Back Stage

Anna Runnel (Reverse Resources): “El sector privado está liderando el cambio porque el público aún no lo entiende”

La fundadora y consejera delegada de Reverse Resources defiende que una de las claves para la circularidad, una vez solventadas las barreras técnicas, es entender bien el flujo global de materias primas.

Iria P. Gestal

20 abr 2022 - 04:49

Anna Runnel (Reverse Resources): “El sector privado está liderando el cambio porque el público aún no lo entiende”

 

 

A las puertas del gran cambio. Así se encuentra actualmente la industria textil, según Anna Runnel, fundadora de Reverse Resources, una compañía que desarrolla un software para que marcas, proveedores y recicladores puedan cooperar para dar una nueva vida a los residuos industriales. La empresa, que echó a andar con un piloto en 2017, tiene oficinas en Estonia y Bangladesh y ha trabajado para grupos como Levi’s y PVH. Runnel es optimista, aunque reconoce que para que la industria textil sea plenamente circular hace falta “que muchas cosas sucedan simultáneamente”. Por ahora, la transformación la están liderando, asegura, las empresas: “el sector público debería estar al frente, pero no puede hacerlo si no entiende qué necesita la industria”.

 

 

Recuerda aquí todas las entrevistas de
Fashion Sustainability Shot
 


 

Pregunta: Su claim es “circularidad plena en la industria de la moda en 2030”. ¿Cómo se va a lograr?


Respuesta: No es mi claim, yo lo haría mañana. Es más un objetivo común en la industria de la moda. Hay un consenso de que este es el objetivo al que deberíamos aspirar. Desde Reverse Resources contribuimos a ello ofreciendo un business case que hace que esto no se vea como algo que debemos hacer, sino que tiene sentido como negocio, incentivando la colaboración en la industria textil. Es como la acupuntura: hay que encontrar el punto correcto que presionar para que el sistema empiece a reaccionar. Y eso es lo que intentamos hacer.

 

 

P.: ¿Cuáles son las barreras?


R.: La economía circular es algo tan nuevo, tenemos tan interiorizada la economía linear que no entendemos bien el cambio. Es muy difícil convencer a la gente para que piense fuera de ese marco. Es muy fácil creer que entiendes lo que significa, pero mucho más difícil comprender toda su dimensión. E incluso cuando sí lo entiendes, la gente tiende a no creer las pruebas hasta que ha tenido la experiencia en primera persona. Lograr que la gente se una y empiece este proceso es la primera barrera. Una vez la superas, es bastante rápido.

 

 

 

 

P.: Si se cambia esa mentalidad, ¿el cambio podría ser inmediato?


R.: Sí, pero hace falta que ocurran varias cosas simultáneamente. Y crear esa coordinación es difícil. Por ejemplo, si bien hay diferentes tecnologías de reciclaje ya disponibles, muchas están todavía en una fase muy incipiente. Lo que podemos hacer ya es reciclar desechos de algodón: para eso ya existe la tecnología que permite realizarlo a escala. Sin embargo, no está desarrollada la cadena de aprovisionamiento de los residuos. Tenemos todos los componentes necesarios para lograrlo, pero construir ese sistema lleva tiempo.  

 

 

P.: ¿Cuáles son las barreras tecnológicas?


R.: El reciclaje de tejidos mezclados no está disponible a gran escala todavía, al menos para que el producto sea de la calidad suficiente para que la moda lo use. Técnicamente, el reciclaje de algodón sí se puede hacer, pero el porcentaje de uso de algodón en toda la industria textil es muy pequeño. Otra de las barreras es que la clasificación de residuos posconsumo según su composición no se puede hacer a gran escala. Y el reciclaje depende mucho de esa información. Hay tecnologías que están saliendo ahora al mercado, pero todavía en una fase inicial y lleva tiempo escalarlas, mejorarlas… Una vez estos dos obstáculos tecnológicos se solventen, el 85% o 90% de los textiles podría ser circular.

 

 

 

 

P.: ¿Hace falta más regulación?


