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Zoom: Brexit, ¿y ahora qué?

El Brexit desgarra las cuentas de la moda en Reino Unido

Mientras los operadores británicos temen la pérdida de competitividad en el extranjero, los internacionales ven peligrar sus inversiones, con el riesgo de que las cuentas dejen de cuadrar.

Pilar Riaño

30 sep 2019 - 05:00

El Brexit desgarra las cuentas de la moda en Reino Unido

 

 

La moda se descose en Reino Unido. El mercado británico de la moda mantiene su potencia internacional pese a la amenaza del Brexit, pero operadores locales e internacionales observan con recelo la evolución de las relaciones entre el imprevisible Boris Johnson y sus interlocutores en la Unión Europea. Mientras los primeros temen la pérdida de competitividad exterior de los grupos británicos, los segundos ven peligrar sus activos en Londres, una ciudad que es vista como un trampolín internacional.

 

 

 

 

Con una población de 61,1 millones de habitantes, Reino Unido es uno de los destinos prioritarios de las empresas de moda de todo el mundo. El consumo de moda en Reino Unido se sitúa alrededor de 55.237 millones de euros, por debajo del de Alemania pero lejos de los 45.171 millones de Francia. 

 

Se calcula que cada británico gasta en moda unos 848 euros por año, pero este valor podría ir a la baja. Según los últimos datos disponibles, en mayo, junio y julio las ventas minoristas de vestido y calzado en Reino Unido registraron una caída media del 9,9%, la más alta de entre las principales categoría de consumo.

 

Con respecto a los precios, tal y como ocurre con España en Reino Unido se sitúan por debajo de la media comunitaria en moda. En particular, según datos de Eurostat Reino Unido es un 7,3% más barato en moda que el conjunto de la Unión Europea.  

 

Reino Unido cuenta con tres ciudades en el ránking Hot Retail Cities, que analiza las cien ciudades del mundo más atractivas para el retail. Se trata Londres, Birmingham y Mánchester, que se benefician de un alto consumo en los hogares y de una economía fuerte y estable, al menos hasta ahora. 

 

 

 

Según Global Destination Cities Index, de Mastercard, Londres se situó en tercera posición mundial en el ránking de las ciudades más visitadas del mundo en 2018, con un total de 19,1 millones de visitantes internacionales. La cifra cae, no obstante, respecto al año anterior, cuando Londres habría recibido 19,8 millones de turistas.

En 2018, el gasto total de los turistas internacionales se situó en Londres en 16.470 millones de dólares, sólo superado por el gasto de los visitantes extranjeros en ciudades como Doubái, La Meca, Bangkok o Singapur. 

 

Junto al tamaño, el turismo explica, en parte, que la diferencia entre Londres y las otras dos ciudades sea abismal: mientras la primera ocupa la décima posición mundial, la segunda aparece en la 61 y la tercera en la 67. Tal y como señalan expertos en retail consultados por Modaes.es, más allá de Londres, Reino Unido no es un buen mercado para la moda internacional.

 

Si Nueva York es la capital del mundo en el ámbito de la moda, Londres es la europea. Su economía, su población, su turismo y su proyección mundial hacen de la capital británica objeto de deseo de la moda internacional. Más allá de la capital y su área de influencia, el consumo de moda está regido por el precio y se concentra en operadores locales.

 

“El problema de Reino Unido es que el país es Londres”, señala un retailer global de moda, al tiempo que explica que cuando una marca desembarca en el país debe hacer los cálculos de inversión teniendo en cuenta que difícilmente se expandirá más allá de la capital. “Hay que hacer una cuenta global para una sola ciudad”, añade.

 

 

 

 

Los costes son especialmente altos en el capítulo de alquileres. De hecho, el pasado agosto algunos de los mayores retailers del país reclamaron al gobierno una reforma con carácter urgente del sistema de tarifas comerciales, que actualmente grava a las empresas en función de los edificios que ocupan.

 

Sin embargo, a la mayoría de marcas estas cuentas hasta ahora les han cuadrado. ¿Por qué? Londres es un trampolín al resto del mundo, especialmente Oriente Medio y Europa del Este, gracias al turismo que recibe y a la afinidad de los grupos distribuidores de moda con este mercado. Las cuentas cuadran en Londres porque de ahí se da el salto a otros países.

