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El Mapa de la Moda 2020 (IX): Los grandes de la industria

El primer impacto de la pandemia en los gigantes de la industria fue la paralización de la producción en China y luego la cancelación de los pedidos por parte de los operadores de Estados Unidos y Europa.

C. Juárez

22 jul 2020 - 04:47

El Mapa de la Moda 2020 (IX): Los grandes de la industria

 

 

La guerra comercial, la inestabilidad macroeconómica, la transformación hacia la sostenibilidad, y ahora, el coronavirus. Los gigantes mundiales de aprovisionamiento ya se enfrentaban a varios desafíos antes de la llegada de la pandemia, pero todos ellos quedaron en un segundo plano con la llegada del Covid-19.

 

El primer impacto de la pandemia en los gigantes de la industria fue la paralización de la producción en China, la fábrica del mundo, entre enero y febrero, los peores meses de la crisis sanitaria en el país.

 

Tras la reactivación de la actividad, los principales fabricantes del mundo se enfrentaron a otro reto: la cancelación o disminución de los pedidos por parte de los operadores de moda, coincidiendo con la llegada de la pandemia a Europa y Estados Unidos.

 

En el último ejercicio, además, el ránking global de los líderes de la industria también se ha transformado. El gigante de las cremalleras YKK disparó su facturación hasta situarse en la segunda posición del ránking. G-III Apparel Group ha descendido de la tercera a la sexta posición, mientras que Gore Tex ha superado a Shenzhou, colocándose como cuarto en el ránking.

 

 

 

 

LI&FUNG, ADIÓS A LA BOLSA EN PLENA CRISIS DEL COVID-19

 

El último ejercicio ha estado marcado para Li&Fung por su salida de la bolsa de Hong Kong tras veintiocho años en el parqué. La empresa, que dejó de cotizar el 27 de mayo, pasó a estar controlada por un consorcio de inversores, entre ellos sus accionistas mayoritarios.

 

Hoy marca el inicio de un nuevo viaje para Li&Fung, focalizándonos en lograr una transformación fundamental de nuestro negocio”, aseguró Spencer Fung, bisnieto del fundador de Li&Fung, en un comunicado. “Nuestro compromiso con nuestros socios de retail y aprovisionamiento es más fuerte que nunca”, sostuvo.

 

Como al resto de gigantes del sector, el coronavirus impactó en el negocio de Li&Fung durante la primera fase de la pandemia. La empresa, que opera con 10.000 fábricas y el grueso de ellas están ubicadas en Asia, se vio obligado a cerrar varios de sus centros y asumir la cancelación de pedidos por parte de varios de sus clientes.

 

 

 

 

Una de las medidas que tomó la empresa para contener el impacto de la pandemia en su negocio fue el ajuste de empleados en sus fábricas. En Bangladesh, el grupo chino despidió a cerca de cien empleados, el 25% de su plantilla en el país, y recortó el sueldo del 15% de los trabajadores.

 

La compañía también despidió al 70% de sus empleados en de Hong Kong Procurement Department, y replicó esta medida en sus oficinas en Shanghái y Shenzhen. En paralelo, la estrategia de Li&Fung continúa siendo acelerar su digitalización, “algo que se ha vuelto más urgente por la pandemia del coronavirus”.

 

 

 

 

YKK CIERRA LA CREMALLERA ANTE LA PANDEMIA

 

A pesar de ser una compañía cotizada, el gigante de las cremalleras YKK no ha comunicado cómo la crisis del coronavirus ha impactado en su negocio. La compañía se ha colado este año en la segunda posición del ránking por encima de operadores como Swarovski o Gore Tex.

 

Como otros gigantes del aprovisionamiento, una de las medidas que tomó la empresa japonesa especializada en la fabricación de cremalleras fue proveer a los hospitales de la zona equipos de protección.

 

La compañía donó a la ciudad de Kurobe mil equipos de protección individual (EPIs). Además, las autoridades locales pidieron a la empresa realizar una producción extra de cremalleras para ropa protectora.

 

 

 

 

El coronavirus COGIÓ a YKK a punto de cumplir la estrategia que había puesto en marcha en 2017. La compañía se trazó el objetivo de “vender mejores productos a menor precio y menor velocidad” para 2020, así como dar un impulso a la sostenibilidad.

 

Entre las acciones que tomó el grupo para llevar a cabo esta estrategia se encontraban fortalecer la capacidad de desarrollo y producción de cremalleras, incrementar la variación de producto, mejorar el rendimiento de tiempo de entrega y disminuir costes.

