Isabel Sanchís: “Hacer las cosas diferente está bien, pero hay que vender”
Nacida en Valencia en 1956, Isabel Sanchís presentó su primera colección en 1990 y la empezó a distribuir en tiendas cercanas a su lugar de residencia, para iniciar posteriormente la distribución nacional e internacional.
En el margen izquierdo del río Turia se encuentra el pueblo de Benaguasil, donde Isabel Sanchís dio sus primeras puntadas en diseños que creaba para sus amigas en su adolescencia. Desde la localidad valenciana, la diseñadora se ha convertido, por méritos propios, en uno de los nombres españoles del diseño de moda.
Siguiendo su pasión, en los ochenta decidió dejar su trabajo en unos grandes almacenes para poner en marcha un pequeño taller de costura en Valencia. En 1990, Sanchís presentó su primera colección y empezó a trabajar con tiendas cercanas a su lugar de residencia. A partir de ahí, la empresa empezó a crecer.
A pesar de sus treinta años de trayectoria, la diseñadora valenciana espera en el backstage de la Mercedes-Benz Fashion Week Madrid, celebrada del 17 al 21 de septiembre, con los nervios de la primera vez. “Siempre tratamos de innovar, así que nunca tenemos nada seguro”, afirma Sanchís. “Desfilar en esta pasarela hizo que la marca despegase a nivel nacional, aunque no a nivel de ventas”, explica la diseñadora sobre los puntos de inflexión de la marca a lo largo de su recorrido. “Cuando decidimos salir internacionalmente encontramos un mundo muy exigente, tuvimos que esforzarnos en investigar y diseñar más, y sobre todo, ser más flexibles”, desarrolla.
La empresa tomó un rumbo aún más familiar con la incorporación de sus hijos al negocio. Paula Maiques asumió el área de diseño en 2021, formando dúo creativo con su madre, mientras Francesc Maiques lidera la gestión. “La entrada de Paula se ha notado porque ahora somos dos para luchar; ella es una persona muy fuerte que ama su trabajo, y estoy muy orgullosa de ello”, explica Sanchís.
“Preparado está todo el mundo, pero gente que ama su trabajo no hay tanta”
En la pasada edición de la pasarela madrileña, las diseñadoras valencianas fusionaron su trabajo artesanal con nuevas técnicas manuales para crear piezas únicas inspiradas en su último viaje a Japón, con un guiño a su sello más característico: las flores.
Creadas a mano a partir de plastilina y convertidas en piezas únicas mediante impresión en 3D o brotando del metal en tonos dorados, Sanchís apuesta en cada nueva colección por la creatividad, donde su objetivo es la superación. “Cuando terminas una colección, te quedas en blanco y tienes un nivel más alto para conseguir algo más”, explica la diseñadora.
A día de hoy, la marca opera únicamente con su boutique propia de la calle Poeta Querol, en Valencia. Sin abandonar la ciudad que la vio crecer, los planes de expansión de Isabel Sanchís pasan por abrir un punto de venta en Madrid, objetivo que la marca aún no ha podido conseguir. “Es difícil, pero como somos perseverantes, al final lo conseguiremos”, apunta la diseñadora, que incluso ha llegado a considerar nuevas ubicaciones como Barcelona o Miami.
“Siempre intentamos innovar, así que siempre tenemos los nervios de la primera vez”
En el mercado estadounidense, la firma ha conseguido estabilizarse a pesar de las medidas arancelarias. “Parece que no nos han afectado demasiado”, señala Sanchís. Actualmente, la marca mira hacia Asia, dando sus primeros pasos con la diversificación en China. “Es un mercado que necesita tiempo para conocerte y estamos ahí porque creo que también es el futuro”, argumenta la diseñadora. “La primera vez que una persona cogió un avión desde Estados Unidos para comprarnos un vestido, sentí que todo el esfuerzo había valido la pena”, explica Sanchís.
La diseñadora valenciana tiene claro que “nuestra expansión está en crear tiendas propias, que es de donde podemos aumentar la facturación”. La compañía que lidera la diseñadora se ha marcado el objetivo de cerrar 2026 al alza respecto a los cuatro millones de euros con que finalizará 2025. El 70% de su negocio procede del segmento de evento y fiesta. Las colecciones nupciales, que aportan el 30% restante, impulsán al alza las ventas. “Aunque no es nuestro punto fuerte, cada vez hacemos más y cada año vendemos más”, señala la creativa.

El objetivo de la marca, que ha cambiado desde su fundación hasta ahora, se resume en “crear tiendas propias, desfilar con los más grandes y estar en todos armarios del mundo; son objetivos a los que nunca imaginé que pudiese llegar”, según la diseñadora. A nivel personal, Sanchís contaba que “hay grandes diseñadores a los que admiro, como Schiaparelli, y sueño con desfilar en París junto a ellos”.
En su plantilla, formada por cincuenta personas, lejos de las veinte petites mains con los que funcionan los atelièrs de alta costura, la diseñadora cuenta con un filtro imprescindible para ella: “yo siempre busco buenas personas, preparado está todo el mundo, pero gente que ama su trabajo no hay tanta, y eso se nota. Cuando consigues gente joven que ama su trabajo, todo lo demás se aprende”.