Entorno

Salarios vs. márgenes: el tira y afloja en el aprovisionamiento global del sector de la moda

S. Riera

23 abr 2014 - 04:54

Quién y cómo digiere el incremento salarial. Mientras los trabajadores de la industria de la confección de Bangladesh, Camboya e Indonesia reivindican incrementos salariales, los gigantes de la distribución de moda buscan fórmulas para mejorar la rentabilidad en el aprovisionamiento. Por el momento, sólo el grupo sueco H&M se ha pronunciado a favor de valorar un posible aumento salarial para garantizar un salario digno a los trabajadores de sus proveedores.

 

El sudeste asiático ha captado en los últimos años la producción low cost de prendas que ha huido de China por el incremento de costes laborales. Bangladesh se ha convertido en el segundo mayor exportador mundial de ropa, con más de dos millones de personas trabajando para la industria de la confección. El país ha apostado por la carta del textil para impulsar su desarrollo económico, que hasta hace poco estaba centrado en la agricultura.

 

La tragedia del Rana Plaza puso de nuevo en evidencia las condiciones laborales de la producción textil en Asia. Los trabajadores del sector, que llevaban años protagonizando huelgas y manifestaciones para reivindicar un incremento salarial, aprovecharon que Bangladesh estaba en boca de todo el mundo para exigir de nuevo un aumento del sueldo. A finales de 2013, el Ejecutivo bengalí situó la mensualidad mínima en 50,15 euros, un 77% por encima de la anterior.

 

A pesar del aumento, Bangladesh continúa siendo el país con una industria textil con el salario más bajo. A principios de abril, la primera ministra del país, Sheikh Hasina, lanzó el guante a las compañías internacionales de distribución al afirmar que “si los compradores pagaran más por las prendas, el Gobierno de Bangladesh lo tendría más fácil para presionar a los propietarios de las fábricas textiles para que aumentaran los salarios a los trabajadores”.

 

Por el momento, el único grupo en atender a las reivindicaciones del país ha sido H&M. El grupo sueco anunció en el último Counscious Actions Sustainability Report 2013 que está dispuesto a pagar más a sus proveedores para que éstos puedan incrementar el salario a sus trabajadores. La empresa se marca 2018 como fecha límite para que un total de 850.000 trabajadores tengan un sueldo que les permita cubrir sus necesidades básicas.

 

Junto a Bangladesh, Camboya e Indonesia también reclaman mejoras salariales. La industria textil de Camboya, que emplea a más de 500.000 trabajadores, agudizó el tono de las protestas a principios de enero. Cinco obreros fallecieron en enfrentamientos con la policía durante los altercados en protesta por el incremento salarial propuesto por el Gobierno del país, que los trabajadores consideran insuficiente.

 

En febrero, una treintena de grupos internacionales, entre los cuales estaban GapPuma o H&M, se reunieron con el Ejecutivo de Camboya y los representantes de los tres mayores sindicatos del textil (IndustriAllInternational Trade Union Confederation y UNI Global Union) para fijar el salario mínimo de los trabajadores del sector.

 

En diciembre, el Gobierno de Camboya fijó en 95 dólares al mes (de los 80 dólares que se cobraban hasta entonces) el sueldo mínimo de un trabajador del textil. Esta cifra, que estaba muy por debajo de los 160 dólares que reclamaban trabajadores y sindicatos, se vio incrementada en cinco dólares para alcanzar los 100 dólares mensuales, en un intento del Gobierno de concluir la negociación.

 

Las protestas por el incremento salarial se extendieron también a Indonesia, donde los trabajadores del textil reivindican un aumento del sueldo mínimo del 30%, además de acceso a la seguridad social. En otros países de la región, como Sri Lanka o la India, los sueldos están todavía en la órbita de los de Bangladesh.  Según datos de la ONG Ropa Limpia, el salario mínimo en Sri Lanka está en 50,31 euros y, en la India, en 51,7 euros. Por otro lado, en China, el sueldo se ha incrementado hasta situarse en 174,6 euros al mes.

 

En la última semana, Sudáfrica también ha anunciado un incremento salarial para los obreros de la industria de la confección del país. Los sindicatos sudafricanos del textil han conseguido doblar el salario de los trabajadores, que pasa de los 31 euros semanales a los 61,5 euros a la semana.