Back Stage

Carlos Duarte: “Es difícil ser una marca reconocida sin la ayuda de un gran grupo”

El economista y diseñador fundó la empresa que lleva su mismo apellido en 2016, tras pasar por compañías como Ángel Schlesser y Sybilla. A su juicio, el conocimiento económico es cada vez más importante en una firma de moda.

Carlos Duarte: “Es difícil ser una marca reconocida sin la ayuda de un gran grupo”
Carlos Duarte: “Es difícil ser una marca reconocida sin la ayuda de un gran grupo”
“El Covid ha traído una conciencia al consumidor final que se estaba perdiendo”, sostiene el creativo.

Iria P. Gestal / M. Niza

3 feb 2023 - 05:00

Economista de profesión y diseñador de corazón. Carlos Duarte, fundador y diseñador de la marca que lleva su propio nombre, fue director general de la compañía Ángel Schlesser y después pasó a Sybilla. Tras fundar su propia firma en 2016, sus colecciones han estado presentes en la pasarela de Mercedes-Benz Fashion Week Madrid. El diseñador expone su visión sobre el sector de la moda en España, en la que sostiene que el equilibrio es la esencia para todo.

 

 

Recuerda aquí todas las entrevistas de

Fashion Design Shot

 

 

Pregunta: ¿Es útil haber estudiado económicas para ser diseñador?

 

Respuesta: Sí y, cada día es más importante en una empresa. Es importante porque el presupuesto es cada día más pequeño y hay que saber gestionarlo de forma que puedas llegar a final de mes y puedas afrontar todas las producciones vendidas y que tienes que entregar para la siguiente estación. A mí me ha servido mucho, de hecho, yo empecé en el sector de la moda como director general de Ángel Schlesser y ha sido desde ese punto que yo he aprendido todo lo que sé de moda, de creatividad, de gestión, del día a día, a la hora de posicionar una marca…

 

 

P.: ¿Qué peso debe tener la visión comercial en el diseño?

 

R.: Siempre miro con cierta nostalgia o romanticismo a los maestros como Valentino, Balenciaga o Chanel, en la época en que la creatividad y el arte lo eran todo y en la cual de alguna forma la parte comercial venía dada por la creatividad. Hoy en día, por mucho que me pese, una empresa seria, aparte de tener un buen producto tiene que saber posicionar y vender y fabricar en los tiempos que te exige el mercado, llegar a tiendas propias o multimarca… Cada día es más imprescindible: la gestión es lo más importante. Puedes tener un producto único, especial, apetecible, pero si no lo sabes posicionar en el mercado no te sirve de mucho.

 

 

P.: ¿Cuál es el equilibrio entre el sector comercial y ser diseñador?

 

R.: Se trata de conseguir la poción mágica, el equilibrio y hacer un muy buen producto: eso es creatividad, los tejidos, la confección que eliges, el patronaje, los colores... todo eso hace que te lleve a una pieza especial única y duradera en el tiempo. Una vez consigues tener el producto especial, tienes que hacer casi lo mismo, que es posicionarlo. Tienes que saber cuál es tu cliente. En el caso de Duarte, que dependemos mucho del mercado exterior, no es lo mismo el traje nórdico que el japonés o el brasileño. Hasta los tallajes y la forma de corte del traje cambian. Hay muchas marcas que tienen tallaje europeo (occidental), pero luego los países del norte como Suecia, Dinamarca o Finlandia tienen un tallaje diferente.

 

 

P.: ¿Cómo ha cambiado su proceso creativo desde que empezó?

 

R.: Ha cambiado mucho. Duarte empezó como una marca de hombre en el 2017 y desde esa sastrería ha evolucionado a lo que es Duarte hoy en día, una marca de hombre y mujer. Una marca que pretende no tener sexos predeterminados. Ha evolucionado de una forma natural y como el cliente lo ha pedido. Nos hemos adoptado a lo que requerirá el mercado. Nos hemos dado cuenta de que a la mujer le encantaban los pantalones de traje o la americana masculina y hemos empezado a hacer ropa femenina también. El mundo de las mujeres es mucho más creativo, te permite jugar mucho más con los volúmenes, con las formas, con los tejidos. Ha sido una decisión muy acertada. Duarte ahora produce 60% para mujer y 40% para hombre. Además, de mi pasado, que trabajé en Angel Schlesser y en Sybilla, la mujer siempre había tenido una especial relevancia. El Covid nos ha pillado en pleno nacimiento y nos ha obligado a crecer con otra perspectiva, teniendo en cuenta los recursos naturales, la forma en la que los utilizas, como los seleccionas… Antes hacíamos colecciones de 130 prendas y ahora hacemos colecciones de 90 o máximo de 100 prendas. Quizá la cantidad no significa calidad. Por otro lado, está la situación financiera internacional. En general la clase media (que es la que más invierte en nuestra ropa), ha sufrido recortes, la inflación, la situación de Ucrania… todo hace que la gente mire más a final de mes. Si antes disponíamos de un presupuesto X para comprar ropa, pues ahora mucho menos, entonces a la hora de fabricar debes tener en cuenta todas estas cuestiones y saber que al final son las razones por las que tu cliente te va a comprar.

