadena completa en Italia: las fábricas para conseguir un material como el cachemir están en Australia, pero la producción se lleva a cabo en Biella, la confecciones en Novara y la distribución lleva sus artículos por todo el mundo. Este es el valor añadido del made in Italy y debemos luchar para no perderlo.
R.: ¿Está dispuesto el mercado a seguir pagando el precio que conlleva la producción en Europa?
R.: Es un tema muy delicado. Con lo que cuesta en Italia la mano de obra, la investigación y la innovación, no podemos compararnos a países que pagan un dólar al día a sus trabajadores. Aquí el coste de la mano de obra es mucho más alto, y por eso, si nos comparamos a países como India, China o Turquía, estamos perdidos. Debemos apuntar alto y hacer cosas de alta calidad. Sobre su pregunta, ¿el mercado paga? Sí, está claro, pero porque ofrecemos algo que los otros no, algo exclusivo.
Los retos de la moda europea pasan por el incremento de costes y la competencia desleal
P.: En el entorno económico actual, ¿hay oportunidades de crecimiento para Europa e Italia?
R.: Sí, quien hace alta calidad crece, pero hay que ser buenos emprendedores, eso sí. El claro ejemplo podría ser Cucinelli, que ha ido evolucionando de una pequeña empresa a un actor fundamental, pero hay que saber dónde y qué hacer. La calidad extrema, el lujo extremo, es lo que nos hace ganar en comparación con otros países. La competición está ahí, no en el precio, porque si vamos a jugar en precio, hemos perdido.
P.: ¿Es posible una relocalización industrial?
R.: En algunos casos sí, porque con el Covid vimos cómo de fácilmente se rompió la cadena de suministro. De repente se cerraron fronteras y a empresas como Inditex les faltaba aprovisionamiento, por lo que, si hasta hace un tiempo era interesante trabajar en el exterior, hoy ya se está pensando en los beneficios de volver a Italia. Pero, siempre será la alta gama quién lo plantee, que no quiere decir sólo cachemire, sino también fibras más extendidas, como el poliéster, pero muy bien hechas.
P.: ¿Qué rol juega la sostenibilidad en la industria de la moda europea?
R.: De la sostenibilidad se habla tanto… pero hay que dejar de hablar y empezar a hacer. Es una situación particular, porque la sostenibilidad va dirigida al consumidor. Pienso que, sí ha sucedido para España con el vino o con la fruta, que el consumidor está sensibilizado sobre lo que compra. Compramos tanta ropa y tenemos tanta cantidad que nos permitimos llevar las prendas dos veces y tirarlas, y la sostenibilidad pasa por aquí: comprar una prenda de más valor, y que la idea de que sea mío, con el precio que he pagado, me enorgullezca tenerlo y cuidarlo.
P.: ¿Cuáles son las principales amenazas del sector?
R.: Aumento de precios de la energía eléctrica, competencia desleal y un mayor precio de las materias primas.
R.: ¿Qué puede aprender la industria del caso Benetton?
R.: Benetton es el ejemplo de que debemos evolucionar con el consumidor, cómo sus hábitos de consumo y de compra cambian, y nosotros debemos hacerlo con él. Lo que hizo famoso a Benetton en su día, ya no vende, y si continúan haciendo ese producto, no pueden triunfar. Ahora la tendencia es seguir aumentando la calidad, y ellos no lo han hecho, se han convertido en un tipo de producto como el de H&M, mientras que Zara empuja hacia arriba.