Back Stage

2019, el año en que los sindicatos firmaron la paz con el nuevo convenio

Un año después de iniciar las negociaciones, y tras la firma de un acuerdo sin todas las partes, en febrero de 2019 los sindicatos UGT y CCOO establecieron la paz con la rúbrica del nuevo acuerdo para regir las relaciones laborales en la industria del textil y la confección en España hasta 2020.

C. JUÁREZ

24 dic 2019 - 15:45

2019, el año en que los sindicatos firmaron la paz con el nuevo convenio

 

 

El acuerdo entre los sindicatos tras una etapa de tensión fue una de las notas que marcó la actualidad de la industria de la moda en España en el arranque de 2019. Si en 2014 la negociación del convenio colectivo del textil y la confección terminó con la ruptura del Consejo Intertextil Español (CIE), en 2018 la nueva negociación del marco laboral dinamitó la unidad de acción de los dos sindicatos mayoritarios, UGT y CCOO. Pero la situación pudo revertirse en febrero.

 

Después de que en 2018 finalizara con la firma de un nuevo convenio sin CCOO, en 2019 los principales actores de la negociación colectiva en la industria de la moda en España intentaron evitar que la tónica de malestar se prolongara, a través de la firma de un nuevo acuerdo.

 

El escollo de las negociaciones era el salario mínimo. En noviembre de 2018, UGT intentó acercar posiciones y convocó a la comisión paritaria de la mesa de negociación para constatar que será obligatorio para todas las empresas del sector situar el listón del salario mínimo en 14.000 euros a partir del 1 de enero de 2021 y cumplir con lo pactado en el Acuerdo para el Empleo y la Negociación Colectiva (Aenc). En paralelo, CCOO ya había intentado renegociar en el marco del Servicio Interconfederal de Mediación y Arbitraje (Sima), figura que cuenta con decisión jurídica y sentencias de obligado cumplimiento.  Ya en enero, CCOO continuó reivindicando la cláusula de que el salario mínimo llegara a mil euros mensuales para los trabajadores de la industria de la moda.

 

A principios de año, el sindicato acudió por segunda vez al Sima para solicitar un arbitraje. Sin embargo, antes de llegar a juicio, UGT y CCOO intentaron reunirse y llegar a un acuerdo in extremis.  Por otro lado, el proceso judicial del convenio siguió también su vía en la Audiencia Nacional, después de que CCOO denunciara el pacto de eficacia limitada por considerar que hay artículos que no se pueden aplicar. En este sentido, CCOO denunció que el sindicato que no tiene mayoría en la representación sindical en el sector del textil y la confección, UGT, firmó el convenio en solitario.

 

 

 

 

La última semana de enero fue crucial para el pacto del convenio en la industria española de la moda. Tras varios meses de conflicto, se estableció que la Audiencia Nacional tendría la última palabra en el convenio después de que no se alcanzase ningún acuerdo en el Sima. El cálculo del salario mínimo de 14.000 euros continuaba dividiendo a los representantes de las distintas patronales y UGT con CCOO. En concreto, el único escollo se situó en el plus de no absentismo, una herramienta para premiar a los trabajadores por no superar el límite de absentismo. Según CCOO, este plus en el cómputo no suponía ningún coste extra para los empresarios porque, según lo pactado entre patronal y UGT, con absentismo o no, era obligatorio llegar a los 14.000 euros.  Este matiz del plus de no absentismo hizo fracasar el segundo intento de mediación antes de que el conflicto llegara a la Audiencia Nacional.

 

La vista para el juicio estaba prevista para el 5 de febrero. Entonces, a las puertas de la Audiencia Nacional, el día en que estaba previsto el inicio del juicio para determinar o no la viabilidad del marco legal para regir las relaciones laborales en el sector, representantes sindicales y de la patronal llegaron a un pacto sobre el cómputo para alcanzar los 14.000 euros de salario mínimo anual. Tras este movimiento, ambas partes se citaron el 19 de febrero con el objetivo de formalizar la firma del convenio.  Finalmente llegó así la paz social.

 

El día pactado, representantes de las diferentes patronales y organizaciones sindicales sellaron en la sede de UGT en Madrid el nuevo marco legal del sector hasta 2020. El texto que se pactó supuso la confirmación de los acuerdos alcanzados en la primera firma del convenio, en septiembre de 2018, al que se sumó CCOO. Con la rúbrica del documento, patronal y sindicatos pusieron fin a siete meses de tensiones y evitaron ir a juicio.