R.: La regulación juega un papel muy importante, especialmente para crear mejores condiciones de mercado para estas nuevas prácticas. Cuando los mecanismos de apoyo están creados para la economía circular, la política y la regulación deben dar un giro. Pero falta conocimiento sobre cómo se puede apoyar la transición de la forma correcta. La industria de la moda está liderando ese cambio internamente, y el sector público todavía no entiende cuál debería ser su papel. Y en realidad debería ser al revés: el sector público debería estar liderándolo, pero no puede hacerlo si no entiende qué necesita la industria, y esa es otra de las barreras.

 

 

P.: ¿Qué papel están jugando las grandes compañías del sector?


R.: Muy importante, porque están liderando el cambio hasta que lo haga el sector público. Nuestro business case sólo tiene sentido si hay una motivación muy clara para que las fábricas de ropa segreguen sus residuos según la composición. Si eso no se hace, los recicladores no pueden tener acceso a los residuos, la calidad del material cae, el precio aumenta y el coste del reciclaje también. Así que esa decisión marca la diferencia. En teoría, debería ser la legislación la que exigiera que las fábricas segregaran sus residuos, pero si esperásemos a que eso ocurriera estaría esperando para siempre. Por eso, en Bangladesh, en el marco del Circular Fashion Partnership, pedimos a 21 marcas que pidieran a tres de sus proveedores que separasen los residuos según la composición. Que las marcas estén sumando esfuerzos marca una gran diferencia, tienen un papel fundamental para liderar el cambio.

 

 

 

 

P.: ¿La industria europea debe enfocarse a la gestión de residuos?


R.: En Europa tenemos la mayor parte del residuo textil poscosumo. El resultado es que la política pone su atención en ese tipo de residuo. Para crear la industria del reciclaje, tenemos que entender bien los flujos de los materiales, y entender dónde tiene más sentido reciclar qué. Lo que ha ocurrido es que buena parte de las tecnologías de reciclaje se han desarrollado en Europa, pero dependen de la clasificación por composición, así que lo fácil es empezar por el residuo industrial, pero aquí no hay industria. En cambio, en Asia no existen esas tecnologías todavía. Allí siempre se ha usado el residuo posconsumo para crear productos de menor valor añadido, como textil para la industria del automóvil o alfombras, por ejemplo. Ese residuo se podría aprovechar mucho más. Es muy importante analizar bien qué tipo de materiales tenemos en cada lugar. Europa tiene un plan de cara a 2025 para recoger el textil de forma separada, y eso es muy importante, pero en paralelo a eso tenemos que ver qué tipo de tecnologías tenemos que apoyar. La tecnología no es el problema, sino la falta de transparencia en el mercado, el conocimiento de los flujos de materiales secundarios y cómo se están utilizando ya. No sabemos cuán circular es ya la industria.

 

 

P.: ¿Cómo cambiará el mapa global del aprovisionamiento?


R.: No sé si cambiará. La confección se realiza en países de bajos ingresos porque es una industria muy intensiva en mano de obra, y allí es más barata, así que eso no creo que cambie. La pregunta es cómo llega el material a las fábricas de confección. Hay que pensar que la fibra tiene el potencial para usarse diez veces y que hay una jerarquía (reutilización de la prenda, del tejido y luego de la fibra).

 

 

P.: ¿Las prendas realizadas con fibras recicladas serán más caras?


R.: No. Los paneles solares también eran muy caros, y de repente se abarataron y su uso fue factible. En el sector textil estamos justo en esa etapa precompetitiva. Apenas ahora se están lanzando las primeras colecciones al mercado que prueban que esto se puede hacer, no hay cadenas de valor creadas, las plantas industriales están haciendo sus primeras pruebas… En cada paso del sistema apenas estamos en las primeras fases de prueba, y eso es costoso. Es difícil calcular cuál será el precio del producto una vez que el sistema esté en marcha y la legislación lo apoye… Pero ya vemos ejemplos de materiales reciclados que son un 30% más baratos que vírgenes. Así que es posible, pero hace falta escala.

 

 

P.: ¿Algún otro sector ha hecho algo parecido?


R.: ¡El vidrio siempre ha sido circular!