Habitualmente, las marcas utilizan las tiendas de Londres como escaparate para conseguir franquicias en mercados como Oriente Medio, pues se considera que si una marca está presente en esta ciudad es que tiene la fuerza suficiente como para viajar bien.

 

El Brexit podría terminar afectando a la relación de Reino Unido con el resto del mundo y a su posicionamiento como eje del retail en Europa, de manera que las inversiones realizadas en el país por retailers globales peligrarían, igual que lo haría la aportación de este sector a la economía del país. El retail es el mayor empleador de Reino Unido, dando empleo a alrededor de tres millones de personas. La industria copa aproximadamente el 5% de la economía del país, pero paga alrededor del 10% de todos los impuestos comerciales y del 25% de las tasas comerciales.

 

 

 

 

32.000 millones de libras y 890.000 empleos

Por su tradición como polo industrial y por la repercusión de sus marcas, la moda es un sector económico relevante para Reino Unido. Además, el sector ha sabido capitanear la transformación de su modelo dando lugar a gigantes del ecommerce como Asos o Net à Porter. Según el British Fashion Council la moda aporta anualmente 32.000 millones de libras a la economía británica, al tiempo que emplea a 890.000 personas, casi el mismo volumen que el sector financiero.

 

Aunque las consecuencias del Brexit todavía son desconocidas, los economistas han empezado a hacer sus cálculos en diferentes sectores. Según Retail Economics, en el caso de un Brexit duro los tratados comerciales desaparecerían, de manera que diseñadores, retailers y fabricantes de materia prima debería empezar a pagar para vender a los países miembro de la Unión Europea, y viceversa. Retail Economics fija los aranceles en alrededor del 11%, es decir, más de 1.100 de libras cada año.

 

 

 

 

El British Fashion Council también ha hecho sus cálculos. Un Brexit sin acuerdo costaría a la industria de la moda británica entre 850 millones y 900 millones de libras (unos 1.000 millones de euros) como consecuencia de la adopción de las reglas de la Organización Mundial del Comercio (OMC), pero también de otros elementos como la reducción del personal para tienda, que podría hacer elevar los salarios.

 

La patronal de la moda en Reino Unido ha comenzado ya a reclamar medidas para asegurar que la moda británica continúa siendo competitiva fuera de sus fronteras en caso de que el país abandone la Unión Europea. “Instamos al gobierno a buscar un acuerdo con la UE que garantice el crecimiento saludable y constante de la industria de la moda”, señaló el British Fashion Council a principios de septiembre.

 

Alrededor de ochenta líneas arancelarias de moda estarán sujetas a impuestos de importación de entre el 8% y el 12% en caso de un Brexit duro. El gobierno ha señalado, según recoge el British Fashion Council, que hilos y telas estará libres de impuestos durante un año, pero este aumento arancelario encarecerá previsiblemente las importaciones, haciendo más complicado para los retailers internacionales competir en el país.

 

De igual modo que sucede en Brasil (uno de los países más complejos para la moda por sus altos aranceles de entrada), las empresas locales deberá elevar su aprovisionamiento en cercanía, fomentando la industria local, sí, pero también complicando su competitividad frente a los gigantes de la moda.

 

Las exportaciones se verán igualmente afectadas. En caso de una salida no pactada de la Unión Europea, Reino Unido volvería a las normas de la OMC, lo que representaría un arancel de entre el 6% y el 12% sobre el producto exportado, un coste que las empresas del sector deberían repercutir en el precio final o en sus márgenes. La fluctuación de la libra en el mercado de divisas también podría impactar en los precios.

 

Las exportaciones británicas de prendas de vestir no se han resentido, todavía, por el anuncio de la salida británica de la Unión Europea. Según los últimos datos disponibles, de 2017, las ventas de productos de confección al exterior se situaron en 8.336 millones de dólares, un 3,5% más que en el año anterior. La subida de 2017 vino precedida de dos caídas consecutivas, desde el valor máximo histórico, de 8.450 millones de dólares en 2014.