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Izquierda y derecha en moda

30 mar 2009 - 00:00

Hasta hace sólo unos meses resultaba imposible imaginar que el presidente de Estados Unidos pudiera proponer una congelación de salarios de los ejecutivos de las grandes empresas, tal y como ha hecho Barack Obama con los directivos de las compañías que reciben ayudas públicas. Los líderes empresariales y no pocos académicos rechazaban de hecho casi toda actuación de los gobernantes bajo la máxima de “cuanto menos Estado, mejor”.El intervencionismo era, así, una tentación perversa de algunos gobernantes que no entendían su rol de agentes ajenos al universo económico y, sobre todo, un patrimonio de la izquierda más anticuada. Ahora que el futuro ya no es lo que era, los patrones han cambiado y políticos de derecha y de izquierda, así como patronales y sindicatos, coinciden en pedir más y mejores planes de rescate, medidas estructurales de regulación de los mercados y operaciones de nacionalización de esta entidad bancaria o de aquella compañía de seguros. En la gestión de la moda española hace tiempo que los patrones típicos de izquierda y derecha se alteraron. Así, si la Comunidad de Madrid, gobernada por el PP, debería haber optado por dejar libre al sector privado para organizar sus propias pasarelas, ha hecho todo lo contrario y, año tras año, eleva la dotación pública de Cibeles Madrid Fashion Week.En Cataluña, gobernada desde 2003 por la izquierda tras 23 años de la centroderecha de CiU, tampoco se ha seguido el manual de la izquierda clásica. En lugar de destinar fondos públicos a estos eventos como motor de apoyo a un sector estratégico, la Generalitat catalana cerró el grifo con la supresión de la histórica pasarela Gaudí. Ni una ni otra consiguen su objetivo. A pesar de los esfuerzos públicos, Madrid sigue sin hacerse un hueco en el calendario internacional de la moda, mientras que Cataluña tampoco ha mantenido su estrategia inicial y ha seguido gastando recursos públicos en eventos con escasa repercusión. Esta dispar concepción sobre el papel de lo público en la financiación de las pasarelas refleja, entre otras cosas, conflictos existenciales que a menudo han llevado a la izquierda a la inconsistencia y a la derecha a una actuación incoherente. Es la izquierda timorata que no se atreve a actuar donde cree que debe hacerlo y la derecha tramposa que, envuelta en el glamour, se pasa al, donde dije digo, digo Diego.