C. Kirby (EY): “En sostenibilidad, la marca debe traccionar al resto de la cadena”
Charles Kirby, socio del área de sostenibilidad en consulting de EY España, valora el avance de la moda respecto a los valores de medioambiente, social y gobernanza (ESG, en inglés) de las empresas tanto españolas como mundiales.


Los criterios ESG (medioambiente, social y gobernanza, por sus siglas en inglés) marcan hace años las hojas de ruta de las empresas de todo el mundo. La moda se está convirtiendo ahora en uno de los sectores más regulados en este sentido, por su impacto en la industria global y la vida de millones de personas. Charles Kirby, socio del área de sostenibilidad en consulting de EY España, valora el avance del sector en los tres ámbitos y la importancia de ver la sostenibilidad no cómo un coste, sino cómo una oportunidad que aporte valor a las empresas.
En el marco de su quince aniversario, Modaes está impulsando una serie de reportajes y análisis sobre diferentes temáticas bajo el título Thinking X Next 15 Years. El último de ellos, patrocinado por Centric Software, se centra en en el grado de implantación del ESG en la industria de la moda y en los principales retos del sector.
Pregunta: ¿Por qué es importante que la moda siga criterios ESG?
Respuesta: Hay varias razones. Por un lado, porque es un sector que tiene un impacto, tanto positivo como negativo, muy elevado. Desde el lado negativo la moda tiene un peso muy relevante en aspectos como las emisiones y los residuos. Pero también tiene un gran peso desde el punto de vista de la generación de valor, crea mucho empleo y riqueza, conecta zonas de producción, etc.
P: ¿Cuál es el impacto económico de incluir, y de no hacerlo, estos valores en un plan empresarial?
R: Es la pregunta del millón. Hay que entender que el ESG crea valor de dos maneras. Hay muchas iniciativas que por sí mismas generan valor y si, por ejemplo, mejoras tu impacto energético no solo generas un impacto ambiental, sino que también aumentas tu propia eficiencia, de la misma forma, desde el punto de vista social, atraes talento y aumentas tu propia productividad. Más allá, sin embargo, también es una protección frente al riesgo y valorar qué riesgos pueden llegar a manifestarse en la reputación si no se hacen ciertos cambios. Cuando mejoras tu gestión, al final, estas protegiendo tu valor.
P: ¿La moda en general ha trabajado suficiente en el ESG? ¿Cómo está el sector en relación con otras industrias?
R: Sí que hay aspectos que se están trabajando desde muchos años, pero depende muchos de las empresas, y hay algunas que no tienen nada que envidiar a otros sectores mientras que en las de menos tamaño no están igual de avanzadas. También hay retos mayúsculos en temas como la circularidad o los residuos, donde se está avanzando mucho en los últimos años, pero donde los porcentajes continúan siendo minúsculos. También depende del posicionamiento de las marcas, cuesta creer que una camiseta que cueste tres euros respete todos los valores ESG.
“La sostenibilidad tiene un gran peso desde el punto de vista de la generación de valor”
R: ¿Cómo hay que trabajar la S de ESG en los mercados de consumo?
R: Tiene diferentes componentes. Hay uno que son tus propios empleados y como mejoras todos los aspectos de igualdad e inclusión, pero también tiene que ver con la salud y seguridad de estos. Estamos viendo también como la atracción y retención del talento es cada vez más importante, y para eso es importante tener una base de empleado satisfecha. Además, también hay que mirar hacia tu cadena de valor y asegurarte de que los estándares se cumplan no sólo en tu proveedor, sino en el proveedor de tu proveedor. Y por último con los clientes, el gran elefante en la habitación, que es la promoción del consumo responsable y la tarea de educar y acompañarlo para que consuma en valor a esos criterios. No se puede seguir empujando hacia consumo de una camiseta de tres euros, porque no es un modelo compatible con la sostenibilidad.
P: ¿Se puede realmente implementar medidas sociales en una industria tan distribuida en todo el mundo?
