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Manuel León: “Me parece imposible cumplir los objetivos de reciclaje en los plazos de la ley”

El coordinador de Moda Re- aborda los retos pendientes para hacer frente a la avalancha sostenible que procede de Europa y sostiene que el primer paso ha sido acabar con el estereotipo de que “la segunda mano es de pobres”. 

Manuel León: “Me parece imposible cumplir los objetivos de reciclaje en los plazos de la ley”
Manuel León: “Me parece imposible cumplir los objetivos de reciclaje en los plazos de la ley”
León reivindica el rol de las empresas sociales en la recogida.

Iria P. Gestal

14 sep 2023 - 05:00

“Nos van a enterrar en ropa”. Así de gráfico es Manuel León, coordinador de la cooperativa Moda Re-, al anticipar el volumen que tendrán que gestionar las empresas de gestión de ropa usada una vez entre en vigor la Ley de Residuos contaminados, que establece un mínimo de reciclaje de fibras textiles y una recogida separada de los residuos.

 

“Se me antoja imposible cumplir con los objetivos en los plazos que establece la ley”, sostiene el ejecutivo, que lidera el mayor gestor de residuos textiles de España. León reivindica el rol de las empresas sociales en la recogida -“nos parece importante no perder el espacio que nos ha costado ganar durante treinta años, porque ahora que empieza a ser lucrativo a todo el mundo le interesa”-, pero descarta dar el salto al siguiente eslabón, el reciclado. 

 

 

Pregunta.: ¿Cómo ha cambiado la percepción de la segunda mano?

 

Respuesta:  Hay un cambio de paradigma en la sociedad. Primero, la segunda mano ya no es la ropa de los pobres. Las generaciones más jóvenes lo ven casi como algo positivo, algo cool. También por el aumento de la conciencia medioambiental. Verlo como algo malo al fin y al cabo es algo absurdo, porque yo también he llevado ropa de mis primos. 

 

 

P.: ¿Cuál ha sido el principal motor de ese cambio de percepción? 

 

R.: Es fundamental haber roto con el estereotipo de la ropa de segunda mano fea, que huele mal y en tiendas en las que está todo descolocado. Lo social no está unido a lo cutre.

 

 

P.: ¿Va a llegar España a cumplir los objetivos de reciclaje que llegan desde la Unión

Europea?

 

R.: La hoja de ruta la va a establecer la ciudadanía. A día de hoy se vierte en contenedores de ropa sólo el 12% de la ropa que desechamos. Se desecha en total casi un millón y sólo se echa en el contenedor 120.000 toneladas. El objetivo con la UE es llegar a un 50% a medio plazo. Eso significa que a los actuales recolectores nos van a enterrar en ropa. A mí se me antoja imposible en los plazos que establece la ley. 

 

 

 

 

P.: ¿Qué relación tienen con el Scrap? 

 

R.: Ya hay conversaciones, porque los miembros del Scrap son todos socios nuestros. Con los que no tenemos un contenedor tenemos pruebas piloto, y los que no nos donan la ropa. Pero todo el reglamento está pendiente de regular por parte del Estado. Si nuestro modelo se parece finalmente al francés, hay que tener en cuenta que allí no se prima la recogida, sino la reutilización y sobre todo el reciclaje. Por cada prenda que una planta de tratamiento recicle, el Scrap inyecta dinero a esa planta. 

 

 

P.: ¿Dónde entra Moda Re- ahí?

 

R.: Si se basa en esto, el Scrap nos aportará por cada kilo que canalicemos a través de nuestras plantas y que sea destinado a nuevo hilo. En Francia, se pagan diez céntimos o dieciocho por cada kilo reciclado. Lo que no se financia es la recogida, porque no tiene sentido pagar por recoger ropa en un contenedor para luego enviarla a Arabia Saudí. 

 

 

P.: ¿Moda Re- puede llegar a ser una empresa de reciclaje?

 

R.: Hicimos una tentativa de crear una planta que integrara todo el proceso asumido por nosotros. Pero tras hablar con distintos partners, nos dimos cuenta de que teníamos que centrarnos en lo que sabemos hacer: la recolección, la selección y la reutilización en tienda. El proceso de generar hilo es un mercado con una competencia feroz. Para nosotros es más inteligente aliarnos con los partners especializados en las distintas fases del proceso. Podrá integrarse todo en una planta nuestra, pero no gestionarlo nosotros. 

