¿Quién paga la factura de la luz de la moda?
Utilizar materiales reciclados para fabricar una camiseta, innovar en sistemas de tintado que reduzcan el agua utilizada o plantar algodón sostenible no asegura a la moda alcanzar sus objetivos de sostenibilidad antes de 2030.
22 oct 2024 - 05:00
A pesar de los esfuerzos del sector por reducir sus emisiones, estos podrían no servir si, en el proceso, los proveedores no evolucionan sus modelos basados en los combustibles fósiles a otros de energía renovable. Los parques eólicos o plantas solares tan presentes en Europa son un sueño lejano en países como Bangladesh. Son las fábricas de estos países las que deben adaptar sus procesos a unos nuevos que se alimenten de una energía más limpia y sostenible pero, ¿quién va a pagar la factura de la luz de la moda?
Aproximadamente el 96% de las emisiones generadas por el sector de la moda se desprenden de los procesos de manufactura, como son la confección, el tintado o la producción en general de las prendas de ropa. Aun así, apenas el 8% de las grandes empresas del sector cuentan con algún tipo de objetivo para electrificar su cadena de suministro, donde se llevan a cabo estos procesos. Según el último informe de Fashion Revolution, conseguir alcanzar una industria de la moda más sostenible no pasa únicamente por reducir estas emisiones, sino por asegurar que la energía que se utiliza en la producción sea lo más sostenible posible.
“Las empresas de moda no lograrán alcanzar sus objetivos de sostenibilidad sin unas estrategias claras, públicas y creíbles, que incluyen mayoritariamente el cambio de un sistema basado en los combustibles fósiles a uno que dependa de las energías renovables”, reza el informe What fuels fashion?
Los procesos productivos, especialmente en la industria de la moda, se llevan a cabo en una red de fábricas externalizada y diseminada por todo el mundo. Estas fábricas utilizan combustibles fósiles como el carbón como su principal fuente de energía; sin embargo, no son propiedad de las empresas de moda, sino que dedican una parte de su capacidad, que no suele superar el 20%, para cada compañía.
Los procesos productivos, especialmente en la industria de la moda, se llevan a cabo en una red de fábricas externalizada y diseminada por todo el mundo
Las empresas de moda, por lo tanto, se enfrentan al problema de invertir en renovar y electrificar unas plantas que no operan exclusivamente para ellas. En la última edición de Move! Sustainable Fashion Summit, Sarah Negro, global public affairs senior manager en H&M, cifró en un 25% la cantidad de la producción total de la compañía que se lleva a cabo con electricidad.
El grupo sueco es una de las pocas empresas de moda que plantea entre sus objetivos electrificar toda su cadena de suministro antes de 2030, lo que afecta no únicamente a sus operaciones propias, sino a toda la red de fábricas independientes con las que trabaja. “Sin electrificar la cadena, no se pueden abordar los problemas de calentamiento global”, defiende la directiva.
Según los datos de Fashion Revolution, sin embargo, el 88% de las grandes empresas de moda no revela ningún tipo de información sobre su inversión en energías renovables, y de las que lo hacen, apenas el 2% revelan algún tipo de resultado de los proyectos que llevan a cabo.
“Es importante tener en cuenta que la electrificación y la apuesta por las energías renovables son dos agendas separadas -explican desde H&M a Modaes-; primero necesitamos que nuestros proveedores tengan acceso a fuentes de electricidad renovables y únicamente después de esto nos podremos centrar en impulsar el proceso de electrificación”.
Los países tradicionalmente productores para la moda, como China o Bangladesh, todavía no cuentan con grandes sistemas o parques de energías renovables (ya sean parques eólicos o solares, por ejemplo), lo que dificulta que las fábricas inviertan en cambiar sus maquinarias alimentadas por combustión a otras que funcionen con electricidad.
