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2014, el año que el lujo se tambaleó por China y Rusia

S. García

23 dic 2014 - 04:45

 

 

Más allá de compras, fichajes y nombramientos de directivos o diversificación de producto, el sector del lujo a nivel mundial vivió todo 2014 pendiente de dos regiones del planeta que marcaron su agenda durante los 365 días del año. Rusia y China se convirtieron en las piezas clave del negocio de todas las empresas, y no precisamente por factores positivos.

 

El año comenzó con las consecuencias de la anexión de Crimea a Rusia: sanciones de la comunidad internacional al país, devaluación de su moneda y restricción de visados para viajar. Estos factores hicieron que el sector mundial del lujo se empezara a poner nervioso y que países en los que el turismo es clave para el comercio de productos de este tipo de productos, como es el caso de España, comenzaran a prepararse por lo que pudiera venir.

 

La devaluación de la moneda supuso un impedimento importante para los ciudadanos rusos a la hora de operar fuera del país, porque debían destinar una mayor cantidad de rublos para comprar la misma cantidad de divisa exterior o consumir fuera de su país. Este problema también lo tuvieron los residentes en otros territorios ubicados en Europa, como es el caso del Reino Unido. Ya en febrero, el país, que cuenta con alrededor de 150.000 rusos residentes, registró un descenso del 17% en sus ventas a rusos.

 

A mediados de año, la consultora Bain & Co presentó los datos de su observatorio anual, que realiza en colaboración con Fondazione Altagamma. Entonces, el documento señaló la tendencia que venía dándose desde principios de año y estimó que el sector del lujo estancaría su crecimiento en 2014 y continuaría con la tendencia de 2013, cuando la industria del lujo creció un 6,5%.

 

 

 

 

La consultora señaló tanto a la crisis de Rusia como a la madurez del mercado chino, que había copado el 30% de las compras de productos de lujo del mundo el año anterior, como algunas de las razones por las que el mercado mundial del lujo se estancaría en 2014, y por las que lo seguirá haciendo los próximos años.

 

Tras la primavera llegó una de las estaciones más importantes para el consumo de lujo a nivel internacional: el verano. Con las vacaciones y los viajes que llevan a cabo los turistas, esta estación del año se convierte en clave para muchos de los países que reciben un alto volumen de turismo.

 

En junio, el gasto de los turistas rusos en el conjunto de Europa retrocedió un 13% en comparación con el desembolso realizado en el mismo mes de 2013. De este descenso tuvo mucho que ver tanto la anexión de Crimea como la catástrofe área del vuelo de Malaysian Airlines en Ucrania. En el caso de los turistas chinos, que son los que más consumen en periodo vacacional, el desembolso realizado en junio se situó un 5,7% por encima en relación al mismo mes de 2013, según datos de Global Blue.

 

Mientras que en el exterior los chinos incrementaron su desembolso, la industria de lujo en su país de origen empezó en 2014 un estancamiento, como consecuencia del inicio de la madurez del mercado.

 

Según datos de Euromonitor, el mercado del lujo en China se elevó un 11,5% desde 2009 hasta 2014, hasta 9.600 millones de dólares (7.541 millones de euros). Este porcentaje está muy por debajo de los crecimientos de más del 20% anual que el país había registrado en fechas anteriores y seguirá descendiendo en 2015, cuando está previsto que el mercado registre un crecimiento del 6%.

 

Esto se ha traducido en la moderación del desarrollo de algunos actores internacionales, como es el caso de Value Retail. El grupo británico, uno de los principales operadores de outlets de lujo de Europa, tenía previsto poner en marcha doce centros en toda China. Las dificultades del mercado hicieron que Value Retail redujera a la mitad su proyecto en 2014, con lo que la compañía sólo abrirá seis espacios comerciales outlet en el país asiático.

 

Pese a las previsiones, China está a punto de convertirse en el segundo mayor mercado del lujo en el mundo. Este movimiento, previsto inicialmente para 2016, se ha pospuesto a 2019, después de que el país perdiera en 2014 el tercer puesto entre los cinco primeros países del mundo para el sector. La lista está liderada por Estados Unidos, con unas ventas de 61.270 millones de euros en 2014.

 

Según datos emitidos por Bain & Co, el desarrollo del sector en términos globales en 2014 fue el menor desde 2009, de sólo el 2%, frente a una previsión inicial del 4%. En este empeoramiento de las cifras tuvieron mucho que ver el descenso de las ventas de productos de lujo en la región china de Hong Kong, como consecuencia de los movimientos sociales que se produjeron, así como la crisis entre Rusia y Ucrania y la caída de los precios del petróleo.

 

En 2014, fueron varias las firmas de moda que anunciaron su salida del mercado ruso. La británica New Look decidió dejar de operar en el país y cerrar las veinte tiendas que gestionaba; mientras que otras marcas, como es el caso de la española Luxenter, vieron cancelados sus proyectos en Rusia por la situación geopolítica del país. En el caso de la joyería de Aristocrazy, la firma tuvo que posponer la apertura de su primera tienda en el país.

 

Esta situación quedó reflejada en los datos de las exportaciones europeas a Rusia. Entre enero y agosto, las exportaciones de moda al país retrocedieron un 8,3% respecto al mismo periodo del año anterior, hasta 5.497,8 millones de euros, mientras que las ventas del sector a Ucrania cayeron un 21,2%, hasta 1.112,2 millones de euros, según datos de Eurostacom.

 

Los factores del frenazo del lujo en China son otros. El gigante asiático ha vivido en los últimos dos años un cambio que ha impactado en las ventas de productos de lujo en el país: la maduración de sus consumidores. Según datos de Shaun Rein, director general de China Market Reserach Group, entre 2012 y 2014, el cliente chino ha modificado su forma de comprar y ha pasado de buscar grandes firmas como Louis Vuitton a apostar por comprar estilos de vida.

 

En este sentido, Rein señaló la importancia de la ofensiva contra la corrupción, impulsada por el actual Gobierno del país, liderado por Xi Jinping. Este cambio en los hábitos de compra de los chinos lo han aprovechado firmas de gama media, como la estadounidense Michael Kors, que se han instalado en el país con fuerza.

 

También ha aprovechado este cambio marcas como la española Tous, que en diciembre anunció la firma de un acuerdo con el grupo asiático Parkson, división de retail de The Lion Group especializada en grandes almacenes, para desembarcar en el país. La compañía ya contó con presencia en China anteriormente, pero tuvo que salir del país tras romper el contrato con el socio local con el que operaba.

 

Otras como Stuart Weitzman, especializada en calzado de lujo, también apostaron por potenciar su marca en el mercado asiático en 2014. La compañía comenzó a distribuir sus creaciones online de la mano de Pedder Group, y también anunció su intención de desarrollar su red de tiendas en las principales ciudades del país.

 

Además, la firma, como ya hizo Burberry en abril del año pasado, empezó a estudiar een 2014 una posible alianza con Tmall, propiedad de Alibaba, para poder poner en marcha una tienda en su plataforma online y sumar un nuevo punto de venta a su estrategia en Asia.