 

Para ello, YKK tenía previsto invertir 154,1 millones de yenes (1,2 millones de euros), poner en marcha diecinueve nuevas oficinas para el desarrollo de productos e incorporar a cerca de 250 nuevos trabajadores.

 

 

 

 

SWAROVSKI, MÁS REESTRUCTURACIÓN PARA SEGUIR ‘BRILLANDO’

 

El gigante austriaco de cristal tallado Swarovski ya se encontraba en horas bajas antes de la llegada del coronavirus. El año pasado, la compañía acometió un proceso de reestructuración para salir adelante.

 

En el marco de este plan, las acciones que tomó la compañía pasaban por implantar un plan de ahorro masivo y fusionar varios de sus departamentos, como márketing y ventas. Tras llevar a cabo este proceso, Swarovski esperaba finalizar el ejercicio 2020 con un crecimiento de entre el 4% y el 5%.

 

 

 

 

La llegada del coronavirus echó por tierra esos planes. Robert Buchbauer, consejero delegado de la empresa desde principios de año, confesó que entre diciembre y mayo, la demanda en Asia y Estados Unidos, “cayó significativamente”.

 

Tras el estallido de la pandemia, la empresa de cristal tallado tuvo que acelerar su plan de ajuste. En mayo, Swarovski despidió a seiscientos empleados, el grueso de ellos de sus oficinas centrales en Wattens (Austria).

 

Swarovski está actualmente realineando su negocio a lo largo de una nueva visión y estrategia de crecimiento y cambiando fundamentalmente sus estructuras organizativas y modelo de negocio existentes”, explicó el grupo en junio. “Con este fin, todos los procesos comerciales, actividades y campos de actividad se están revisando para garantizar que estén en línea con la realineación estratégica y la realidad económica”, añadió la empresa.

 

 

 

 

GORE, PAUSA ‘ECO’

 

La incertidumbre y el pánico de los consumidores sobre qué tejidos o no usar para protegerse o para coser mascarillas provocó que Gore Tex lanzara un mensaje de alerta. “Nuestros materiales no están diseñados para suministrar el aire que necesita un ser humano para respirar correctamente si se emplean en equipos de protección individual caseros y no se ha demostrado que sean una opción viable para protegerse del Covid-19”, señaló la empresa, que este año ha escalado hasta la cuarta posición del ránking de mayores operadores de grupos industriales.

 

Inmediatamente después del estallido de la pandemia en Europa y Estados Unidos, la empresa paralizó todas las actividades de su división Gore Fabrics para ponerse a fabricar equipos de protección sanitarios para cubrir las necesidades de hospitales y centros de atención.

 

 

 

 

 

La empresa, que no ha comunicado el alcance del impacto de la pandemia en su negocio, cerró sus oficinas e instauró el teletrabajo a mediados de marzo como medida de seguridad. Entre los trabajadores que continúan yendo a los centros de producción, Gore puso en marcha una serie de medidas como turnos escalonados, espacios de trabajo reconfigurados y adaptaciones en el modelo organizativo de las instalaciones de la empresa.

 

Para Gore Tex, el coronavirus llegó en pleno viraje de modelo del grupo hacia la sostenibilidad. La empresa trazó el objetivo de reducir su huella de carbono en un 60% hasta 2030 y conseguir ser neutros en emisiones para 2050.

 

Además, la empresa tiene previsto remodelar sus instalaciones en todo el mundo, desde Estados Unidos a Alemania, pasando por China y Japón para invertir en energía renovable y actualizar los equipos de fabricación para que operen de forma más eficiente.

 

 

 

 

SHENZHOU, APROVISIONAMIENTO EN ‘PAUSE’ TRAS EL AÑO NUEVO

La paralización de la actividad industrial en China impactó durantemente en el  gigante del aprovisionamiento Shenzhou que opera con fábricas especializadas en género de punto y es fabricante para operadores internacionales como Nike, Adidas o Uniqlo.

 

A finales del año pasado y principios de este año, el brote del coronavirus ha impactado gravemente en las operaciones y actividades económicas, lo que ha llevado a una disminución de la demanda de consumo de productos de moda y ha afectado a la seguridad en la cadena de suministro”, señaló la empresa.

 

 

 

 

Shenzhoy reconoció que no podía evaluar el impacto del coronavirus en su negocio ya que “la producción no se ha visto afectada significativamente, pero si la pandemia afecta a nuestros clientes la capacidad de producción puede experimentar variaciones en el futuro.

