Estados Unidos, la tabla de salvación de la moda europea, abre la ‘era Trump’
El nuevo presidente electo de la Casa Blanca, Donald Trump, tomará hoy posesión de su cargo, según lo previsto.
20 ene 2017 - 04:39
Estados Unidos abre hoy la nueva era Trump mientras el resto del mundo atiende expectante al devenir de las acciones del nuevo Gobierno. El nuevo presidente electo de la Casa Blanca, el republicano Donald Trump, tomará hoy posesión de su cargo y todo indica que desplegará un programa económico de tinte proteccionista que puede tener un impacto directo en sus importaciones. Este escenario repercutiría en las ventas exteriores de la industria europea de la moda que, de sus diez grandes destinos, sólo ha incrementado sus ventas a Estados Unidos y Suiza entre enero y octubre de 2016.
El amplio mercado estadounidense es un territorio clave en la expansión de las empresas de moda europeas, como H&M o Inditex. Desde su entrada en 1989 con una tienda en Nueva York, en Lexington Avenue, Inditex ha ido incrementando su presencia en el país año a año. En la actualidad cuenta con 76 tiendas, 73 de Zara y tres de Massimo Dutti.
En los últimos años, el grupo ha reforzado su presencia en la América profunda, el área oriental y la zona centro oriental del país, territorio todavía virgen para la moda española. Precisamente en esta zona ha logrado una gran penetración H&M, que suma 415 establecimientos en el conjunto del país, que representan el 11,9% del total de las ventas del grupo.
Inditex cuenta en Estados Unidos con 76 tiendas, mientras que H&M suma 415 establecimientos
Mango puso un pie en EEUU en 2006 y alcanzó una presencia destacada en virtud de un acuerdo con los grandes almacenes JC Penney, que le llevó a abrir 400 puntos de venta. Tras romper en 2015 el pacto con la cadena de grandes almacenes, la compañía que preside Isak Andik conserva siete tiendas monomarca, ubicadas en Nueva York, Miami y los aeropuertos de Orlando y San Francisco.
Primark tiene una presencia tímida en Estados Unidos. Abrió su primer establecimiento a mediados de 2015 en Boston, en 2016 abrió dos tiendas más en Massachusetts y planea abrir una tercera tienda en 2017, en el centro comercial American Dream.
El lujo también tiene presencia en el mercado estadounidense. No en vano, el máximo dirigente de LVMH, Bernard Arnault, se reunió a principios de enero con Donald Trump para atraer una mayor inversión al mercado estadounidense. Tras su visita a la Torre Trump, Arnault explicó que la compañía francesa podría expandir su factoría en el país y abrir otra más en Carolina del Norte o Texas, en línea con los deseos del presidente estadounidense de revitalizar la industria del país.
Otros gigantes del lujo europeo, como Armani, Versace, Gucci, Chanel o Yves Saint Laurent cuentan también con una fuerte implantación en el mercado estadounidense. La española Loewe tiene también una importante penetración este territorio, mientras que Delpozo eligió este país para abrir su primera tienda en el extranjero, si bien la cerró a finales del año pasado.
Giro proteccionista en un mercado clave para la moda europea
El nuevo rumbo proteccionista que podría tomar la economía estadounidense añadiría barreras en uno de los pocos mercados en los que la moda europea ha elevado sus ventas exteriores en 2016. Estados Unidos es en la actualidad el mayor destino de las exportaciones europeas fuera de la Unión Europea de prendas de vestir, artículos textiles, calzado, marroquinería, joyería o perfumería, entre otras categorías.
Entre enero y octubre de 2016, las ventas europeas de moda a Estados Unidos se elevaron un 0,4% respecto al mismo periodo del año anterior, hasta situarse en 12.027,4 millones de euros. En el caso de Suiza, el otro destino en la parte alta de la tabla en el que el sector incrementó sus ventas, el alza fue del 0,1%.
Pese a los débiles crecimientos, fueron los dos únicos mercados que escaparon a la tendencia bajista del resto de destinos estrella de la moda. En los diez primeros meses del año, el parón de la economía global se hizo notar en países como Alemania, donde la moda europea redujo sus exportaciones un 4,5%; Francia, donde descendieron un 7,7%; Reino Unido, con una caída del 5,5%; Italia, con un retroceso del 3,5%; España, donde la bajada fue del 1,7%; Holanda, del 6,4%; las ventas a Hong Kong se desplomaron un 12,4%, y cerrando el top ten, a Bélgica se contrajeron un 7,4%.
Estados Unidos se ha convertido en los últimos años en uno de los mercados estratégicos para la moda europea, gracias, en parte, a una paridad favorable con la divisa. El avance de las negociaciones del tratado de libre comercio Ttip (Tratado Transatlántico de Comercio e Inversiones) también fomentó la inversión europea en el país. Sin embargo, las conversaciones para un acuerdo entre ambas partes están paralizadas.
Hasta ahora, Estados Unidos ya contaba con unos niveles arancelarios bastante elevados ante la fuerte presión que ejercen los diferentes lobbies del país. En el caso del textil y la confección, la media no es de las más altas, pero sí hay categorías de productos que cuentan con tasas de hasta el 30%. Además de esta política proteccionista selectiva, la normativa también es compleja, con exigencias y requisitos que dificultan el acceso, sobre todo a las pymes.
Las reglas de origen, por ejemplo, han sido hasta ahora más exigentes en Estados Unidos que en la Unión Europea. En este sentido, para determinar el origen de un producto, las aduanas estadounidenses exigen que tres de las transformaciones sustanciales se hayan realizado en el país de origen, mientras que las europeas sólo piden dos. En el caso de la moda, las prendas de vestir que quieran beneficiarse de la normativa arancelaria con la Unión Europea deberán demostrar que la hilatura, la tejeduría y la confección se ha realizado en territorio europeo.