Debilidad de la cadena de valor: 80% de empresas europeas, impactadas por crisis geopolíticas
Las compañías europeas aplican su particular fórmula para gestionar la incertidumbre, priorizando resiliencia frente a eficiencia: más digitalización, proveedores de confianza y nearshoring dentro del espacio de la Unión Europea.
Europa encara un nuevo diagnóstico sobre la fragilidad de sus cadenas de suministro. Entre 2021 y 2023, el 80% de las empresas europeas con presencia en las cadenas globales de valor experimentaron algún tipo de disrupción, según datos publicados por Eurostat. Las tensiones geopolíticas, la crisis energética y los efectos prolongados de la pandemia han forzado a las compañías a reorganizarse, acelerando la digitalización y favoreciendo el regreso de parte de la producción a Europa.
Las empresas europeas han navegado en un contexto de choques sucesivos. Los confinamientos y cierres fronterizos de 2021 y 2022 provocaron un fuerte repunte de las interrupciones, mientras que la invasión rusa de Ucrania disparó los precios de la energía y agravó la escasez de input estratégicos.
Eurostat identifica un panorama de tensión sostenida en las cadenas de suministro europeas, con el 62% de las empresas reportando aumentos de costes energéticos, el cuello de botella más extendido y especialmente crítico para sectores intensivos como el textil y la confección.
A este impacto se suman las subidas en otros insumos esenciales, que afectaron al 56% de las compañías, y las limitaciones vinculadas a la pandemia, que aún entre 2021 y 2023 condicionaron la operativa del 55,6% de las empresas, retrasando plazos y restringiendo disponibilidad en origen.
Los confinamientos y cierres fronterizos de 2021 y 2022 provocaron un fuerte repunte de las interrupciones
La presión se agrava con la escasez de materias primas, bienes intermedios y finales, que afectó al 49% del tejido empresarial, y con los problemas logísticos derivados de capacidad, tiempo y coste en el transporte, que impactaron al 47% de las compañías.
En el plano geopolítico, las sanciones de la Unión Europea contra Rusia también dejaron huella: el 27% de las empresas reconoce que estas medidas condicionaron su cadena de valor, añadiendo una capa más de inestabilidad a un ecosistema global ya tensionado.
La respuesta empresarial confirma un cambio total de paradigma en la moda: el coste deja paso a la estabilidad. Las compañías han acelerado la digitalización de sus cadenas (32%), han reducido y concentrado su red de proveedores para trabajar sólo con socios de máxima confianza (30%) y han impulsado el nearshoring dentro de la Unión Europea (29%). Esta estrategia que ya supera al farshoring, adoptado únicamente por el 18% de las empresas, y que consolida la reconfiguración del mapa productivo del sector.
Eurostat publicará la próxima actualización del estudio en 2028 y ya anticipa que la encuesta correspondiente al periodo 2024-2026 incluirá nuevas métricas sobre transición digital, sostenibilidad, economía circular y exposición a riesgos geopolíticos, como la introducción de aranceles.
El organismo recuerda que las cadenas globales de valor son una pieza clave para monitorizar el grado de dependencia exterior, la evolución del empleo industrial y la capacidad de la UE para afrontar futuras disrupciones.
La pandemia, la crisis energética y las tensiones geopolíticas han acelerado la tendencia hacia cadenas más cortas, regionalizadas y digitalizadas, una transformación especialmente relevante para industrias como moda, textil y retail, altamente expuestas a costes, logística y volatilidad en materias primas.