Lina Gálvez (Psoe): “No podemos exigir a nuestros productores y no hacerlo a los de fuera”
La eurodiputada del Psoe y vicepresidenta de la Comisión de Industria, Investigación y Energía desglosa cuáles son las intenciones de su grupo político de cara a las elecciones europeas de este domingo.


6 jun 2024 - 05:00
Reindustrializar España y Europa. Esa es una de las ideas que defiende Lina Gálvez, eurodiputada del Psoe y vicepresidenta de la Comisión de Industria, Investigación y Energía de cara a los comicios europeos de este domingo, 9 de junio. La política española asegura que el futuro de la industria española variará dependiendo de los resultados electorales y señala que el auge de la extrema derecha en el continente pone “en peligro” el proyecto común. La española también destaca que las empresas de moda deben ir caminando hacia la sostenibilidad, de manera previa a la regulación de la Unión Europea, y defiende que la normativa en materia debe ir acompañada de ayudas al sector, con el fin de evitar el cierre de los más pequeños. El Partido Popular, Sumar y Vox no han respondido a la invitación de Modaes de participar en esta serie europea de publicaciones diarias.
Pregunta: Las previsiones de la Comisión Europea para la economía española (+ 2,1%) se contrapone con la previsión otorgada para potencias como Alemania o Reino Unido. ¿Qué ha hecho bien España?
Respuesta: España ha canalizado bien su plan de recuperación transformación y resiliencia. Ha identificado los sectores que tienen potencial y se ha aprovechado de la distribución geográfica, sin concentrarlo todo en Madrid o exclusivamente en la gran empresa. También ha fomentado el empleo, con reformas que han dado estabilidad a los trabajadores y se han mejorado los salarios bajos y la capacidad adquisitiva de las personas. Además de aumentar el empleo el consumo interno ha crecido y se han hecho inversiones en innovación e investigación, con la creación de empleo de calidad y la competitividad de nuestros sectores empresariales. Tenemos una política fiscal robusta y seria, en la que se ha reducido la deuda. Se han hecho las cosas con seriedad y coherencia y, aunque haya cosas que mejorar, Europa lo ve.
P.: ¿Qué riesgos hay que evitar en un momento como el actual?
R.: Hay que intentar que la oleada de fondos europeos se mantenga y se sostengan las actividades que se han impulsado con dinero público. Que las leyes y las regulaciones se adapten al dinamismo y que se siga apostando por empleo de calidad y regulación salarial, que favorece el mercado interior. Hay que seguir en la línea de hacer la doble transición: la ecológica y la digital, que requiere formación decidida de la mano de obra (tanto de la gente joven como dar oportunidades a las personas que, por los cambios estructurales, puedan estar concentrados en sectores en los que se esté reduciendo la mano de obra).
P.: El programa Next Generation no ha evitado la desaceleración de países como Alemania. ¿Qué se puede hacer para dinamizar la economía de Europa?
R.: Europa es muy diversa y estamos inmersos en un cambio estructural muy profundo, y transformaciones que lo están cambiando todo, como la digital que cambia cómo producimos, consumimos e incluso nos relacionamos. La amenaza del cambio climático empuja a la descarbonización de la economía y no todos los sectores se verán afectados de la misma manera y con el mismo ritmo, lo mismo con los países. Aquellas industrias que son muy intensivas en energía han sufrido especialmente las consecuencias de la guerra en Ucrania y la subida de los precios de la energía, por lo que aquellos países que tengan mayor especialización en esos sectores han sufrido más, como es el caso de Alemania. Insisto en que Europa es muy diversa y Alemania era muy dependiente del gas ruso, por lo que ha debido tener un impacto mayor que en otros países que eran menos dependientes, por poner simplemente un ejemplo. Sin embargo, no es la tónica general de Europa; hay políticas europeas que afectan más a unos que a otros y la clave está en detectar dónde está el interés general y paliar los problemas más comunes.
“La UE aprieta con la regulación para que el sector se vaya adentrando en la estrategia sostenible, pero incentivándolo con bonificaciones”
P.: Las industrias del sector de la moda se preparan para una hiperregulacion en materia de sostenibilidad, ¿habrá ayudas desde Europa para llevar a cabo el cambio?
R.: Hay dos procesos que van en paralelo y se tienen que retroalimentar. El primero es la descarbonización, que afecta a todas las industrias, donde está la textil, porque los procesos de producción son muy contaminantes y está basada en una sobreproducción contraria a lo que necesitamos para alcanzar los objetivos sostenibles. Además, hay que ser capaces de avanzar en reciclaje y materiales ecológicos. La estrategia de la Unión Europea es permitir que esto se haga de manera acompasada, apretando con la regulación para que el sector se vaya adentrando en estas condiciones, pero incentivándolo con bonificaciones. De momento se han organizado reuniones para la industria de la moda y con la iniciativa Nueva Bauhaus Europea habrá espacio para estos incentivos, que vayan permitiendo a esta industria, como a otras, adaptarse al proceso de descarbonización. El objetivo es el lanzamiento de fondos para incentivar nuevos modelos de negocio y acompasarlo con los tiempos, que todo sea gradual. Hay que conseguir, también, la autonomía abierta. En la pandemia vimos que éramos deficitarios en procesos industriales, lo que hacía que no fuéramos autónomos frente a problemas que no nos permitían ser resilientes o tener capacidad de salir de esas crisis. Justo antes del estallido del Covid-19 se había presentado la estrategia industrial europea, basada en un modelo abierto con una mayor cooperación en una política industrial común, con el objetivo de competir internacionalmente. En esta propuesta se engloban los distintos ecosistemas industriales, donde está el textil, y no es independiente a todas las leyes que se han hecho. Estas son las dos grandes estrategias en las que hay que encuadrar todos los pasos.
