Albert Puyol, minutos para un delantero
Puyol, uno de los mayores expertos de moda de España, empezó trabajando en 1978 en la empresa familiar y en 1994 se incorporó a Women’secret, donde trabajó durante diez años. El ejecutivo también ha pasado por otras empresas como Loewe o Brownie.
18 ene 2023 - 05:00
Quién
Albert Puyol
Qué
Un agua sin gas
Dónde
Chéri, en Barcelona
Cuándo
18:00
Fin de su jornada laboral
“No demasiado tarde, nunca he sido un workalcoholic”
Cuando el ‘greenwashing’ silenció a la moda
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Albert Puyol tuvo que interrumpir su carrera demasiado pronto para vivir los últimos coletazos de la empresa familiar, y aquella experiencia le marcó tanto que aparcó para siempre su espíritu emprendedor. “Siempre he sido mal gestor de mi carrera, me ha faltado paciencia”, reconoce el ejecutivo.
Puyol, uno de los mayores expertos de moda de España, empezó trabajando en 1978 en la empresa familiar, que poco después presentaría lo que entonces se llamaba suspensión de pagos. “Ahí aprendí a sufrir, maduré 25 años en tres días porque viví una situación que por edad no me tocaba”, recuerda el directivo.
Tras el punto y final de la compañía familiar, dio el salto a Gallina Blanca, donde pudo por fin disfrutar y aprendió a “poner metodología a lo puramente intuitivo”. Su salto a la moda vino de la mano de Women’secret, a la que se incorporó en 1994 y donde permaneció durante una década en la que lideró la expansión de la cadena e incluso un proyecto para entrar en moda exterior que después no fructificó.
“Entender el largo plazo es fácil, en el corto es donde hace falta confiar”
En 2005, con Tendam (entonces Grupo Cortefiel) recién adquirida por los fondos de inversión y sacada de bolsa, Puyol se cambió al lujo de la mano de Loewe. “Podría parecer que es al contrario, pero el lujo es mucho más rápido que la gran distribución; cada cuatro años se renueva la tienda, la experiencia, el director creativo… Pero el miedo a equivocarse es mayor”, rememora.
“Es la búsqueda constante de la perfección, pero te ponen las herramientas para que lo consigas”, añade. Puyol es un experto en compañías familiares: ha pasado por Sociedad Textil Lonia, ha sido consultor de TCN y consejero de Parfois; pasó por Azzaro cuando era propiedad de la familia Reig y fue director general de la catalana Brownie a la que se incorporó por la amistad que le unía al fundador, Juan Morera, que falleció poco después.
El ejecutivo reconoce que no son fáciles de gestionar, especialmente si el propietario tiene funciones ejecutivas. El secreto, asegura, es la confianza, como la que depositó en él Gonzalo Hinojosa, ex consejero delegado y propietario de Grupo Cortefiel, al que define como “jefe y maestro”. “Él entendía que hay que darle minutos al delantero y ser rápido en las decisiones; después, como es imposible medir la capacidad de los directivos, que hay que evaluar sus resultados”, dice el ejecutivo. “Para un propietario, entender el proyecto a largo plazo es fácil, lo difícil es entender la ejecución del día a día, y ahí es donde la confianza es clave”, apostilla.
Como jefe, Puyol, se define como “exigente, pero muy empático” y dice que no le gustan los despachos, porque prefiere ir a buscar al trabajador que le necesita. “Si observas bien, siempre ves a alguien que se está quedando rezagado”, asegura. A la hora de fichar, su método empieza por la marca: “una marca se nutre de las aportaciones de la gente que trabaja con ella, que conforma la personalidad de la marca”, resume Puyol. De esta forma, si en una etapa percibe que una marca flaquea en diseño, buscara perfiles que, sin ser necesariamente expertos en producto, tengan una sensibilidad creativa.