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El Protagonista del Año 2021

Roser Ramos, una directiva para poner en valor a la industria

La ejecutiva, directora general de la histórica Cóndor desde 2007, cuenta con más de cuatro décadas de experiencia en el sector. Ramos ha liderado la transformación de la compañía y su desarrollo internacional, manteniendo su producción en Barcelona.

Modaes

31 dic 2021 - 11:56

Roser Ramos

 

 

Ha sobrevivido a la deslocalización del textil, a la Gran Recesión y, ahora, a una pandemia. Cóndor es una rara avis en el sector de la moda en España y su fábrica, que sobrevivió mientras otras del entorno cerraban, se ha convertido durante la crisis del Covid-19 y la posterior ruptura de las cadenas de suministro en su gran ventaja competitiva.

 

La compañía está liderada por Roser Ramos, que tomó las riendas de la empresa en 2007 y ha liderado un ambicioso proceso de expansión internacional y creación de marca, pero conservando una estructura verticalmente integrada en Arenys de Mar (Barcelona).

 

 

De padre carpintero, Ramos se graduó por la Universidad Autónoma de Barcelona en 1977. De joven, la directiva quiso ser artista, y llegó a comenzar la carrera de Bellas Artes antes de optar finalmente por la Dirección y Administración de Empresas, de la que se graduó por la Universitat Autònoma de Barcelona.

 

La ejecutiva pasó dos décadas en el sector de la moda íntima y dos en el íntimo masculino antes de incorporarse a Cóndor en septiembre de 2002. Ramos, que en 2022 cumplirá veinte años en la empresa de la familia Valls, fue directora comercial y de márketing antes de asumir la dirección general de la empresa en 2007. La ejecutiva también ha estado vinculada al entorno patronal y fue la primera presidenta de la Asociación Catalana del Textil y la Moda (Modacc).

 

 

 

 

En Cóndor, Ramos ha liderado un proceso de transformación de la empresa, focalizándose en la creación de marca con un posicionamiento alto (ha vestido a herederos al trono de toda Europa) y manteniendo la producción en su fábrica de la localidad barcelonesa de Arenys incluso cuando el made in no significaba nada.

 

La fábrica es precisamente lo que ha permitido a la empresa diferenciarse, con un producto reconocible pese a operar en un sector tan comodotizado como los calcetines. La compañía realiza todo el proceso de producción del calcetín de principio a fin e incluso desarrolla su propia gama de colores, en la que caben decenas de tipos de rosa, el color estrella.

 

Cada día salen de su fábrica entre 1.800 y 2.000 pares de calcetines, que se distribuyen en el canal multimarca y en una creciente red de tiendas propias. En 2020, la empresa contrajo su facturación sólo un 15%, con un alza del 5% en los mercados internacionales y China convertido en su segundo mayor territorio por ventas.