Constan Hernández, un directivo ‘old school’ y ‘selfmade’
19 ene 2017 - 04:43
Enérgico y lleno de vitalidad, aunque tozudo y con mucho pronto. Así es, en cuatro adjetivos, Constan Hernández (Talavera de la Reina, Toledo, 1961), fundador de Intropia, una de las firmas españolas de moda femenina más asentadas. Las personas que le conocen y pasan su día a día con él aseguran que siempre ha sido el mismo. “No tiene un gramo de rencor en su cuerpo, aunque cuando tiene que sacar el genio, lo saca”, explican desde su círculo de confianza. Cuando comienza a hablar de su trayectoria profesional, siempre recalca que ha sido autodidacta, y que su escuela ha sido el trabajo.
Hijo de la movida madrileña, Constan tomó prestado el nombre de su marca de una expresión de su juventud. “Cuando decíamos en el grupo de amigos que no teníamos donde ir, decíamos que estábamos homeless”. De Homeless a Hoss Intropia y de ahí a Intropia a secas. Su marca es, al fin y al cabo, como él. No para quieta, evoluciona y siempre está buscando nuevos retos que emprender. Si se tuviera que definir con un libro sería El Alquimista o El Profeta, mientras que si tuviera que escoger una película, sería Blade Runner, de Ridley Scott. “Muy old school, como es él”, aseguran sus conocidos. Empezó en el sector de la moda desarrollando proyectos para marcas como Don Algodón,
Luciano Pineda o Lucía Bosé, aunque no tardó en comenzar a desarrollar su carrera en el negocio de la moda al convertirse en director general de Aotisa e Iván, compañía propietaria de Lee Cooper, que llegó a emplear a 160 personas y tejer una red de más de cuarenta tiendas. A mitad de los noventa, antes de emprender con su propia compañía, se convirtió en director comercial de Bonaventure y presidente de Findway, empresa que diseñaba y producía productos promocionales textiles para firmas como Bacardi, Johnnie Walker y JB.
“No piensa en el largo plazo, sino en hacer las cosas bien en el momento que toca”, explica un antiguo empleado suyo
Pero su larga trayectoria profesional también le ha permitido disfrutar de otros placeres de la vida: le encanta la velocidad y es amante del motor. Aun así, dicen que nunca ha pensado en dedicarse a otro negocio que no fuera la moda.
Sus tres hijos son su pasión y, aunque le definen como workaholic, Hernández destina todos los fines de semana a pasarlo con sus hijos y su esposa, que también trabaja en la compañía. Aun así, también saca tiempo para practicar deportes (otra de sus pasiones) como el snowboard y el esquí acuático.
Como empresario es ambicioso, pero no avaro. “No piensa en el largo plazo, sino en hacer las cosas bien en el momento que toca”, explica un antiguo empleado suyo. Es muy visceral y quizá demasiado cercano y, cuando hay algún problema, no le cuesta reconocer que se ha equivocado. Viajar, la comida “de cuchara” y una buena cerveza fría hacen de Constan Hernández una persona cercana a su plantilla. “Su forma de comer es un reflejo de cómo vive su día a día: deprisa y con energía”, concluyen.