Back Stage

Diego ‘Chicho’ Ódena, de waterpolista profesional a empresario textil “sin vocación”

Ódena es uno de los históricos del textil en Mataró, aunque comenzó, dice, “sin ninguna vocación”. El ejecutivo formó parte de la generación dorada del Waterpolo español, de la que aprendió “disciplina y trabajo en equipo”.

Diego ‘Chicho’ Ódena, de waterpolista profesional a empresario textil “sin vocación”
Diego ‘Chicho’ Ódena, de waterpolista profesional a empresario textil “sin vocación”
Con dieciséis años y si ninguna experiencia previa en el sector, “alguien me dijo que tenía un perfil comercial y me puse a trabajar”, explica Ódena.

I. P. G.

13 jul 2022 - 05:00

Desde que alguien le dijo un día que tenía perfil comercial, Diego Ódena, conocido en el sector como Chicho, nunca ha dejado de trabajar en el textil. El ejecutivo es ya uno de los históricos del sector en España, y eso que empezó, reconoce, “sin ninguna vocación”.

 

 

Lee la Revista Modaes 43

El último tren del diseño español

Sólo para suscriptores premium

 

 

Miembro de la generación dorada del waterpolo español, con compañeros de equipo como Manuel Estiarte, Ódena tuvo una larga carrera deportiva y estuvo a punto de ir a los Juegos Olímpicos de Los Ángeles, si no fuera porque se lo impidió la obligación de cumplir con el servicio militar.

 

Con dieciséis años y si ninguna experiencia previa en el sector, “alguien me dijo que tenía un perfil comercial y me puse a trabajar”. Empezó su carrera como representante de Daniel Hechter, y al cabo de un tiempo puso en marcha su propia marca, Boosley, con una distribución de venta directa y un producto clásico para hombre y mujer. “Era difícil ganar dinero, porque tenía que fabricar a ciegas”, reconoce Ódena.

 

Tras cerrar de forma ordenada aquel proyecto, uno de sus fabricantes le propuso lanzar un nuevo negocio juntos de producción. “No tenía ni idea, y empecé a fabricar, subcontratando talleres”, recuerda. Ódena fabricó para marcas como Pepe Jeans, Wrangler o el grupo Saéz Merino, antes de que llegara la oportunidad de dar el salto adelante de la mano de Inditex.

 

 

 

 

En paralelo, volvió a probar con la marca propia, esta vez para el multimarca, pero en 2005, en plena deslocalización del sector tras el fin del Acuerdo Multifibras, Ódena tuvo que tomar una decisión, y acertó: “se empezaba a ver ya un declive en el multimarca y decidimos dedicarnos casi al completo a Inditex, lo que supuso renunciar al 50% de la facturación”.

 

Con Happypunt, formó parte de toda una generación de interproveedores de Mataró (Barcelona) que tenían en el diseño su gran valor diferencial, apoyado en fabricantes de la zona, primero, y en otros polos en proximidad como Portugal, Marruecos y, en menor medida, Turquía, después.

 

A partir de la década de los 2010, dio el salto fuera de Europa con una gran alianza en Corea del Sur, a la que se sumó otra hace dos años con el gigante local Hansae. Ahora, cree que el mapa del aprovisionamiento se moverá de nuevo. “Durante mucho tiempo, según qué retailers se han fijado esencialmente en el coste unitario, pero ahora es momento de acercarse más a un modelo escogido de proveedores confiables y solventes en distintas zonas, compartiendo y coordinándose mucho más con el proveedor”, señala el empresario.

 

 

 

 

De su época en el deporte dice que aprendió disciplina y la importancia del trabajo en equipo. “Hay que juntarse con gente que persiga tus mismas ideas a este nivel, y trabajarlo día a día”, sugiere.

 

El ejecutivo admite que nunca ha echado en falta una formación en gestión: “al final, te das cuenta que ese tipo de formación es muy teórica, pero cuando quieres aterrizarla, eres tú quien conoce el negocio”. De quién más ha aprendido a lo largo de su carrera, dice, es de los grandes grupos del sector, que le enseñaron “a incorporar un concepto de agilidad, de anticipación, de manejar las gestiones yendo a lo fundamental”.

 

En sus tiempos libres, Ódena disfruta tocando la guitarra y compartiendo tiempo con los grandes del flamenco. La afición le viene ya de su juventud, cuando tocaba en un grupo de blues. Cuando no está tocando, pasa el rato con la lectura (de informes del sector y, de vez en cuando, alguna novela) y los amigos.

 

 

El relevo

 

Diego Ódena, que controla al cien por cien Happypunt, ha introducido ya a la segunda generación en la compañía, pero dice que el relevo generacional en la dirección está todavía por decidir. “Mis hijos están empezando, están aprendiendo; quiero que tengan una visión global de todo, pero sin grandes responsabilidades”, apunta el empresario. “Si les hace felices y tienen cualidades, bien; si no, otro será -propone-; uno se desarrolla bien haciendo aquello para lo que se siente capacitado y, sobre todo, lo que le motiva”.