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Moody’s: la falta de circularidad amenaza al ‘rating’ y al beneficio de la moda

La agencia de calificación alerta de que el mayor escrutinio medioambiental y social y el aumento de los costes de aprovisionamiento fuerzan a la moda a un cambio de modelo que puede afectar a su rating crediticio.

I. P. Gestal

12 abr 2021 - 04:54

Moody’s: la falta de circularidad amenaza al ‘rating’ y al beneficio de la moda

 

 

La sostenibilidad no es ya una cuestión de comunicación. Ni siquiera de responsabilidad o una respuesta a los cambiantes hábitos del consumidor. Es un asunto que puede golpear directamente la cuenta de pérdidas y ganancias y afectar incluso a la calificación crediticia de las compañías de moda. Así se desprende de un estudio elaborado por Moody’s, que alerta que si el sector no adopta un modelo circular está poniendo en jaque su rentabilidad y que, para hacerlo, requiere inversión.

 

Según datos de BCG recogidos por la agencia de ratingel margen de ebit de la industria podría reducirse en más de 300 puntos básicos si mantiene su modelo lineal de comprar, usar y desechar. Esto se debe, argumenta Moody’s, al incremento de los costes de aprovisionamiento, en parte por el impacto del cambio climático.

 

El informe apunta, por ejemplo, que el agua es ya escasa en algunos de los hubs de producción del algodón, como China e India, lo que ha motivado un aumento en los precios. “Los científicos esperan que el consumo de agua supere a la oferta en 2030”, alerta la agencia.

 

 

 

 

Los costes laborales también están incrementándose, en parte por motivos medioambientales. “El aumento de los niveles del mar en China, Vietnam, Bangladesh o India podría llevar a los productores a trasladarse, causando disrupciones en la producción y potencialmente aumentando los costes”, explica.

 

En este sentido, las compañías más expuestas a la producción asiática son las que más riesgo tienen de ver aumentados sus costes a largo plazo. Esto incluye empresas como la alemana Takko Fashion o las británicas Matalan y Next.

 

Al impacto en los costes se suma un aumento del escrutinio en aspectos medioambientales y sociales por parte de los consumidores, lo que forzará al as compañías a adaptar sus cadenas de valor y adoptar un modelo circular (reducir, reusar y reciclar).

 

Aunque será un proceso duro para la mayoría de compañías, que impactará en su calificación crediticia, los grandes están mejor posicionados. Moody’s argumenta que empresas como Nike, Adidas, Ralph Lauren, VF Corporation, Levi Strauss, H&M o Inditex se encuentran en una mejor posición gracias a sus economías de escala y sus mayores márgenes.

 

Aun así, precisa que los grandes también tienen cadenas de valor más complejas y están expuestas a un mayor escrutinio porque comunican sus objetivos en materia de sostenibilidad. “Aunque las credenciales sostenibles de los proveedores no suelen tener impacto en el rating, suponen un gran riesgo de reputación”, precisa Moody’s.

 

 

 

 

Otro factor que impactará en el futuro del sector es la regulación. En 2020, Francia dio luz verde a una ley que prohibirá la destrucción del stock de ropa en 2023 y Alemania introdujo una certificación para textiles producidos de forma ecológica y socialmente responsable.

 

Además, la Unión Europea tiene en marcha un proyecto para acelerar la decarbonización de sus estados miembro, introduciendo un impuesto a las importaciones que no hayan sido ya gravadas en origen en el marco de una política medioambiental similar. En este sentido, la agencia de rating precisa que las empresas europeas están mejor posicionadas porque ya están aprovisionándose más que otras en cercanía.

 

La moda debe, pues, encarar un proceso de transformación de su modelo de negocio porque el consumidor lo pide y la alternativa es hacer frente a los costes del sourcing. Sin embargo, la transición requiere inversión, pero el cliente no está dispuesto a pagar más por ello.

 

 “Creemos -matiza Moody’s-; que llevará mucho tiempo que los consumidores realicen cambios significativos en sus hábitos de compra en favor de productos sostenibles si estos son más caros”, especialmente tras el impacto que la pandemia ha tenido en el poder adquisitivo de muchos consumidores. “El precio y la voluntad de estar al día de las tendencias continúan siendo los principales motores de decisión en la compra de moda”, concluye.