 

 

 

 

P.: ¿Qué hacen entonces ahora con la ropa que se destina a reciclaje?

 

R.: La mayoría es downcycling y en España ahora mismo no hay reciclaje de borras: eso va a Bangladesh. Estamos trabajando con grandes marcas para hacer pruebas y tratar de llegar a conclusiones que sirvan para que luego los hiladores puedan generar el hilo. Somos banco de pruebas de infinidad de marcas, tanto productoras como retailers. El hilador, por ejemplo, viene y nos pide una tonelada de polos verdes de algodón cien por cien y nosotros con nuestro volumen y la tecnología podemos servirlo.

 

 

P.: Para alcanzar los objetivos de reciclaje el primer paso es recoger más ropa. ¿La vía de crecimiento es sólo los contenedores municipales? 

 

R.: En los espacios privados aún hay mucho margen de crecimiento, especialmente en los centros comerciales, que son los puntos más aptos para la ciudadanía. Pero nuestro crecimiento vendrá por la administración pública, porque a partir del 31 de diciembre de 2024 todos los ayuntamientos tendrán que contar con recogida separada de textil. Eso hará duplicar el número de contenedores. 

 

 

P.: Cuando ya haya contenedores, ¿cómo se convence al cliente de que efectivamente recicle la ropa?

 

R.: Es una de nuestras grandes apuestas: en la pirámide de residuos, la parte de arriba es la concienciación. Tenemos que hacer entender a la gente que el modelo de consumo en que estamos ahora mismo inmersos nos lleva a la autodestrucción. 

 

 

 

 

P.: Pero no toda se podrá reciclar. 

 

R.: Lo ideal es que la ropa que se recoja tenga la salida de una segunda oportunidad, nuestra red de tiendas tiene que crecer muchísimo. En España debe haber unas 300 tiendas de segunda mano, siendo optimista. En Inglaterra hay miles, así que hay mucho margen de crecimiento, porque habrá mucha ropa que será una pena tener que mandarla a reciclar. 

 

 

P.: ¿Por qué donar ropa a Cáritas si puedes venderla en Wallapop?

 

R.: Nosotros generamos empleo social: por cada euro que inviertes, nosotros podemos generar siete minutos de empleo social, y esa es la gran diferencia que nos separa de Humana, de las tiendas vintage y de Wallapop. Para nosotros es un euro mejor invertido. 

 

 

P.: La imagen de la iglesia católica no es la mejor de su historia. ¿El hecho de que Moda Re- esté vinculada a Cáritas le perjudica? 

 

R.: No es nuestra mejor época en popularidad. Pero también es verdad que Cáritas siempre se ha mantenido un poco al margen de la crítica, porque de siempre hemos estado en los momentos más duros. Uno puede dudar de la iglesia, pero creo que la imagen de Cáritas está muy afianzada. La sospecha de que se lucre no suele existir. Al final, el trabajo habla por sí mismo. Habrá quien tenga prejuicios, pero ojalá se interesara por nosotros y entendiera que aquí sólo hay sociedades sin ánimo de lucro que quieren dar oportunidades a personas que están fuera del mercado laboral. 

 

 

P.: Han sido muy beligerantes en algunas licitaciones que han terminado en compañías no especializadas y fuera del ámbito de la acción social. ¿Cuál es el problema?

 

R.: En primer lugar, hay una ley de 2018 que establece que los convenios con las administraciones para instalar contenedores deben ser convertidos en licitaciones para dar opciones de transparencia al proceso. A su vez, la directiva europea entendía que se debería dar un espacio privilegiado a las empresas de inserción en materia de recogida porque son las que la han venido haciendo, y además revierte en un beneficio a la sociedad.

 

Eso se trasladó a la Ley de Residuos como una disposición que establece que al menos el 50% de las licitaciones públicas que salieran al mercado fueran reservadas a empresas de inserción. Las empresas del sector del lucro creen que estamos intentando robarles mercado. No es eso: nosotros ya recogíamos el 70% de la ropa que se recoge en España, lo único que hacemos es blindar al menos al 50%.

 

Si además se promueven licitaciones en bloque, todo el residuo en un solo contrato, al final va a terminar todo en Ferrovial, Sacyr, Valoriza y pocos más. Nos parece importante no perder el espacio que nos ha costado ganar durante treinta años, porque ahora que empieza a ser lucrativo a todo el mundo el interesa.