Totón Comella, identidad y análisis ante la locura
La diseñadora es una rara avis en el diseño español, que logró, no sin crisis por el camino, dar forma a una empresa con volumen a partir de diseño de autor.

Llevó el baño a la pasarela, saltó de los bikinis al total look e incluso logró convencer al capital. Totón Comella es una rara avis en el diseño español, que logró, no sin crisis por el camino, dar forma a una empresa con volumen a partir de diseño de autor.
Nacida en Arenys de Mar (Barcelona), en el seno de una familia textil, Comella ya dibujaba figurines con diez años, aunque no fue hasta 1984 que irrumpió en el negocio de la moda con el lanzamiento de su propia marca, TCN, junto con Josep Maria Donat. En 1991, se convirtió en la primera firma de baño en desfilar en la entonces Pasarela Gaudí y, diez años después, abrió su primera tienda propia, en Barcelona.
En 2013 llegó la montaña rusa: primero una reestructuración, después, la venta al fondo Endurance Partners, el concurso, la liquidación y, finalmente, una nueva venta, esta vez a la sociedad Nath, dueña de la marca de baño Ory. Aunque tras un periodo de ausencia Comella y Donat regresaron a la compañía, ahora ella ha decidido que es el momento de salir definitivamente. “Aunque ellos no se lo creen demasiado”, asegura.
Totón Comella defiende que combinar identidad creativa y análisis es fundamental
Comella ha sido de las pocas diseñadoras españoles en formar un tándem con un empresario, Josep Maria Donat, la fórmula que tan bien ha funcionado en la moda italiana. “Donat es un motor, necesario en todas las partes, yo soy más hormiguita –dice Comella-; pero él nunca se ha metido en el diseño o en la estructura de las colecciones, ¡y mira que se lo he reclamado!”.
En cualquier caso, la creativa defiende que combinar identidad creativa y análisis es fundamental. “La gente que se cree que las tendencias las decide el diseñador está equivocado, la moda la hace la gente”, opina. Para Comella, el proceso comienza cuando se encierra a pensar y crea unos primeros bocetos sin interferencias de fuera.
“Pero nadie tiene que ser tan engreído como para pensar que lo puede hacer solo, hay que construir la colección pensando en la venta: si uno no hace caso a la gente, está muerto”, sentencia. La estructura de la colección la realiza en base a los datos de ventas de la anterior, pero combinando información y creatividad. “Con los datos sé la estructura de precios que tienen que tener los ocho vestidos de una colección; si el más vendido fue uno largo, entonces lo repito y tengo otros siete para hacer lo que me dé la gana”, dice.
Aunque TCN comenzó volcada únicamente en el multimarca, en los últimos años ha tejido su propia red de retail
Ese análisis comercial es, según Comella, insustituible por un ordenador. “Un ordenador te puede mentir -dice la creativa-; en una colección de bikinis, por ejemplo, siempre tiene que haber un oscuro: un negro, un kaki, un chocolate… El ordenador te dirá que pongas los tres en una misma colección, porque siempre son bestsellers, pero así se canibalizarán”.
Después, entra el factor del canal: aunque TCN comenzó volcada únicamente en el multimarca, en los últimos años ha tejido su propia red de retail y ha dado el salto al online. “Ahora, los nuevos ritmos digitales exigen más velocidad, y eso pasa por hacer colecciones cápsula, que además son más divertidas de trabajar; el multimarca tendrá que adaptarse”, opina.
Aunque reconoce que en cada época ha habido nostálgicos de etapas anteriores, Comella opina que el momento actual de la moda “es más loco que nunca”. “Esta moda de usar y tirar es muy exagerado, la moda se quema porque sólo se busca el look de la foto”.
La creativa opina que habría que cambiar el sistema “a algo más racional”
La creativa opina que habría que cambiar el sistema “a algo más racional”. “Hemos llegado a un punto en que lo tenemos todo y la moda se ha convertido en un ejercicio de correr y correr”, sostiene. En este contexto, la moda se ha polarizado entre grandes cadenas “que hacen de todo” y marcas con un estilo propio: “Es la identidad lo que te va a hacer sobrevivir en este mundo tan loco”, defiende.
En el reino de Instagram, ¿tienen sentido las pasarelas? “Yo también me lo estoy planteando –dice-; tener unas fotos de pasarela va bien para presentarte ante compradores internacionales, pero al cliente final no sé si le interesa tanto, ya no es tan importante como antes”.
Y después de TCN, ¿qué?
Comella da ya por terminada la etapa al frente de la marca que fundó en la década de los ochenta. “Si no estuviera mi nombre sería cómodo, pero soy yo la que da la cara”, dice. Ahora, la creativa quiere centrarse en un nuevo proyecto en el que está trabajando con su hija Berta Donat Comella, y que se basará en colecciones cápsula de moda de baño. Con su otra hija, Carla Donat, también colabora puntualmente con una colección de hogar. Todo menos colgar los lápices. “He pensado hasta en montar un restaurante”, reconoce. ¿Extrañará TCN? “La dejé de querer a la fuerza”, sentencia.