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Petar Jovančić (Eurecat): “El reciclaje es necesario, pero no es suficiente”

Jovančić, responsable de investigación en desarrollo de materiales textiles del Centro Tecnológico de Catalunya (Euracat), argumenta que la sostenibilidad debe atender a tres aspectos: el medioambiental, el social y el económico. 

I. P. G.

19 ene 2022 - 04:41

Petar Jovančić (Eurecat): “El reciclaje es necesario, pero no es suficiente”

 

 

Para Petar Jovančić, responsable de investigación en desarrollo de materiales textiles del Centro Tecnológico de Catalunya (Euracat) desde hace cinco años, el reciclaje es necesario, pero “no aporta suficiente al concepto general de la sostenibilidad”. El experto, que ha sido profesor durante más de una década en la Universidad TMF de Belgrado (Serbia), señala que la sostenibilidad siempre debe atender a tres aspectos fundamentales: el medioambiental, el social y el económico. ¿Llegará la industria textil a ser 100% circular? El investigador asegura que sí, pero añade que “nadie puede saber cuándo”.

 

 

Pregunta: ¿Falta innovación en la industria textil?


Respuesta: En la industria textil hay mucha innovación, sobre todo en el área de materiales. En los próximos diez años, toda la industria va a cambiar, avanzando desde un modelo que está agotándose: el modelo lineal (diseñar, producir, usar y tirar). Ahora, domina otra filosofía: ningún residuo es un residuo, sino que es fuente de materia prima. “Sostenibilidad” es una palabra muy compleja que incluye tres aspectos: sociales, económicos y medioambientales. Está bien que tengamos nuevas tecnologías más sostenibles, pero debemos ser conscientes de que, especialmente en la industria textil, ha habido históricamente abusos de los derechos laborales, y esto también entra en el concepto de sostenibilidad. Por otro lado, es posible que los productos más sostenibles sean más caros de producir, por lo que reducen el beneficio y el negocio, y desde el punto de vista de una empresa, esto no es sostenible. Es complejo, la sostenibilidad siempre se centra en los materiales, en la cadena de aprovisionamiento y de producción, y en la circularidad.

 

P.: ¿Es un error focalizar la sostenibilidad en el uso de materiales?


R.: No es un error, pero los materiales no lo son todo. Desde el punto de vista de un consumidor o de un distribuidor, el material es lo que más importa, pero no debe limitarse sólo a esto, debe pensarse en toda la cadena de producción, desde su entrada hasta la venta del producto, y hasta después de su uso. El modelo lineal no tiene conexión con la vida de una prenda después del uso, porque se ha optado por el concepto de crear productos de baja calidad y vender mucho volumen, ganando mucho beneficio y luego invirtiendo ese beneficio en el desarrollo de nuevos materiales. Ahora, la mentalidad de los consumidores está cambiando. Un consumidor promedio del siglo XXI, sobre todo los jóvenes, es consciente de la importancia de la sostenibilidad en la industria textil, y está preparado para pagar más por un producto sostenible. Pasaremos por un periodo orientado hacia la trazabilidad y el reciclaje, donde aún hay mucho espacio de mejora, y en los próximos cinco a diez años habrá más avances en este aspecto. El reciclaje es necesario, pero no aporta suficiente al concepto general de la sostenibilidad, sobre todo porque lo que se recicla generalmente es plástico y, en la moda, específicamente, materiales sintéticos como poliéster.

 

 

 

 

P.: ¿Cuál es la mejor materia prima para el textil en términos de sostenibilidad?


R.: Cualquier materia prima que de oportunidad de ser reutilizada es buena. En textil, el algodón orgánico y el poliéster reciclado son un avance, pero, por ejemplo, el algodón ocupa mucha tierra al cultivarse. Aunque no se usen compuestos químicos, lo que debe preocupar no es tanto lo que se use en su producción, sino lo mucho que ocupa. La tierra tiene un uso limitado, y no podemos arriesgarnos a usar tanto, aunque sea en algodón orgánico. Por otro lado, hoy, toda prenda contiene un porcentaje de poliéster reciclado. Al fin y al cabo, esto es un plástico, usarlo mas veces le da una vida mas prolongada, pero continúa teniendo su origen en el petróleo: es un material que en el futuro no deberíamos usar. Además, sus propiedades se van perdiendo con su uso, y a partir de un número de reciclados, debe mezclarse con poliéster virgen, por lo que lucha con el propio concepto de sostenibilidad. Las mejores materias primas serían las bio based, aquellas que se pueden reciclar hasta incluso llegar a ser compostables, lo que quiere decir que, al desecharse, no es que no quede nada, sino que queda un residuo para producir nueva materia prima.

 

P.: En el futuro, ¿habrá contenedores de reciclaje para la ropa igual que los hay de vidrio y de papel?


