OTB: el guerrero sin descanso con el denim como ‘atman’
Con la rebelde Diesel como punta de lanza, el empresario Renzo Rosso ha construido un grupo formado por Jil Sander, Maison Margiela, Marni y Victor&Rolf, así como dos divisiones industriales. La empresa ansía saltar a Bolsa.


11 mar 2025 - 05:00
A principios de los 2000, Renzo Rosso pensaba en retirarse, trabajar menos y dedicar su tiempo a proyectos sociales. En 2007, en un vuelo de Edimburgo a Roma, se encontró con el Dalai Lama. Y aquel viaje lo cambió todo. El maestro budista le dijo que la gente querría imitarle si continuaba trabajando como emprendedor y que tenía una responsabilidad con las familias de sus empleados. “Fue un día fundamental para mí”, ha explicado el propio Renzo Rosso, que decidió mantenerse al pie del cañón de su empresa OTB (Only the Brave), una compañía con el denim en el alma o, como dicen los budistas, en el atma.
Nacido en Brugine (Padua) en 1955, Renzo Rosso procede de una familia de agricultores del norte de Italia. Hoy multimillonario gracias, sobre todo, al fenómeno Diesel, a los 15 años creó sus primeros pantalones vaqueros con la máquina de coser de su madre: la cintura baja y el boot cut hicieron las delicias de sus amigos, que le pidieron que los repitiera. Eran los setenta y en la radio sonaban los Rolling Stones y Led Zeppelin, los jóvenes llevaban el pelo largo y los pantalones vaqueros eran símbolo de libertad.
Tras una temporada estudiando economía en la Universidad de Venecia, Rosso abandonó su educación universitaria y en 1976 se unió como responsable de producción a la empresa Moltex, un confeccionista italiano que producía para marcas italianas. Moltex era propiedad, a través de Genius Group, de Adriano Goldschmied, un empresario apodado “el Padrino del denim” (creador de marcas como Replay, Gap 1969, Agolde o Goldsign) que se convirtió en el mentor de Rosso.
A finales de los setenta, a Rosso comenzó a picarle el gusanillo de emprender y quería abandonar Moltex, pero Goldschmied le convenció de que se quedase a cambio de un 40% del capital de la empresa y de lanzar juntos una nueva compañía. Rosso se convirtió entonces en accionista de Genius Group, productor de marcas como Replay, King Jeans o Goldie, y lanzó, junto a Goldschmied, su propia marca: Diesel.
¿Por qué Diesel? En plena crisis del petróleo, el diesel era considerado un combustible alternativo, lo que servía para explicar lo que quería ser la marca: una alternativa a la moda que existía en aquel momento. Con la rebeldía por bandera, Diesel, además, se pronunciaba bien en todos los idiomas.
En 1985, Renzo Rosso terminó comprando el cien por cien de Diesel: cambió sus acciones en Genius Group por las de Goldschmied en Diesel. Con osadas campañas de márketing, mucha comunicación, cortes y lavados alternativos del denim y rompiendo muchas normas (los vaqueros más baratos de Diesel se vendían a 100 dólares, cuando Ralph Lauren los vendía a 52 dólares), Diesel, con su indio como emblema, se disparó.
Los noventa fueron la época dorada de Diesel que, como tantas otras marcas, comenzó a sufrir a partir del 2000. La moda había cambiado y la competencia se disparaba en el sector, con grupos de gran distribución ofreciendo la última tendencia a precios más bajos y rompiendo la categoría denim con pares de vaqueros a veinte euros.
Diesel rompió el mercado, pero en el 2000 debió hacer frente a la llegada de otros competidores más baratos
Renzo Rosso comenzó entonces a diversificar. “El mundo está lleno de ideas, necesitas tener hambre de ellas y entender lo que hace la gente -reflexionaba Rosso en una entrevista con WWD en 2014-; me muevo en parte por instinto, pero siempre intento visualizar el proyecto, ¿cómo puedo transformar una idea que alguien ha compartido conmigo en lo mejor para ambos y rápido?”. Esta ha sido la filosofía que ha seguido Rosso con sus inversiones.
En un país lleno de marcas de moda y de grupos empresariales, Rosso comenzó a formar el suyo en el 2000 con la adquisición de Staff International, una compañía dedicada al desarrollo, producción y distribución de marcas bajo licencia. La diversificación provocada por esta adquisición hizo que en 2002 naciera OTB Group como hólding de Diesel y de futuras adquisiciones. Ese mismo año llegó otra: Renzo Rosso se convirtió en accionista mayoritario de Maison Margiela, para terminar comprando el cien por cien en 2006.
En la búsqueda de crear una cartera de marcas con el mismo espíritu rompedor del Diesel de los inicios, en 2008 OTB se hizo con la mayoría del capital de Viktor&Rolf. En 2011, el grupo aumentó su actividad productiva con la creación de Brave Kid (dedicada a la producción y distribución de ropa para niños), pero siguió con un rally de compras: en 2013 invirtió en la firma milanesa Marni y en 2015 se hizo con el cien por cien; en 2019 entró en el capital de la marca estadounidense Amiri y en 2021 compró Jil Sander.
Una de las adquisiciones más polémicas que ha realizado Rosso fue la de Maison Martin Margiela. Antes de hacerse con la enseña, Rosso ya era seguidor de la marca, de su concepto de deconstrucción y de sus técnicas alternativas de márketing y comunicación. Tras la compra, el empresario llevó a cabo una importante diversificación de producto y expansión internacional que hizo que finalmente el diseñador que da nombre a la enseña dejara la compañía en 2009, por su desacuerdo en la estrategia y comunicación de marca. La importancia de Margiela para Rosso es tal que, de los cinco tatuajes que lleva en su cuerpo (el primero de los cuales se lo hizo a los 50 años), uno de ellos reproduce las cuatro costuras que caracterizan las etiquetas cosidas de la marca.