 

Pero la empresa se recobró pronto. A pesar de no contar con fábricas en Wuhan, donde se originó la pandemia, Shenzhou mantuvo cerrados sus centros de producción desde las fiestas del Año Nuevo Chino hasta el 10 de febrero. El 28 de febrero, la capacidad de producción de la empresa estaba ya al 95% de la habitual.

 

Además, a finales de febrero, Shenzhou también volvió a la normalidad con la reanudación de contrataciones, entrada de nuevos pedidos y compra de materias primas. La empresa señaló que la paralización sólo tuvo un “impacto temporal en la productividad general del grupo”.

 

 

 

 

G-III APPAREL, REESTRUCTURACIÓN MINORISTA PARA AGUANTAR EL GOLPE

 

El gigante estadounidense G-III Apparel puso rápidamente en marcha un plan de acción ante el brote del coronavirus en el país. “A lo largo de los años, hemos logrado superar muchos desafíos, pero lo que estamos navegando hoy no tiene precedentes y evoluciona muy rápido”, confesó a finales de marzo Morris Goldfarb, consejero delegado y presidente de la empresa.

 

Entre la primera batería de medidas que tomó el grupo se encontraba la suspensión temporal del 60% de sus empleados y la reducción del sueldo del resto de su plantilla, entre ellos el equipo directivo del grupo.

 

G-III Apparel, que tiene licencias de gigantes de la moda como Calvin Klein, Tommy Hilfiger o Guess y es dueña de Donna Karan, finalizó los tres primeros meses de ejercicio (cerrado en abril) con una caída de las ventas de 36,1%, hasta 405,1 millones de dólares. Durante el periodo, la empresa entró en pérdidas, con unos números rojos de 39,9 millones de dólares, frente al beneficio de 12 millones de dólares del mismo periodo del año anterior.

 

 

 

 

Tras la presentación de los resultados, Goldfarb señaló que “estos son tiempos difíciles”. La compañía, que ha descendido hasta la sexta posición, explicó entonces el nuevo plan de acción de la empresa para contener el impacto de la pandemia. La hoja de ruta pasa por reestructurar las operaciones minoristas de la empresa, “que creemos que nos permitirá reducir pérdidas y posicionar este segmento para que, en última instancia, contribuya de manera rentable a nuestro negocio”.

 

La reestructuración del negocio minorista de la empresa pasaba por cerrar de forma definitiva 110 establecimientos de la marca Wilsons Leather y otras 89 tiendas de G.H. Bass. “Creemos que este plan de reestructuración nos permitirá reducir en gran medida nuestras pérdidas en tiendas físicas y lograr que este segmento sea rentable”, añadió el directivo. La empresa también anticipó un coste de cien millones de euros por la liquidación de las tiendas, las cancelaciones de tarifas y los costes de liquidación.

 

 

 

 

 

 

TEXHONG, PILAS CARGADAS ANTES DE LA PANDEMIA

 

“A pesar de que Estados Unidos y China entrarán en la primera fase del acuerdo comercial para levantar restricciones de aranceles, las previsiones para el futuro siguen arrojando incertidumbre, especialmente después de la llegada del coronavirus”. En diciembre de 2019, en la presentación de sus resultados anuales, el gigante del aprovisionamiento Texhong Textile ya anticipaba que 2020 sería un año complicado para la industria de la moda.

 

La empresa china anticipó que después de dos años de rápida expansión y crecimiento, el ejercicio 2020 estaría centrado en ganar rentabilidad, reduciendo su gasto y aprovechando al máximo su capacidad de producción para fortalecer operaciones en un contexto macroeconómico inestable. 

 

 

 

 

Pese a la pandemia, la empresa mantiene su plan estratégico, que pasa por afianzar su presencia internacional y apostar por la integración vertical para ganar terreno en todas las áreas de la cadena de valor, mejorar el margen, estabilizar los resultados de la empresa y aliviar las fluctuaciones de los precios de las materias primas.

 

En ese sentido, Texhong mantiene las obras de construcción de dos nuevas plantas de producción, en Vietnam, especializada en la producción de prendas de punto, y otra fábrica en Nicaragua para fortalecer su presencia en América.

 

 

 

 

CRYSTAL, HACER FRENTE A UNA NUEVA ‘BATALLA’

 

En Hong Kong, el gigante de aprovisionamiento Crystal también ha sufrido el impacto del coronavirus en su negocio. “La pandemia ha creado una situación sin precedentes y estamos haciendo todo lo posible para minimizar el impacto”, aseguró la empresa.

 

Tras la presentación de sus resultados anuales, en los que encogió su facturación un 2,7% por el impacto de la guerra comercial, pero elevó su beneficio un 1,8%, la compañía china explicó que el coronavirus tendría previsiblemente un impacto negativo en el negocio, por lo que no podía estimar las previsiones para el ejercicio 2020.