P.: ¿La regulación sostenible puede llevar a la desaparición de operadores?
R.: Esto es justo lo que hay que evitar. Si las cosas se hacen bien será lo contrario. Los consumidores tienen que ser conscientes de que hay que cambiar los modelos de consumo, no es un proceso rápido ni se puede imponer. Hay que ir poco a poco, avanzando en la regulación que incentive al sector a moverse en determinados parámetros a la vez que se va educando al consumidor y avanzando en innovación. Siempre y cuando garanticemos que no hay una competencia desleal y que los procesos los certificamos también para la importación no debería ocurrir nada malo. Para eso ayuda también la transformación digital, que va a permitir la transparencia en todos los pasos de la cadena de producción.
P.: ¿Es sostenible esta regulación si los operadores extranjeros quedan exentos?
R.: No quedarán exentos. La idea es que no puedan acceder al mercado si los controles se establecen bien. No podemos exigir a la industria de dentro unos objetivos y dejarlo de lado en los productos importados así sí se generaría un problema para cualquier industria. Esta situación se debe evitar con cláusulas de acceso y lo que exigimos a los productores de Europa que se pida también a los bienes que importamos.
P.: Entonces, ¿se debe frenar a operadores como Shein?
R.: Ya hay concienciación por parte de la ciudadanía de no comprar en operadores en los que no se garantiza la sostenibilidad ni ambiental ni social. Con la diligencia debida aprobada en 2022 hemos avanzado en ese sentido, debemos tener ahora los medios necesarios para alcanzar el resto de los objetivos. Insisto en que no podemos exigir algo a nuestros productores que no exijamos a los de fuera porque sería ir en contra de la industria europea, que evidentemente no es la apuesta de mi grupo político.
“La industria española se juega la continuidad del proyecto europeo”
P.: A principios de año, Sumar presentó una proposición no de ley en el Congreso con la que emplazaba al Gobierno a reunirse con las principales empresas multinacionales españolas del sector textil. ¿Este tipo de proposiciones tienen utilidad?
R.: Cualquier avance se tiene que hacer dialogando con el sector. Lo que se supone que hay que hacer desde la política es buscar el interés general, así que lo primero que tienes que hacer es escuchar al sector. Gran parte de esta normativa incentiva y no obliga, la participación y la responsabilidad del sector es fundamental. Esto es normal dentro del proceso político, escuchar al sector, no creo que el Gobierno vaya a tomar decisiones sin dialogar con él. En las instituciones europeas también se hace así.
P.: ¿Qué importancia tiene la moda para la economía española?
R.: Es un sector en auge, que ha crecido mucho en los últimos años, pero hemos visto un desplazamiento geográfico y que algunas de nuestras empresas ya son actores globales. Es un sector competitivo, con procesos automatizados y mucha producción que en las últimas tres décadas se ha llevado a terceros países, algo generalizado en muchas empresas europeas. Ahora hay tecnología que puede recuperar parte de esa producción porque si es más automatizada no va a haber tanto coste.
P.: ¿Tiene sentido reindustrializar el país?
R.: Sin duda, por la necesidad de tener empleos de calidad y ser resilientes ante cualquier crisis. Hace unos años se pensaba que no importaba dónde se producían las cosas, sino que lo importante eran precios bajos, pero sabemos de manera fehaciente que no es así. La pandemia nos lo ha mostrado.
“El textil fue el protagonista de la primera revolución industrial y dejemos que tenga el protagonismo también en esta revolución”
P.: ¿Qué papel debe jugar la moda en esta reindustrialización?
R.: No podemos pensar que porque necesitemos una forma de producción más sostenible la gente va a dejar de consumir moda, es una seña de identidad muy fuerte y lo que hay que hacer es adaptarnos de la manera más sostenible y circular. Europa es fuerte en industria, España lo es en general. Si exigimos lo mismo a todos los productos, más innovación y tecnología, puede haber una vuelta de distintos procesos de la cadena de producción a Europa. El textil fue el protagonista de la primera revolución industrial, dejemos que tenga el protagonismo también en esta revolución.
P.: ¿Qué pasos debe dar el sector para garantizar una mayor fortaleza en el futuro?
R.: Debe de innovar, apostar por lo que se le va a pedir desde Europa: una mayor circularidad, transparencia, uso de materiales mas ecológicos, menos contaminantes, dar información del reciclado y avanzar en esa idea de sostenibilidad. Sería interesante que se pudieran recuperar procesos industriales, como se hace en Estados Unidos. Es verdad que la fortaleza del sector depende de lo que ocurra en las próximas elecciones, no todos los grupos defienden la inversión de lo público. Mi grupo político trabaja en diseñar la innovación en Europa y que se cierre la brecha para permitir a las empresas establecer esos procesos de producción más sostenibles, que es hacia donde tenemos que movernos porque no tenemos otro planeta. Yo creo que las cosas no están reñidas y que, sin caer en el cortoplacismo y estableciendo modelos de transiciones justos, se puede compensar a aquellos sectores, grupos sociales y regiones que puedan sufrir más en estos procesos de transformación tremendamente profundos.
P.: ¿Que se juega la industria española en las próximas elecciones europeas?
R.: La industria española y europea se juega la continuidad del proyecto europeo, hacer cosas juntos que sean un valor añadido superior y hacerlo en un espacio de bienestar, de respeto de las democracias y del estado de derecho. Nos estamos jugando Europa, porque las encuestas dicen que hay un aumento del apoyo a la extrema derecha que no cree en la construcción del proyecto conjunto. Europa es cada vez más pequeña y necesitamos esa unión, con garantías y fomentando la competitividad de la industria europea y el bienestar de las personas.