Cosmética

2016, el año en que la cosmética unió fuerzas para crecer

Coty y Procter&Gamble, Shiseido y Dolce&Gabbana, Puig y Jean Paul Gaultier. Los principales grupos de perfumería del mundo buscaron pareja en 2016 para impulsar su crecimiento, reorganizando el mapa mundial del sector.

Iria P. Gestal

23 dic 2016 - 04:56

2016, el año en que la cosmética unió fuerzas para crecer

 

 

Se cierra un ejercicio de movimientos tectónicos en el negocio mundial de la perfumería y la cosmética. Después de un 2015 de pujas y apuestas, el año pasado presenció algunas de las mayores operaciones corporativas del sector en los últimos años, mientras que otros operadores continuaron engrosando sus carteras a golpe de talonario comprando firmas de nicho o cadenas de tiendas para impulsar su red de retail.

 

El protagonista absoluto del ejercicio que acaba de concluir fue la estadounidense Coty, que en octubre culminó la compra de las marcas de cosmética y perfumería de Procter&Gamble por 12.500 millones de dólares. El acuerdo incluye 43 marcas, entre las que se encuentran Max Factor y Covergirl, y las licencias de perfumes de enseñas como Gucci, Hugo Boss o Lacoste.

 

Cuando las dos compañías estén completamente integradas, Coty podría desbancar a L’Oréal como el primer grupo del mundo de fragancias, con una cifra de negocio de 7.000 millones de dólares, según estimaciones de Euromonitor. En cosmética de color, Coty superaría a Estée Lauder y Avon con una facturación de 5.200 millones de dólares. 

 

La operación excluía, sin embargo, una de las joyas de la corona en el negocio de la perfumería de Procter&Gamble: Dolce&Gabbana. Los pretendientes no tardaron en aparecer, con el grupo español Puig y L’Oréal a la cabeza, que tantearon la compra de un negocio que genera 500 millones de dólares al año. 

 

Finalmente, el gigante nipón Shiseido adelantó a sus homólogas española y gala y se hizo con la licencia de la marca a través de su división de perfumería Beauté Prestige International (BPI). En agosto, la compra recibió luz verde por parte de la Comisión Europea y, en octubre, BPI comenzó a trabajar con la firma italiana, con el objetivo de reforzar su expansión en China y Asia.

 

La compra sirvió a Shiseido para compensar parcialmente los efectos de la pérdida de la licencia de Jean Paul Gaultier, otra de las protagonistas de las operaciones corporativas del sector. En febrero de 2015, Puig ofreció setenta millones de euros por hacerse con el negocio de perfumería de la compañía gala, que compró hace cuatro años.

 

La licencia, que BPI controlaba desde 1993, finalizaba el 30 de junio de 2016, pero Puig aportó una compensación a Shiseido para avanzar el acuerdo, culminando la integración de la firma en enero. Puig sumó así la marca a una cartera que, en el último año, engrosó también con la brasileña Granado.

 

Aunque de manera más discreta, los dos gigantes del negocio de la perfumería también sacaron la chequera el año pasado. L’Oréal se hizo con el control de la estadounidense IT Cosmetics por 1.200 millones de dólares, compró la perfumería de nicho de Atelier Cologne y pujó por Societé des Thermes de Saint-Gervais-les-Bains y la licencia de la marca de cosmética Saint-Gervais Mont-Blanc, ambas controladas por Rivadis Group.

 

Por su parte, Estée Lauder, número dos de perfumería en el mundo, completó en noviembre la mayor adquisición de su historia al hacerse con la firma de cosmética Too Faced por 1.450 millones de dólares, apenas un mes después de tomar el control de Becca Cosmetics por 230 millones de euros.