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Paulí Aluart (Aegp): “El relevo generacional en confección es más importante de lo que parece”

El empresario, miembro de la junta directiva de la entidad durante veinte años, coge el mando de la patronal tras la salida del que ha sido su presidente durante 30 años, y para lo que ha dejado la gestión diaria de su compañía.

Paulí Aluart (Aegp): “El relevo generacional en confección es más importante de lo que parece”
Paulí Aluart (Aegp): “El relevo generacional en confección es más importante de lo que parece”
Paulí Aluart, nuevo presidente de la Agrupación Española del Género de Punto (Aegp).

Christian De Angelis

Paulí Aluart acaba de tomar el relevo a un histórico del movimiento asociativo del sector, Joan Canals, como presidente de la Agrupación Española del Género de Punto (Aegp). Nacido en Mataró (Barcelona), en 1956, acaba de concluir el traspaso de la gestión de su compañía, CP Aluart, a la siguiente generación familiar y tras 21 años en la junta directiva, explica que, por compromiso, no podía decir que no a la propuesta de tomar el relevo al frente de la entidad.

 

 

Pregunta: Relevo al frente de la Aegp después de 30 años. ¿Cuáles son sus planes para el mandato?

 

Respuesta: Los que teníamos continúan siendo vigentes: reindustrialización, internacionalización y digitalización. El proceso de reindustrialización es evidente que es necesario, independientemente de lo competitivos que podamos ser respecto a otros países. Para el país es una industria que aún puede dar de sí: la industria manufacturera está como está, pero hay muchos procesos que difícilmente pueden hacerse fuera. En internacionalización, todo lo que ha entrado de fuera ha mermado nuestras posibilidades en nuestros mercados y hemos tenido que ir a fuera: Europa es nuestro mejor mercado, pero algunos han hecho aventuras en otros países más lejanos. Son unos deberes que casi todos han iniciado. En digitalización, hemos de ver cómo encajamos la Inteligencia Artificial en nuestro sector. Y el reto más novedoso es la sostenibilidad: es lo que nos complicará más la vida, ya lo está haciendo.

 

 

P.: ¿Cómo?

 

R.: El problema es de los productores, pero también de los usuarios. Nosotros no podemos ser partícipes de la decisión de los usuarios cuando deciden que una prenda ya no le sirve. Nuestra responsabilidad industrial con la sostenibilidad queda bien amparada con el marco normativo que hay, porque hace muchos años que no podemos abocar aguas sucias de los procesos de tintura, no podemos llevar los retales a cualquier vertedero, etcétera. Siempre se ha hecho en el sector, porque además antes esto se valoraba: se pagaban los retales, los cartones, los plásticos. En este sentido la industria siempre ha sido muy limpia. Ahora nos hemos de hacer responsables de la ropa usada y esto es muy difícil. Primero veremos si técnicamente hay posibilidades, y después dependerá de toda la colectividad y de cómo se regula, porque ahora lo veo muy complejo.

 

 

P.: ¿Cuesta que haya relevo generacional en el ámbito asociativo

 

R.: Sí, cada vez es más difícil. Todo esto implica trabajo. Yo ahora mismo podría estar en otro sitio, pasándomelo mejor, ¿no? Implica dedicación y no todo el mundo está dispuesto. Sabes que es un retorno social que entiendes que tienes que hacer: siempre he pensado que si todos hiciéramos de una forma altruista una labor de este tipo, la sociedad cambiaría mucho. Así que no me pesa hacerlo.

 

 

 

 

 

 

P.: De 47.000 trabajadores afiliados a la Seguridad Social a 43.000 trabajadores entre 2019 y la actualidad. ¿La industria de la confección continúa perdiendo fuerza en España?

 

 

R.: Es difícil porque estamos en un momento de cambio generacional. Estamos dejando de trabajar los boomers, los empresarios también, y no todos tienen la posibilidad de hacer un traspaso generacional para que el sector no se resienta. Esto es más importante de lo que parece. Por otro lado, hemos de ver cómo evoluciona todo el tema de las importaciones. Las ventas online van aumentando. Lo que puede hacer cambiar las cosas es la sostenibilidad: la regulación de todo esto será muy complicado. ¿Cómo podremos ver si de China, India o Bangladesh llega una caja con tantas prendas o tales fibras, y cómo se decidirá si pude pasar o no? Es importante para que la industria se pueda mantener.

 

 

P.: ¿La industria es atractiva para captar nuevos empresarios?

 

R.: No sé si es más o menos atractiva que las empresas de otros sectores. Antes tenía cierto prestigio estar en este sector, ahora todo lo pongo en el mismo saco que la automoción, o la alimentación. Que la industria sea atractiva para los jóvenes, no lo sé. Hay otras cosas: no diría falta de motivación o de ganas de trabajar. Pero el estado del bienestar ha influido mucho y nadie está predispuesto a sacrificarse. Y estar al frente de una empresa exige un sacrificio importante.

