Back Stage

¿Hacía falta que volvieran las hombreras?

8 jun 2009 - 00:00

Alguien dijo que los noventa empezaron el día en que Isabel Preysler dejó de usar prendas con hombreras. Eran otros tiempos, lejos de la moda rápida, las colecciones cortas y la alta rotación de las series. Ahora cuesta imaginar un mundo en que durante años era difícil no encontrarse los apósitos de espuma cosidos a cualquier prenda que se comprase. Este año jóvenes diseñadores que añoran la década de los ochenta han decidido que la hombrera ha de regresar. La hombrera vuelve para comerse el mundo. Esta primavera verano entre grandes firmas como Louis Vuitton, Balenciaga y Balmain, y el próximo otoño invierno para las marcas de gran consumo.Destronada Isabel Preysler, la nueva fashion victim de guardia es Victoria Beckham, que no ha perdido comba para apuntarse a lo último. Si cuesta imaginar un mundo donde la hombrera marcó durante años su dictadura, más duro es hoy imaginar un mundo en donde un ex ministro de Economía se consideraba un hombre trofeo. Salvando las distancias, estamos hablando de una época en que la mujer del momento hubiera preferido Gordon Brown a Jude Law. Por eso mismo, porque ese mundo ya no volverá, el retorno de la hombrera no tiene sentido exportado a las marcas de venta masiva. En un entorno como el actual se puede disculpar la pulsión autorreferencial que siempre supone uno de los principales motores del mundo de la moda. Pero no todos los homenajes tienen sentido ni todos los reciclajes valen sin una mirada inteligente detrás. Si la recuperación de los pantalones de corte de pata de elefante fue un éxito hace un par de años, eso no quiere decir que todo el armario de nuestros hermanos mayores pueda ser rescatado.Tiene más sentido que vuelvan los tejanos descoloridos (otra tendencia ochentera) que lo haga la hombrera, por mucho Gwyneth Paltrow las haya lucido en un minivestido de Valentino en la presentación del documental de este diseñador italiano. Es sólo otro de esos despropósitos que acontecen cuando las bromas de pasarela se quieren trasladar a la cadena industrial, algo habitual en el sector. Con el cambio de canon estético, tendrán que abstenerse las que no estén muy delgadas, a riesgo de emular a la novia de Robocop, película también de finales de los ochenta. Lo mejor de su retorno es que en el actual imperio de lo efímero, el reinado de la hombrera será breve.