R.: Es una idea interesante. Si el cambio de economía linear a economía circular se llega a completar, muchos empresarios no están seguros de si será favorable y beneficioso para las empresas. Es complejo, y puede que genere una producción mas cara, pero hay casos como Patagonia, que ofrece hasta un servicio de recoger el producto al final de su uso para repararlo y continuar usándolo, y es muy rentable. Al final, el consumidor consume lo que se le da. Cuando se le den alternativas mejores al fast fashion y se le justifique por qué se deben comprar, esto podría ser un concepto muy real.

 

P.: Científicos, industriales, retailers… ¿Quién es más importante a la hora de encarar la circularidad?


R.: Cada uno por separado y todos conjuntamente son igual de importantes, mientras actúen con un equipo. El concepto de sostenibilidad supone un uso más prolongado de los productos, y eso contrasta con el concepto de fast fashion y del consumo reiterado. Hace diez años, muchos empresarios empezaron a invertir en economía circular y muchos tuvieron que cerrar porque no podían competir con empresas grandes, que no estaban obligadas a ser sostenibles. Ahora, porque no sólo los investigadores son ya conscientes de que este modelo no se puede mantener a largo plazo y tenemos que buscar alternativas, hace falta un paso legislativo que obligue a las compañas a pasarse a este concepto. En el mundo empresarial, hasta que no se obliga a innovar e invertir en un modelo sostenible, se hará lo que sea más beneficioso, que es lo razonable.

 

 

 

 

P.: ¿Qué puede hacer la Comisión Europea para hacer avanzar a las empresas hacia un modelo sostenibles?


R.: Tiene que imponer una legislación clara, normas e indicaciones concretos, además de abrir convocatorias de investigación, que ya existen desde los últimos años. Eurecat participa en varios proyectos europeos, trabajando con varios socios para ofrecer alternativas a algodón y poliéster, que son las dos fibras más dominantes en la industria textil. La investigación hace avances, pero el mayor problema es que no se trata de cambiar una materia por otra, sino que se debe cumplir con todas sus funcionalidades de la original, lo cual no es nada fácil. Este cambio hacia nuevos materiales y tecnologías precisa de una estructura y unas normas que debe dar la Unión Europea para medir las capacidades de las nuevas materias. En los últimos años, la Unión Europea ha puesto en marcha el Circular Economy Action Plan, que este año se ha puesto en marcha para varias industrias, entre ellas la textil, y la European Union Strategy for Sustainable Textiles, que se publicará en marzo de 2023, y que propone que la industria textil se pasará al modelo circular en los próximos diez años. Una vez aceptado por las autoridades, no hay otra: todos seguiremos el mismo camino. A nivel europeo, existen las organizaciones Euratex y European Textile Platform, que tienen colaboración estrecha con la Unión Europea, y juntos desarrollan las estrategias que se seguirán a nivel europeo.

 

P.: ¿Se considera al textil una materia “blanda” en la academia?


R.: Sí, siempre se ha pensado que la textil es una industria blanda y, desde el punto de vista de la investigación, el textil se ha considerado un material de segunda clase, algo que está muy lejos de la realidad. El material textil es complejo: no es ni liso ni compacto, lo que lo hace muy complicado de cara a la investigación. Todas las investigaciones importantes declaran que la industria textil es de las más peligrosas en contaminación de tintes, por ejemplo, pero ya se están desarrollando tintes bio. El modelo de economía circular trae un aspecto novedoso, abre una nueva a discusión: que la mayor parte de la producción textil está lejos de los mercados de consumo. La pandemia nos está inclinando hacia traerla a la cercanía. Esto es positivo, también, en términos de circularidad, porque acercará los residuos preconsumo que luego se podrán volver a incluir en la cadena de aprovisionamiento. Europa debe tener toda la producción textil en cercanía, porque en Asia no hay una legislación tan estricta en términos de sostenibilidad, aunque cada vez lo sea más. Debemos tener conciencia de que el producto a nivel nacional se genere en cercanía, y que todo el beneficio se quede en territorio europeo.

 

P.: ¿Logrará la industria textil ser 100% circular?


R.: Sí, pero no me atrevería a decir cuándo. De momento, la industria va mejorando, hay cada vez más iniciativas de vender la ropa usada, reutilizarla, regalarla o prolongar su vida útil de cualquier manera. Pero aún, mucha gente compra por comprar, para satisfacer su bienestar emocional. Hay un porcentaje alto de compra impulsiva, porque hace sentir bien a quien compra. Se debe ayudar a fomentar una compra inteligente que no vaya a acabar en el armario. Estos conceptos nos llevan a todos hacia la circularidad. ¿Cuándo? Eso, ya lo veremos. No me atrevería a afirmar una fecha porque me equivocaría, y quien diga que lo sabe tampoco está seguro.