 

 

P.: Muchas veces las marcas dicen que no encuentran proveedores en España para cubrir su demanda. ¿Hay un problema de oferta o de demanda?

 

R.: Sí, pero hay que buscarlos y cuesta más encontrarlos. Pero para eso están las organizaciones empresariales y los gremios: seguro que si alguien viene y nos pide quién le puede hacer calcetines, alguien le da referencias de quién puede hacerlos aquí, bien hechos y de mucha calidad. Hay menos industria y mano de obra, seguro. El problema importante que tenemos de cara a la continuidad es la profesionalidad: nos cuesta mucho encontrar profesionales para tirar adelante.

 

 

 

 

 

 

P.: ¿En ámbitos productivos o de management?

 

R.: En todo. Me refiero a la industria, aunque supongo que también pasará en el comercio.

 

 

P.: ¿Es un problema de retribución o hay otros puntos de fricción?

 

R.: ¿Qué sector puede ser atractivo en retribución? En nuestro sector no es un problema: el que tiene ganas y es un buen profesional mañana encuentra trabajo seguro y se puede ganar muy bien la vida. Creo que la gente tiene ganas de vivir mejor y esto comporta no tanto ganar mucho dinero, sino tener tiempo y esto es difícil cuando estás en una empresa.

 

 

P.: ¿Esto es sostenible?

 

R.: Aquí podemos hablar de la importación de la mano de obra extranjera y choca con otras cuestiones que socialmente son complejas. Hoy vas a cualquier empresa textil y hay mano de obra extrajera, cualificada y no. Esto debe continuar porque si no lo tenemos difícil. Un ejemplo claro son las confecciones chinas: si no fuera por ellas no sé hoy quién cosería a máquina, quién podría fabricar aquí. Son empresas de aquí, con trabajadores chinos y empresarios chinos.

 

 

P.: ¿Esto ha existido siempre?

 

R.: No. A medida que las de aquí fueron cerrando ellos se fuero situando, en Santa Coloma, Badalona… seguramente en Madrid también hay. Forman parte del sector.

 

 

P.: ¿Se asocian? ¿Sería interesante que lo hicieran?

 

R.: No, no tenemos ningún asociado. Son muy discretos en todos los temas. Sería interesante, seguro, pero ya es un problema de integración social general: tampoco son castellers ni van a la fiesta mayor de Gracia, por así decirlo.

 

 

 

 

 

 

P.: ¿Hay un problema de condiciones de trabajo o economía sumergida en torno a estas empresas?

 

R.: No, yo entiendo que no. Esto está muy regulado. Las empresas que tenemos proveedores de estos tipos vigilamos que todo esto sea legal.

 

 

P.: ¿Cómo afecta la situación geopolítica y la guerra arancelaria al sector?

 

R.: Lo iremos viendo. Porque todo esto todavía no está bien pautado. Hoy te hablan de unos aranceles altísimos, mañana te los quitan. Creo que aún es difícil concretar mucho este tema. Se dice que los chinos, que no pueden vender a Estados Unidos, inundarán todo. Esto está por ver y no afecta sólo al textil.

 

 

P.: ¿Qué cambios se necesitan en la legislación laboral española?

 

R.: El tema de las 37,5 horas, que al final no ha prosperado, nos ha enfrentado un poco. No sabemos si se continuará luchando o no, pero nosotros no podemos estar de acuerdo, porque la competitividad que perderos respecto a lo que venga de fuera, sin regulaciones laborales, no nos ayudará a la industria manufacturera en general. Ahora la concesión que se ha hecho en términos de permisos, socialmente está muy bien, pero se tiene que compensar con productividad. Para ello los empresarios también nos hemos de comprometer con inversión, pero también deben bajar otras cosas como el absentismo laboral. Encontrar el equilibrio no es fácil.

 

 

P.: La Aegp salió hace más de diez años del Consejo Intertextil Español (CIE) y se rompió la unidad patronal. ¿Tiene sentido que haya esta disgregación asociativa?

 

R.: El sector se va reduciendo y lo que no se puede hacer es dispersar más la patronal, pero los intereses de cada gremio o asociación son diferentes. La trazabilidad industrial de las empresas de Texfor o Aegp es muy diferentes. La confección requiere de mucha mano de obra especializada, y la hilatura mucha inversión. Es muy diferente. El punto final es el mismo, vender una prenda al público, pero el proceso es diferente y los procesos también: en la confección no nos afecta los temas de agua o energéticos, y al textil mucho. Sí tendría más sentido que haya, no más unión, porque no hay desunión, si no que podamos hacer más planteamientos conjuntos.