Back Stage

Phil Knight: El ‘cocinero’ de Nike

De universitario curioso a convertirse en el protagonista del sueño americano, Phil Knight consiguió conquistar con sus zapatillas al mismísimo Michael Jordan.

C. Pareja

14 jul 2016 - 04:55

Phil Knight: El ‘cocinero’ de Nike

 

De perfil bajo y siempre detrás de sus gafas de sol Oakley, la vida de Phil Knight, fundador de Nike, esconde una de las historias más apasionantes del negocio de la moda. Como si de un blockbuster americano se tratara, Knight comenzó su aventura con un viaje por Asia tras graduarse en Stanford. Este viaje formó su carácter: un emprendedor extrovertido, con visión para el negocio y sin miedo a los retos. Uno de los primeros fue convertirse en distribuidor de la japonesa Onitsuka Tiger en Estados Unidos junto a su entrenador de la universidad Bill Bowerman, creando la sociedad Blue Ribbon con una inversión de mil dólares. La distribución era, en un principio, poco sofisticada: los dos socios vendían las zapatillas en persona en los encuentros de atletismo por toda la costa oeste del país.

 

Pero si por algo es conocida la historia de Nike y la creatividad de Knight es por meterse hasta la cocina para crear la mayor empresa del sector de la moda deportiva. El empresario usó la plancha de gofres para calentar la suela de unas zapatillas, de manera que tuvieran mayor agarre y también menos peso. El nuevo diseño recibió el nombre de Waffle Trainer,  y se convirtió en uno de los grandes éxitos de la marca.

 

Poco tiempo después, Blue Ribbon Sports lanzó unas zapatillas bajo el nombre de Nike. A partir de ahí, todo se ha ido convirtiendo en historia de la moda deportiva. Desde su logotipo, ideado por Carolyn Davidson y bautizado como Swoosh, hasta uno de los matrimonios deportivos entre marca y deportista más rentables hasta la fecha: el de Nike y Michael Jordan.

 

Aunque es cierto que hasta aquí todo pareció un cúmulo de casualidades para Knight, los que vivieron de cerca su escalada hasta la cima de la moda deportiva aseguran que, durante los primeros años, Knight debió superar una etapa de confusión e incertidumbre para poder enderezar, finalmente, el rumbo de Nike.

 

 

 

 

Tan confundido estuvo durante la construcción de su imperio que, en ocasiones, Knight llegó a ser pedante e injusto, según Los hombres que hicieron la historia de las marcas deportivas, de Eugenio Palopoli.

 

Una de las anécdotas que relata este libro trata sobre Knight y el responsable del negocio de la compañía en Reino Unido, Brendan Foster. Este directivo alertó a Nike de que nunca se convertiría en un gigante si no penetraba en deportes como el fútbol, uno de los más temidos desde el grupo estadounidense por el desconocimiento que tenían de él. Esto hizo que Foster se ganara la enemistad de un gran número de directivos de la casa y, en especial, de Knight.

 

Finalmente, Knight y Foster se vieron las caras en su despacho: “No sé si hacerte presidente de la compañía o echarte a la calle”, espetó Knight. Dos días después, Foster era despedido con una moraleja asumida: Knight sólo esperaba lealtad por parte de sus directivos y predisposición para convertir en realidad las ideas del genio de las zapatillas.

 

Este mal humor llevó a Knight a verlas venir de todos los colores: desde la huida masiva de ejecutivos a tener que claudicar frente a situaciones extremas y nombrar directivos externos a la compañía como gestores de su imperio.

 

Aun así, y dejando de lado el carácter de Knight, el directivo, antes de retirarse de la gestión diaria de su propia empresa en 2015, dejó unas leyes no escritas para el futuro de Nike: “sé flexible, adáptate a las circunstancias, desafía todo lo establecido, reconoce que Nike es una gran empresa, pero no por ello debe ser lenta, usa la estructura para promover la innovación, manéjate con valentía, pelea por tus ideas y sentimientos, sé humilde: si algo funciona mal, se cambia, y si funciona bien, también. No estamos predestinados a ser los primeros para siempre”. Toda una lección de deportividad de uno de los sabios de este negocio.