Proyectos en marcha
Las empresas de moda tienen el potencial de liderar la transición hacia las energías renovables en estos países de origen, aseguran desde Fashion Revolution. La entidad denuncia, sin embargo, que muchas de las compañías trasladan la responsabilidad y los costes a sus proveedores. A mediados de 2024, cuatro gigantes de la moda, Gap, Mango, Bestseller y H&M, impulsaron el proyecto Future Supplier Initiative (FSI).
Bajo el amparo del Fashion Pact, la iniciativa busca facilitar que los proveedores accedan a créditos y ayudas bancarias que les permitan modernizar sus infraestructuras para hacerlas más eficientes energéticamente. Hasta al menos 2025 o 2026, de hecho, FSI se dedicará a identificar los proveedores más adecuados que, además, deberán financiar los proyectos ellos mismos, aunque con “facilidades y condiciones ventajosas”.
Paralelamente, sin embargo, en diciembre de 2023, Besteller y H&M comprometieron cien millones de euros en la construcción de un parque eólico marino en Bangladesh, país que actualmente se alza como el segundo gran proveedor de la moda en todo el mundo. El proyecto se prevé que esté operativo a partir de 2028.
En 2022, la cuota de Bangladesh en el comercio mundial de prendas se situó en el 7,9% y las exportaciones relacionadas con el sector textil crecieron un 27% respecto a 2021, alcanzando un total de 44.350 millones de dólares.
“Al ser uno de los mercados más grandes del que nos proveemos, hemos centrado nuestros esfuerzos en el país, identificando las acciones necesarias para que la industria textil del país evolucione hacia alternativas renovables”, explican desde H&M. A finales de 2023, el Fashion Pact selló un acuerdo con la compañía energética Lightsource.
Hasta al menos 2025 o 2026, de hecho, FSI se dedicará a identificar los proveedores más adecuados que, además, deberán financiar los proyectos ellos mismos
Ambas entidades firmaron lo que se conoce como un Acuerdo Colectivo de Compra de Energía Virtual (Cvppa), es decir, un acuerdo para asegurarse la compra a largo plazo de energía renovable, pero en lugar de hacerlo individualmente, doce grandes empresas del sector compartirán los gastos e inversión necesaria para que Lightsource ponga en marcha la estructura necesaria para producir esta energía. Capri, Zegna, Farfetch, Ferragamo, Kering, Prada, PVH, Ralph Lauren o Under Armour son algunas de las doce empresas firmantes.
Actualmente, la compañía energética está impulsando una cartera de proyectos solares por los que captará más de diez gigavatios en diferentes lugares de Europa. Un gigavatio equivale a un millón de kilovatios-hora. De forma general, una fábrica de tamaño medio cuenta con un consumo medio de unos 50.000 kilovatios hora anuales.
Para alcanzar los objetivos del Acuerdo de París, que establece que para 2030 se debe limitar el aumento de la temperatura global a 1,5 grados centígrados, las empresas deberían dedicar al menos un 2% de sus beneficios anuales a impulsar la transición hacia un modelo de energía que se aleje de los combustibles fósiles. Para 2050, las empresas deberían dedicar hasta un billón de dólares, 33.000 millones de dólares al año, para financiar esta transición en sus proveedores.
Vacio informativo
Si a día de hoy hasta un 58% de las grandes empresas de moda ya informan de sus objetivos en materia de sostenibilidad, este porcentaje desciende hasta el 11% en el caso de las que revelan las fuentes de energía que utilizan los proveedores de su cadena de suministro. La electrificación, un asunto todavía poco explorados para la moda, se alza de forma cada vez más evidente como uno de los recursos para alcanzar los objetivos de descarbonización.
Un billón de dólares
Esa es la cantidad que Fashion Revolution estima que debería dedicar el conjunto de la moda, alrededor de 33.000 millones de euros al año hasta 2050, si quieren conseguir que la cadena de suministro del sector, diseminada por todo el mundo, pueda electrificar sus procesos a través de energía renovable.
Para las grandes empresas del sector, supone destinar alrededor de un 2% de su beneficio anual a este objetivo. La gran mayoría de proyectos en marcha, sin embargo, tienden a trasladar esta responsabilidad a los proveedores.