RB Fibres, cuarenta años de borras a la espera del ‘boom’ del posconsumo

Sede:

Banyeres de Mariola (Alicante)

Año de fundación:

1983

Especialidad:

Reciclaje

Superficie:

14.000 metros cuadrados

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RB Fibres se dedica a esa parte de la cadena de valor tradicionalmente olvidada en la industria de la moda. Su negocio es el de los trapos, el triturado y la borra, un escalafón en el que rara vez alguien piensa al hablar del sector. Pero el avance de la legislación en materia de sostenibilidad, especialmente la que se refiere a la responsabilidad ampliada del productor (RAP), ha hecho que a su fábrica en Banyeres de Mariola (Alicante) llamen por primera vez los gigantes del retail. “Todo el mundo nos pide pruebas y pilotos, pero esperamos que poco a poco vaya surgiendo un proyecto más fuerte”, señala Toni Ribera, jefe de ventas en la compañía alicantina.

Los orígenes de la empresa se remontan a hace cuarenta años, cuando Rafael Barceló Sanjuán, procedente de una familia de larga tradición textil, emprendió el camino en la industria del reciclaje. “Entonces todavía estábamos mal vistos, pero los Barceló se dieron cuenta de la necesidad de abastecer de materias textiles regeneradas a una zona con una fuerte industria textil, especialmente en el sector del textil hogar”, relata Ribera.

La empresa recoge residuos textiles industriales, lo que se denominan trapos, procedentes de países de todo el mundo como Estados Unidos, Bangladesh, Turquía y Pakistán. Después, los tritura, y vende esa materia prima a fábricas de hilatura en España y el extranjero para producir nuevo hilo reciclado. Con los años, la familia Barceló vio una oportunidad en la integración vertical y creó su propia compañía de hilatura, Hilaturas Mar, que hoy está fusionada con RB Fibres y que se dedica principalmente a la producción de hilos regenerados para la fabricación de fregonas e hilos técnicos.

RB Fibres e Hilaturas Mar facturan unos diez millones de euros al año

La compañía mantiene su fábrica en Banyeres, donde cuenta con dos líneas de reciclaje y una superficie de catorce mil metros cuadrados, a los que se suman las tres plantas de producción de Hilaturas Mar. En total, la empresa emplea a unas 85 personas, de las cuales veinte trabajadores se dedican exclusivamente a la parte de triturados. La facturación del grupo asciende a unos diez millones de euros al año, y alrededor de la mitad procede de los mercados internacionales, aunque la cuota está creciendo.

La segunda generación de la familia fundadora, liderada por Rafael Barceló Beneyto, está hoy al frente de la compañía y ha impulsado la internacionalización. “Vender en muchos países y tocar sectores diferentes nos permite minimizar riesgos, porque siempre puedes encontrar algún nicho de trabajo que funciona cuando otro flaquea”, señala Ribera. En este sentido, la oferta y el tipo de clientes de RB Fibres es amplia y diversa: la compañía comercializa emborrados para fabricación de hilados open end, para la fabricación de geotextiles, punzonados para aislamientos y colchonería y para el sector de la automoción, con una gama de materiales que van desde el algodón al poliéster, pasando por la poliamida, los acrílicos o el yute. Por su parte, Hilaturas Mar realiza hilos para aplicaciones tan diversas como la automoción, rellenos de cable eléctrico, la aviación, la moda o los cartuchos para el filtraje de líquidos.

Una oportunidad que llega de Europa

A medio plazo, el director comercial de RB Fibres anticipa que la normativa europea motivará un aumento de la demanda de textiles reciclados, pero precisa que hay todavía grandes desafíos que salvar, especialmente en lo que se refiere al reciclaje posconsumo. “Habrá que reciclar la ropa usada y, según parece, las marcas tendrán que financiarlo pero, ¿quién se encargará de clasificar esos residuos?”, se cuestiona.

Con el modelo actual de RB Fibres, que se centra en residuos industriales, el textil le llega ya clasificado por los proveedores según colores y calidades. “Clasificarlo es fundamental para poder darle una garantía a nuestros clientes de qué es lo que están comprando”, recalca. El posconsumo añade, además, otro proceso añadido, la limpieza: “hay que quitar los botones, las cremalleras… que por el momento es un proceso muy manual”, señala el ejecutivo.

Con el tiempo, Ribera reconoce que la empresa tendrá que adaptarse a esta creciente demanda, integrando maquinaria que permita automatizar lo máximo posible al menos el proceso de clasificación. El otro gran reto para lograr cerrar a gran escala el círculo de la industria de la moda pasa por la concienciación. “Reciclar debe ser el último paso: hay que concienciar a la gente de que debe reducir el consumo, reutilizar las prendas y, por último, reciclarlas”, señala.

¿Y el precio?

Con todo el trabajo que implica, ¿será más caro el textil reciclado? “Por el momento, especialmente en lo que se refiere al algodón, el reciclado continúa siendo más económico que el virgen”, explica Ribera, aunque matiza que cuando los precios del convencional suben en el mercado de futuros, también lo hace el del reciclado. “Con el reciclado posconsumo, quizás los precios tengan que subir un poco, pero el peso de la materia prima sobre el precio de una prenda es muy bajo y no debería motivar una inflación”, opina.

RB Fibres ha colaborado en proyectos innovadores como Honeytex, desarrollado por el instituto tecnológico Aitex para el prototipado y validación de la nueva generación de honeycombs a escala semindustrial. Los honeycombs son estructuras diseñadas con la geometría de un panal de abeja producidos con tejidos no tejidos y utilizados en industrias como la construcción, la automoción o el sector aeronáutico. En este sentido, Honeytex ha realizado pruebas con tejidos como la fibra de carbono, la fibra de residuo textil y, en su último proyecto, con fibras recicladas de poliéster al cien por cien, proporcionadas por RB Fibras. El poliéster procede del reciclado de trapos sobrantes de procesos industriales.