Empresa

Pompeii, los ‘backstreet boys’ del calzado

S. Riera

15 abr 2016 - 04:45

 

Las zapatillas de Pompeii cogen carrerilla. La start up de calzado, que inició su andadura en 2014 con una inversión inicial de 18.000 euros, se ha marcado como objetivo rebasar los dos millones de euros en ventas en 2016 expandiendo el negocio hacia los mercados exteriores y mediante la diversificación de producto. La empresa, que lideran Jaime Garrastazu, los hermanos Jorge y Nacho Vidri y Cosme Bergareche, ha cerrado su primer ejercicio fiscal con una cifra de negocio de 550.000 euros.

 

Todavía estaban cursando la carrera de administración y dirección de empresas cuando los emprendedores del proyecto decidieron crear “algo”. La primera idea fue lanzar una línea de camisetas y sudaderas, pero la descartaron porque vieron un alud en el mercado. Después fueron fraguando la de lanzar una de zapatillas. Ninguno de los fundadores procede del ámbito del calzado ni ha estado cerca de él, pero forman parte de esta nueva generación de empresarios del sector que ha visto en este mercado un filón.

 

La empresa la fundaron Garrastazu, Bergareche y los hermanos Vidri junto con Iñaki Sánchez, que abandonó el proyecto poco después. Cada uno de ellos aportó una parte del capital inicial. “De forma inconsciente hicimos un diseño que nos gustaba, abrimos las Páginas Amarillas y buscamos a un fabricante”, relata Garrastazu, uno de los fundadores de Pompeii. “Cuando fuimos a verle, nos inventamos que ya habíamos hecho algo de calzado antes, incluso nos arreglamos para ir a verlos”, recuerda el empresario. “Aquellos industriales nos llamaban los backstreet boys”, subraya.

 

 

Con la producción de las primeras 349 zapatillas, que fue el pedido mínimo que les exigieron en fábrica, se gastaron todo el capital y fue el momento de empezar a comercializar para recuperar la inversión y continuar moviendo el negocio. “Creamos perfiles en redes sociales, empezamos a movernos y en menos de tres semanas agotamos los pares”, explica Garrastazu.

 

Aquella primera incursión en el negocio del calzado coincidió con el fin de sus estudios y su desembarco en grandes consultoras y grupos financieros. Sin embargo, los emprendedores persistieron y vendieron sus siguientes 4.000 pares a través de pop up stores físicas y online. “Concentrábamos las ventas en sólo tres días y la gente reaccionaba, nos compraba”, recuerda el empresario. “La falta de recursos nos ha hecho muy creativos”, señala.

 

Después de la buena acogida, los cuatro emprendedores decidieron abandonar sus zonas de confort en PwC y Barclays para dedicarse a tiempo completo a su negocio de zapatillas. Un año después de aquella decisión la empresa cuenta con sede propia en Madrid y una plantilla de 17 empleados. Por el momento, Pompeii basa toda su estrategia en un crecimiento orgánico y deja para más adelante, “en el largo plazo”, la valoración de una apertura de su capital.

 

 

Para este año, Pompeii se ha marcado como objetivo barrer los dos millones de euros. La empresa contempla reforzar su negocio internacional, que en la actualidad genera el 10% de su facturación. La compañía prevé elevar el porcentaje hasta el 20% impulsando su presencia en los mercados en los que ya opera: Francia, Reino Unido, Alemania e Italia.

 

Por otro lado, la empresa apoya su crecimiento a través de la diversificación de producto y se expande la colección de zapatillas a camisetas, sudaderas y trajes de baño para hombre y mujer. Por ahora, Pompeii centrará también su distribución en el canal online y abandona la apertura de pop up stores