Hoy en día, OTB se define a sí mismo como un grupo internacional de moda y lujo que impulsa un conjunto de “marcas globales no convencionales” formado por Diesel, Jil Sander, Maison Margiela, Marni y Victor&Rolf, que se apoyan en los brazos productivos de Staff International y Brave Kid.
Además de estas grandes unidades de negocio, OTB cuenta con dos áreas más: Brave Virtual Xperience, dedicada al desarrollo de productos, proyectos y experiencias en el ámbito virtual y dirigida por Stefano Rosso, hijo del fundador; y Aura Blockchain Consortium, una entidad de la cual OTB forma parte con el objetivo de “contribuir al desarrollo de estándares para la industria relacionados con innovación, transparencia y blockchain para marcas de lujo”.
Con sede central en Breganze (Vicenza), al norte de Italia, y 7.000 empleados globales, el grupo disemina su producción en todo el mundo. A través de Staff International y Brave Kid, el grupo gestiona la producción para todas sus marcas salvo Diesel, que cuenta con estructura de aprovisionamiento propia. Staff International y Brave Kid trabajan también para otras marcas, como Dsquared2, en régimen de licencia.
Para la distribución de sus marcas, OTB combina los canales directos (físicos u online) y el wholesale, en tiendas multimarca, grandes almacenes y marketplaces online. A cierre de 2024, OTB contaba con una red de 608 establecimientos propios y con presencia en más de cien mercados con todos los formatos de distribución.
La gobernanza del grupo italiano se organiza a través de un consejo de administración de un grupo de directivos que gestionan el día a día. El consejo de administración está formado por Renzo Rosso, presidente; Ubaldo Minelli, consejero delegado de OTB desde 2018; Stefano Rosso, consejero delegado de Marni y presidente de Margiela; Cristina Bombassei, actualmente presidenta de la Asociación Italiana de la Empresa Familiar, y Carlo Purassanta, ejecutivo del ámbito de la tecnología y la innovación.
A través de las divisiones Staff International y Brave Kid, el grupo gestiona la producción para todas sus marcas salvo Diesel
La ambición de Rosso
A Renzo Rosso todavía le quedan creativos por buscar para hacer explotar sus compañías. A principios de la década, después del golpe del Covid-19, el empresario anunció a los cuatro vientos su intención de salir a Bolsa para construir un conglomerado como LVMH o Kering.
“Italia no tiene un conglomerado doméstico de lujo como los franceses -decía Rosso en 2022 en una entrevista en Financial Times-; mi plan es crear uno”. La visión de Rosso es, sin embargo, diferente a la de los Arnault y los Pinault y él quiere “mostrar a las marcas italianas que juntas son más fuertes”.
OTB llegó a contratar a asesores para el proceso de salida a Bolsa, que debía tener lugar en 2025, pero las condiciones del mercado han hecho que, finalmente, se posponga al menos un año.
“El año ha comenzado un poco más tranquilo, lo que significa que podría ser mejor esperar el momento adecuado porque cuando se da un paso así se quiere hacerlo con números que estén a la altura de lo que esperan los inversores”, decía Rosso en mayo de 2024 en un evento en Roma.
Las cifras de cierre de 2024 hacen pensar que, aunque la cotización siga en el radar, quizás no será tampoco en 2026. OTB concluyó el ejercicio 2024 con una caída del 4,9% en su cifra de negocio, mientras sus márgenes se erosionaron fruto de las inversiones llevadas a cabo en los doce meses anteriores. La empresa concluyó el año con una cifra de negocio de 1.700 millones de euros, frente a los 1.800 millones de euros de 2023. El resultado bruto de explotación (ebitda) de la compañía se ha situado en 275,8 millones de euros, con una caída del 20% respecto a los 347,6 millones de euros del ejercicio precedente.
Según la compañía, la rentabilidad se vio afectada en 2024 por las inversiones llevadas a cabo en el periodo, que ascendieron a 77 millones de euros y se centraron en el desarrollo de la red de tiendas y en innovación, con operaciones como la compra de Calzaturificio Stephen (un histórico proveedor de calzado del grupo) o la formación de una filial en México para entrar en el país.
OTB cerró 2024 con ingresos de 1.700 millones de euros y una caída del 20% en su ebitda
La familia
Casado en tres ocasiones, Renzo Rosso tiene siete hijos, tres los cuales trabajan en la compañía. De ellos, los dos mayores, Stefano y Andrea, controlan el 5% del capital de OTB cada uno, mientras el 90% está en manos de su padre. A principios de la década pasada, Renzo Rosso confió a Stefano la reestructuración y relanzamiento de OTB, llegando a nombrarlo coconsejero delegado, posición que dejó posteriormente para dedicarse a las marcas, en las que ha tomado decisiones tan valientes como las de su padre, con el fichaje del desterrado John Galliano como director creativo de Maison Margiela.
La familia Rosso gestiona sus inversiones a través de la sociedad Red Circle Investments, creada en 2011 y con participadas en sectores como la moda, la tecnología, el medioambiente o la sostenibilidad. Yoox o Depop han formado parte de la cartera de Circle Investments
Como a muchos empresarios, a Renzo Rosso le gusta el fútbol. En 2018, OTB se hizo con el control del club L.R. Vicenza Virtus, que más tarde fusionó con el Bassano Virus. Como presidente del L.R. Vicenza, Stefano Rosso ha sido directivo de la Federación Italiana de Fútbol.