R: Se puede, pero es complejo. La Due Diligence va a suponer un cambio de chip en el nivel de vigilancia de toda la cadena de suministro. Es algo que ya se estaba haciendo, hay muy buen control en el nivel 1, pero más allá, sólo aprueban los primeros de la clase. Se va a tener que hacer un esfuerzo titánico e incluso replantearse algunas cosas, igual hay que fomentar cadenas más compactas y locales, no completamente, pero sí generar un cierto movimiento hacia cadenas de suministro más gestionables.
P: ¿Qué parte de responsabilidad cae en los consumidores para demandar mejoras sociales?
R: El consumidor es muy importante porque es el que va a mover la agujas al final. Tendrá que recibir mejor información sobre la sostenibilidad de lo que compra, pero esto es un concepto complejo que no es fácil de resumir en una etiqueta que le llegue al consumidor medio. En la moda no es tan sencillo como en otros sectores, no es como una nevera con una etiqueta con letras que solo comparan la eficiencia energética, hay que mirar el agua, las emisiones, el reciclaje, etc. ¿Cómo pones en una etiqueta toda esta información, o el cumplimiento respecto a un salario mínimo que, además, no es el mismo aquí que en Bangladesh?
“No se puede seguir empujando hacia consumo de una camiseta de tres euros, porque no es un modelo compatible con la sostenibilidad”
P: El Parlamento Europeo acaba de aprobar la Directiva de Debida Diligencia. ¿Está preparado el sector para los cambios que va a tener que llevar a cabo? ¿Va a llegar a tiempo?
R: No está preparado, pero ni la moda ni ninguno, por eso la normativa da un periodo de adaptación, para permitir que todas las empresas creen esos controles e información. Personalmente creo que esto deberíamos haberlo tenido hace años, pero nos estamos dando cuenta ahora de la importancia de medir estos parámetros y de que no todo vale para hacer negocio.
P: ¿Cuál es el rol de cada actor (proveedores, empresas y consumidores) para mejorar E de ESG?
R: El cliente tiene que entender lo que se está comunicando, y esa es la parte más fácil de medir, pero luego debe tener la información suficiente para entender el impacto total del ciclo de vida del producto, no solo hasta que lo compra sino también la huella posterior. En sostenibilidad, la marca debe traccionar al resto de la cadena de suministro, ser quién imponga métodos que luego los proveedores seguirán, por lo que conforme aumente la presión en las marcas, esta acabe llegando también a los proveedores.
P: ¿Hay realmente perfiles más diversos en las cúpulas de las empresas?
R: Si, pero eso no quiere decir que estemos donde deberíamos estar. La moda comparativamente no es el sector que peor está, y aunque igual tarda un poco más en igualar el tema en los equipos directivos, el mando intermedio está muy avanzado. Pero hacerlo bien ahora lleva un tiempo, desde que se empieza a formar más a las personas hasta que estas llegan a los puestos.
“Los equipos de dirección y consejos en general suelen tomar mejores decisiones y son más eficaces cuando tienen equipos más diversos”
P: ¿Cómo puede beneficiar una dirección más inclusiva a una empresa?
R: Hay estudios que demuestran que los equipos de dirección y consejos en general suelen tomar mejores decisiones y son más eficaces cuando tienen equipos más diversos. La inclusividad favorece la creatividad y el desempeño, y permite tomar mejores decisiones que grupos un poco endogámicos. Esa es la principal ventaja, porque es la medida que tengan personas con perfiles y bagajes diferentes, favorece una mejor toma de decisiones.
P: ¿Qué le dirías a alguien que piense que en ESG sólo hay que centrarse en cumplir la ley?
R: Hay empresas que sí lo hacen, pero es importante la creación de valor. Está demostrado que las empresas más avanzadas en sostenibilidad ven esta no cómo un reto de costes añadidos, sino como una oportunidad de crear valor y protegerse de riesgos que ya tienen. Les diría que miren los casos de éxito de las empresas que han cambiado su forma de pensar y están pensando en como crear valor a través de esto, más allá del puro compliance. Las empresas deben identificar en que áreas del ESG quieren ser reactivas, defensivas y donde crear valor, identificar cuáles son los valores puramente higiénicos y los que les permitirán diferenciarse ante los consumidores.