26 abr 2011
China se ha convertido en el objetivo de las principales firmas de moda del mundo. Y las grandes cadenas no son menos. Inditex, Mango o Gap han trazado agresivos planes de crecimiento en el gigante asiático. El dueño de Zara ha encontrado un pequeño obstáculo en su camino, que puede contagiar también al resto de grupos del sector.
La Asociación de Consumidores de Pekín sorprendió al mundo la semana pasada con la noticia de que las prendas de Zara no superan, en su opinión, las exigencias de calidad para el país.
La entidad asegura que en unas pruebas efectuadas el 10 de abril sobre 57 pantalones de marcas extranjeras y chinas, unos modelos de Zara fabricados en Marruecos presentan anomalías en sus etiquetas.
En concreto, las etiquetas señalan supuestamente una composición del 75% de algodón, 20% de lana y 5% de un tipo de poliéster, mientras la Asociación de Consumidores asegura que los análisis revelaron un 68% de algodón, un 10% de lana y un 12% de otros materiales.
Inditex sostiene que se trata únicamente de un problema de etiquetado que ya ha sido solventado, pero este hecho puede convertirse en un problema si cala entre la sociedad.
Se da la circunstancia de que sindicatos y otras entidades europeas han presentado batalla durante años con aspectos de calidad, no siempre fundamentados, para defender tesis proteccionistas respecto a los productos procedentes de Asia.
Resulta fundamental, en todo caso, que las autoridades europeas velen por evitar esta tentación en sentido inverso y que países como China, que han jugado muy bien sus cartas en el capitalismo internacional, no utilicen este argumento para blindarse ahora frente a los intereses comerciales de los operadores extranjeros.
Modaes
Si Modaes es información rigurosa e independiente, On the record es opinión. Modaes expresa a través de este blog su posicionamiento sobre los asuntos más candentes del negocio de la moda y plantea debates sobre las polémicas que se declaran en el sector.
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