 

 

 

 

P.: ¿Hoy influye más la pasarela o Rosalía?

 

R.: Hay un poco de todo. Hay un público en el que Rosalía influye mucho y luego está el otro público que le gusta la moda, una chaqueta que le siente bien, un vestido que haga movimiento y haga a la mujer femenina y se sienta guapa. El equilibrio es el punto donde debes de estar. Redes sociales, desfiles, otros eventos, inclusive el crecimiento de la marca abriendo otras actividades como colaboraciones con bolsos, zapatos, joyas… todo lo que sea el concomiendo de marca revierte en el valor intrínseco de la marca. Cada vez más una marca tiene que estar en todos lados. Cuando tú tienes aspiraciones de venderle al mundo, es muy importante que te coloques en el lugar adecuado.

 

 

P.: ¿Los desfiles siguen sirviendo para algo?

 

R.: Por descontado que sí, por varias razones. Primero porque te pasas seis meses haciendo una colección, metiéndote en ferias, haciendo un trabajo duro, y luego tienes ese momento en el que presentas todo tu sudor y tu esfuerzo en la pasarela y una vez que ha acabado es un orgullo para ti y todo tu equipo. Es una parte importantísima. Por otro lado, es la mejor herramienta que tienes para llegar a más gente del mundo, para que la gente vea tu trabajo, lo valore y decida si la idea que tú has puesto en esa pasarela se identifica a la persona que lo está viendo, con lo cual la pasarela me parece básica y necesaria.

 

 

P.: Son expertos en sastrería, ¿al cliente hoy le importa el patrón y los tejidos?

 

R.: Es una pregunta difícil y me voy a arriesgar con la respuesta. Hay dos tipos de clientas: la que sigue la moda y la que le gusta la moda, pero que no es una fashion victim, y que, cuando se prueba alguna pieza de la tienda dice “wow, qué bien cortado está, qué patrón tiene, qué tejido”. El segundo cliente es el más importante. Es importantísimo que un traje, un vestido, te siente excelente. Todos vivimos de nuestro ego y de que esté alto, por lo que una de las cosas que más ayuda a eso es ponerte una prenda y sentirte guapo.

 

 

 

 

P.: ¿El made in importa?

 

R.: Cada vez más, afortunadamente. El Covid ha traído una conciencia al consumidor final que se estaba perdiendo. Cada vez más, el cliente final se preocupa por su armario y la gente se ha dado cuenta de que un armario bueno, o es uno en el que no puedes meter o sacar más prendas de lo lleno que está o es un armario en el que tienes el perfecto traje negro, los cuatro o seis vestidos que puedas usar de día o de noche, en la playa, de fiesta, los cuatro pantalones… La gente se da cuenta de que el armario abarrotado ya no sirve y que es necesario un armario bien elegido y que se adapte a todos los momentos de tu vida. Se añade además todo lo que envuelve a la sostenibilidad: nos hemos dado cuenta de que nuestro planeta deja de ser verde y azul y aparece cada día más marrón y la conciencia del consumidor se preocupa por todo. Eso nos permite llegar a un público mayor al de antes y ese público entiende y admira las cualidades que ofrecemos a la hora de comprar.

 

 

P.: La gran distribución está volviendo a hablar de calidad. ¿Eso beneficia al diseño de autor?

 

R.:  Sí. Cuanta más ropa de calidad existe en el mercado, esto educa al consumidor final sobre los detalles y calidades del producto. Depende obviamente siempre del consumidor final cuando toma la decisión de comprar dos jerséis en vez de diez por temporada. Luchamos para que el consumidor pueda usar y reutilizar esas prendas con todo.

 

 

P.: ¿La única vía para hacer rentable una marca de diseño de autor es pasando a manos de un gran grupo de lujo?

 

R.: Sí. Hay excepciones, desde el siglo XX hasta ahora, pero esas excepciones acaban siendo compradas. Es altamente difícil llegar a ser una marca realmente reconocida sin la ayuda de uno de estos grupos grandes. Aun así, para llegar a la élite sólo tienes que ver a todas las marcas de élite que vienen desde Chanel: todas ellas han acabado perteneciendo a uno de estos grupos.

 

 

P.: ¿Por qué no ha habido más alianzas con la gran distribución en España?

 

R.:  En España nos ha pasado con Balenciaga, El Ganso y Delpozo. Quitando a Balenciaga, las otras no han tenido tanto éxito y no le sabría decir el porqué ni quiero meterme en su gestión. Pero sí las ha habido. Lo más importante es que una marca es conocida cuando mucha gente la conoce y la compra. La forma más fácil para conseguir eso es la internacionalización mediante grandes almacenes. A una marca española joven le cuesta entrar ahí y mantenerse cuando tiene cerca gigantes que están metidos en todos los sitios. Por eso creo que la moda española necesitaría alguna ayuda extra.