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El consumidor olvida el activismo ante los tambores de crisis

La inflación y los malos augurios de la economía han servido para acabar de darle el último empujón a la fatiga de justicia social que vivían los consumidores: si el producto ha sido testado en animales ya no importa, quieren saber si está reconocido y cuánto cuesta.

El consumidor olvida el activismo ante los tambores de crisis
El consumidor olvida el activismo ante los tambores de crisis
El activísimo retrocede en el bolsillo del consumidor.

M. Tamayo

30 mar 2023 - 05:00

El activísimo retrocede en el bolsillo del consumidor. La inflación desbocada y los tambores de crisis económica que se vienen escuchando primero con la pandemia y luego con la guerra, han bastado para hacer retroceder a la justicia social de entre las prioridades de los consumidores, según un estudio elaborado por la empresa de estudios de mercado GWI.

 

Si hay que ajustarse el cinturón, los clientes apuestan por fijarse en si el producto funciona bien y está reconocido, primero, y en el precio, después, mientras que si ha sido testado en animales es cada vez menos importante en la toma de decisión.

 

En el caso de la cosmética, la importancia de contar con opiniones expertas sobre el funcionamiento del producto ha repuntado un 10% en los últimos dos años, colocándose en el primer elemento de la lista para tener en cuenta antes de comprar. En segundo lugar, se sitúa el precio, cuya importancia ha aumentado un 8%, seguido de si el producto contiene plásticos y fragancias.

 

La única tendencia que ha caído es la de comprobar si ha sido testado con animales. Para los compradores de maquillaje, es un 6% menos importante que hace dos años, y para los que adquieren productos para la piel el descenso es del 10%. “Se enmarca en una tendencia más amplia sobre la fatiga del consumidor ante la sostenibilidad y la justicia social”, señalan desde GWI.

 

 

De hecho, hay que salirse del top 10 de las prioridades de los compradores para encontrar la sostenibilidad y las causas sociales. En primer lugar, se encuentra la “calidad”, algo que un 53% de los consumidores encuestados por la empresa considera lo más importante a la hora de comprar un producto. En segundo lugar, se encuentra el coste, como una prioridad del 36% de los consumidores, seguido de la confianza en la marca, la buena reputación y si cuenta con comentarios positivos de otros compradores.

 

Si la empresa está alineada con sus valores es relevante para un 16% de los compradores, mientras que si la marca apoya o realiza acciones contra el cambio climático o la justicia social sólo es decisivo para un 15% de los compradores.

 

Ante un comprador con la conciencia social a la baja, la ropa es el elemento más común para darse un capricho, según apunta la empresa de estudios de mercado. “Ya hemos visto este comportamiento antes: en 2008, despuntó la venta de lencería de lujo y en la recesión de 2021 se compraron pintalabios”, añade GWI.

 

Para esta crisis, la compañía vislumbra otro lipstick effect, con los consumidores dándose pequeños lujos para sentirse mejor. Las marcas de moda que más están saliendo más beneficiadas de este efecto son Uniqlo, Estée Lauder y Victoria’s Secret, con los mayores repuntes entre consumidores que afirman que compran en ellas cada semana. 

 

El informe ha sido ejecutado con entrevistas a más de 970.000 usuarios de entre 16 y 64 años en cincuenta países, a través de un cuestionario realizado online. GWI advierte que las bajas tasas de penetración de Internet en algunas regiones puede significar que los entrevistados puedan representar un perfil más joven, urbano y acomodado que el total de la población.