 

 

 

 

El documento recoge alzas salariales de un 2% para 2018 y 2019 y de 1,8% para 2020, y de un 3% anual para los sueldos más bajos con la voluntad de acercarse a los 14.000 euros anuales en 2021. El convenio recoge también la posibilidad de que el trabajador cobre las horas extraordinarias con días de descanso, así como el compromiso del sector en cuestiones de responsabilidad social corporativa, incluyendo la no discriminación laboral en cualquiera de sus ámbitos.

 

 

Los otros convenios del sector

Además de en el textil, la firma de convenios en otros sectores también formó parte de la actualidad en la industria española de la moda en los últimos doce meses. En febrero, arrancaron las negociaciones entre patronal y sindicatos para la firma del nuevo convenio sectorial del calzado y sus componentes, con vigencia hasta 2021. La mesa de negociación del marco para las relaciones laborales del sector se constituyó en Madrid con los representantes de la Federación de Industrias del Calzado Español (Fice), la Asociación Española de Empresas de Componentes para el Calzado (AEC), CCOO y UGT. Las conversaciones arrancaron con un escenario de incertidumbre, aunque con el optimismo de haber recuperado en los últimos años los niveles de empleo de 2008.

 

Durante la primera reunión, los portavoces sindicales presentaron su plataforma para la negociación en la que se incluía un alza salarial del 3%. De esta manera, los representantes de los trabajadores del sector tenían previsto trasladar al sector el acuerdo interconfederal que se firmó en julio de 2018 y en el que se contemplaba un incremento salarial anual fijo del 2% y otro del 1% ligado a conceptos como la productividad, resultados o absentismo, entre otros.

 

 

La propuesta sindical recogía también la introducción de una cláusula de revisión salarial, para que el alza no quedara nunca por debajo de la subida del Índice de Precios al Consumo (IPC). En paralelo, UGT y CCOO contemplaban también una nueva reducción de la jornada laboral, el establecimiento de una fecha máxima de pago, la actualización del contrato de relevo y mejoras en las coberturas en los casos de accidente o baja laboral.

Por su parte, Fice y AEC apuntaron que los objetivos de la nueva negociación pasaban por favorecer la creación de empleo, la competitividad entre las empresas y la lucha contra la economía sumergida.

 

En marzo, en el marco de las negociaciones, Fice y la AEC propusieron un alza salarial total del 4,5% hasta 2021. La subida que los representantes de la parte empresarial pusieron en la mesa de negociación se encontraba a gran distancia de las exigencias que tenía la plataforma sindical.

 

Con estos puntos de partida, las negociaciones sobre el convenio del calzado también avanzaron con lentitud. En la tercera reunión del acuerdo, realizada en abril, se aparcaron las cuestiones clave de la negociación colectiva: el salario y la jornada laboral, para centrar las conversaciones en cuestiones más técnicas del redactado. El encuentro se centró en articulados relacionados con cuestiones genéricas y los demás asuntos se aplazaron para otra reunión.

 

 

Finalmente, en mayo de 2019 y tras casi cinco meses de negociaciones, el calzado firmó un nuevo convenio sectorial después de que a principios de mayo ambas partes alcanzaran un preacuerdo con subidas salariales del 2% anual, en línea con el último Acuerdo Estatal de Negociación Colectiva. Además de los incrementos salariales, el documento incorporó una reducción progresiva de la jornada laboral de cuatro horas entre 2019 y 2021, además de otras cuatro horas de permisos médicos. El nuevo convenio también incluyó modificaciones en materia de permisos, protección contra la violencia de género, derechos digitales y nuevas tecnologías. En el caso concreto de la violencia de género, se introdujo una reducción de jornada de media hora diaria retribuida para mujeres que hayan sido víctimas de violencia maschista, además de permisos también retribuidos para gestiones. Por otro lado, se revisaron cuestiones relacionadas con los contratos de relevo para impulsar el rejuvenecimiento de las plantillas, facilitando la adquisición de experiencia del nuevo trabajador y se reforzó la figura legal del trabajo a domicilio, sus condiciones laborales y conciliación laboral.

 

Por su parte, la industria del curtido también abrió negociaciones para la firma de un nuevo convenio en 2019. En febrero, la industria de la piel se sentó a negociar el nuevo marco legal de las relaciones laborales del sector para los dos próximos años. En la mesa de negociación, constituida en Valencia, se sentaron CCOO, UGT y la patronal del sector, Acexpiel.  Los sindicatos defendieron subidas salariales pactadas en el Acuerdo Interconfederal, entre los elementos pactados estaba establecido el salario mínimo de 14.000 euros anuales. Además, la plataforma de los sindicatos contemplaba también una cláusula de revisión, y especificó la no absorción ni compensación de los incrementos salariales pactados en el convenio. Más allá del salario, los representantes de los trabajadores defendendieron también actualizar el contrato de relevo y aplicar el convenio en la subcontratación.