 

 

 

 

Antes de la llegada del coronavirus, Crystal también se enfrentaba a otras dificultades. La guerra comercial entre las dos primeras potencias mundiales lastró el negocio de la compañía en el último ejercicio, por lo que la empresa inició el traslado de parte de sus fábricas a otros países del Sudeste Asiático. Además de en China, la empresa opera con fábricas principalmente en el Sudeste Asiático, en Vietnam, Camboya, Bangladesh y Sri Lanka.

 

La sostenibilidad también ha sido una de las puntas de lanza de la estrategia de Crystal durante el último ejercicio, en el que se unió al Global Fashion Agenda y a la Better Work Iniciative. El último movimiento que ha realizado la compañía en este sentido es la puesta en marcha de una colección de piezas de denim reciclado de Levi’s.

 

 

 

 

LENZING, IGUALAR EN LUGAR DE GANAR

 

Igualar a 2019. Esa era la meta bajo la que Lenzing inició su año fiscal el pasado 1 de enero. La compañía austriaca de hilatura ya reconoció entonces los retos a los que se enfrentaba el sector, inmerso en una profunda transformación hacia la sostenibilidad e impactado por la delicada situación macroeconómica, especialmente por la guerra comercial entre China y Estados Unidos.

 

Entonces, Lenzing decidió no trazar planes de crecimiento ambiciosos, sino marcarse como objetivo igualar la facturación y el beneficio alcanzado en 2019, de 2.105,2 millones de euros de facturación y un resultado de 114,9 millones de euros. Pero el coronavirus truncó los planes de la empresa.

 

La primera medida que puso en marcha Lenzing fue la creación de un plan de contingencia para minimizar el impacto de la pandemia en el negocio, que pasaba por reducir gastos, cancelar el dividendo y recortar el salario de los directivos. La empresa redujo su capex en los tres primeros meses de ejercicio hasta 98 millones de euros.

 

 

 

 

El primer trimestre de Lenzing se saldó con una caída de las ventas del 16,7%, hasta 466,3 millones de euros por la caída de los precios y la demanda de fibras, y un resultado neto de 17,7 millones de euros, un 58% menos que en el mismo periodo de un año atrás.

 

Con todo, Lenzing siguió con sus planes en marcha pese a la pandemia. La compañía austriaca se encuentra en proceso de construcción de una nueva fábrica en Brasil, especializada en la producción de pulpa de celulosa. Con una superficie de 400.000 hectáreas, lo que la convertiría en la mayor planta de producción de este segmento, el objetivo de la compañía es fortalecer su posición en el mercado en un contexto de transición hacia la sostenibilidad.

 

En ese sentido, la empresa recibió una ayuda extra durante el ejercicio 2019. Lenzing recibió un préstamo de quinientos millones de euros vinculados a sus objetivos de sostenibilidad para financiar su estrategia Score Ten.

 

 

 

 

WEIQIAO, MÁS ‘ECO’ PARA GANAR COMPETITIVIDAD

 

“En la primera mitad de 2020, tras el impacto adverso de la pandemia del Covid-19, tanto el mercado textil doméstico como el internacional se han debilitado, provocando una caída masiva de la demanda de tejidos”. Así anunció el gigante chino Weiquiao la presentación de un profit warning.

 

Aunque no aportó datos concretos, la compañía avisó de que en los seis primeros meses de ejercicio las ventas y los precios de productos de algodón se desplomaron, así como los precios de los mismos. Weiqiao añadió que trabajaría para desarrollar un plan de acción con el objetivo de mitigar el impacto.

 

Entre las medidas que puso en marcha el gigante de aprovisionamiento se encuentran ajustes operacionales, apostar por la innovación, reducir los costes mientras mejoraba la eficiencia e invertir en el desarrollo de actividades sostenible con el objetivo de ganar competitividad frente a otros operadores.

 

 

 

 

Durante el último ejercicio la empresa puso en marcha una nueva línea de producción completamente automatizada para la fabricación de hilo y tejido inteligente. Tras una inversión de 820 millones de yuanes (103,2 millones de euros) Weiqiao abrió las puertas de la nueva fábrica el pasado octubre.

 

Como a otras empresas de aprovisionamiento, a Weiqiao la crisis del coronavirus también llegó en un momento difícil debido al impacto de la guerra comercial entre Estados Unidos y China durante los últimos años. La empresa finalizó el último ejercicio con una caída de las ventas del 7,8% y desplomó su beneficio un 44,1%.