 

Por otro lado, la plataforma sindical reivindicó también una reducción de la jornada laboral; el aumento de horas para médico y acompañamiento de menores; la ampliación de un día de libre disposición, y cubrir la totalidad del sueldo en caso de accidente laboral y enfermedad profesional, entre otros elementos. Al contrario que el textil y el calzado, las negociaciones del nuevo convenio del curtido avanzaron de manera más ágil. En mayo, todas las partes sellaron un preacuerdo para el establecimiento del nuevo documento, alcanzando consensos en la mayoría de las cuestiones.

 

El último convenio de la industria de la moda que se realizó en 2019 fue el pacto del sector de la perfumería. En junio, la Asociación Nacional de Perfumería y Cosmética (Stampa) y los sindicatos CCOO y UGT sellaron en Madrid el nuevo marco legal para las relaciones laborales en el sector, en el que se contempla una subida salarial anual del 2% hasta 2021. El nuevo convenio, en línea con el Aenc, también recogió una cláusula de actualización salarial, que afecta a 27.000 trabajadores.

 

El documento incorporó también aspectos como la adaptación del día de inicio de algunas licencias, el mantenimiento de la redacción del contrato relevo y las adaptaciones de jornada. El acuerdo dio asimismo contenido a la comisión de formación estatal, revisó y mejoró el capítulo de igualdad, e incluyó otros aspectos de carácter social, como la desconexión digital o la jubilación ordinaria obligatoria.

 

 

Nuevas caras en las patronales

El ejercicio 2019 también se ha caracterizado por idas y venidas en las patronales de la industria de la moda. En febrero, Stanpa nombró a Veronica Fisas nueva consejera delegada. La directiva, al frente de Natura Bissé, ocupaba el cargo de vicepresidenta de la asociación desde 2012. Fisas sustituyó en el puesto a Val Díez. Además, Stanpa también renovó su dirección, que quedó compuesta por Marc Puig, presidente de Puig, como vicepresidente primero, y Margarida Neves, directora general para el sur de Europa de Johnson&Johnson, ocupando la otra vicepresidencia. Juan Matji, presidente de Cantabria Labs, fue nombrado nuevo tesorero y responsable de la gestión económica de la asociación.

 

Javier López Zafra, secretario general de L’Oréal, continuó siendo el secretario del consejo. La junta directiva de Stanpa acordó la ratificación de los miembros existentes e incluyó además a dos nuevos vocales: Leticia Domecq, directora general de Estée Lauder, y Enric Aliberch, director general de Montibello.

 

 

 

 

 

La Asociación de Fabricantes y Distribuidores (Aecoc), por su parte, ratificó en abril el nombramiento de Víctor del Pozo, consejero delegado de El Corte Inglés, como miembro del consejo directivo de la asociación, mientras que en septiembre Liborio Sevilla fue nombrado presidente de la Asociación de Industrias del Calzado y Conexas de La Rioja y el Centro Tecnológico del Calzado de La Rioja.Además, en el sector del calzado nació un nuevo actor en 2019 con la puesta en marcha de la Asociación Nacional del Comercio del Calzado (Ancc). La organización nació ante la necesidad de vertebración de este sector. Hasta ahora, en España sólo estaba constituida la asociación empresarial de Madrid.

 

Fuera de España también ha habido cambios en las principales patronales del sector. Uno de los principales movimientos fue la salida en diciembre de Paulo Vaz como residente de la Associação Têxtil e Vestuário de Portugal (ATP). El directivo formaba parte de la asociación desde 1990. También en Portugal, el calzado tomó posiciones colocando a Luis Onofre, presidente de la Asociación Portuguesa de la Industria del Calzado y su Componentes (Appicaps), al frente de la Confederación Europea del Calzado, el mayor lobby europeo industrial de este sector.

 

Por último, las principales patronales italianas de moda también modificaron sus cúpulas. La institución que agrupa a las empresas del sector de la moda en Italia, Confindustria Moda, nombró en su asamblea anual a un sucesor para la presidencia. El cargo fue asumido por Cirillo Marcolin, hasta entonces vicepresidente de Confindustria, y presidente de la Federazione Italaiana Accessorio Moda e Persona (Fiamp). Además, la asociación italiana del calzado, Assocalzaturifici, nombró a Siro Badon, propietario de De Robert, como nuevo presidente del organismo, y también la principal asociación del país de peletería, Assopellettieri, nombró a Franco Gabbrielli como máximo responsable de la institución hasta 2022.