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A liquidación: de Artextil a Blanco, cinco años de cierres en la moda española

Caramelo, Jota+Ge, Don Algodón, Coronel Tapiocca y, en última instancia, Blanco, son algunos de los grandes grupos españoles de moda que han entrado en liquidación en los últimos años.  

Amelia Pijuán

A liquidación: de Artextil a Blanco, cinco años de cierres

 

A liquidación. Esta es una de los términos concursales que han acompañado a nombres como Blanco, Caramelo, Viriato, Don Algodón o Coronel Tapiocca en los últimos años. Algunas de ellas, como las catalanas Puig Codina y Artextil, así como la gallega Caramelo han puesto el punto y final a décadas del textil en España. Otras, como Don Algodón, la enseña de moda infantil Canada House o Aïta consiguieron una segunda vida tras ser rescatadas.

 

La última en entrar en este última proceso ha sido Blanco. La cadena, propiedad de AC Modus desde el pasado junio, llevaba varios meses en la búsqueda de un inversor para evitar presentarse en concurso de acreedores, pero sus esfuerzos fueron en vano. El pasado noviembre, la empresa presentó su solicitud de declaración de concurso de acreedores en el Juzgado Mercantil de Toledo con un pasivo de 133,4 millones de euros.

 

La cadena madrileña fue una de las mayores historias de auge y caída del negocio de la moda en España. El grupo, fundado en 1960 por un jovencísimo Bernardo Blanco Solana, creció como la espuma en la década de los noventa hasta contar con una plantilla de 3.000 empleados y una red de distribución de más de 250 tiendas.

 

 

Pero el negocio de Blanco dio una vuelta de tuerca en 2013, cuando presentó su primer concurso de acreedores ahogado por la debilidad de las ventas, la drástica reducción del personal y la contracción de su red comercial. En ese momento, el grupo saudí Alhokair acudió al rescate de la compañía y la compró por 40 millones de euros. Alhokair empezó a realizar ajustes para asegurar la supervivencia de la cadena pero, sólo dos años más tarde de su adquisición, el inversor decidió vender Blanco a AC Modus por 83 millones de euros, que tras varias reestructuraciones de Blanco ha optado finalmente por ir a liquidación.

 

La caída de Blanco se ha producido poco tiempo después del cierre de una histórica del textil gallego: Viriato. En noviembre, la compañía comunicó que daría instrucciones a sus asesores legales para presentar la liquidación de la empresa ante el Juzgado Mercantil Número 2 de A Coruña debido a la notificación oficial de El Corte Inglés de que no compraría la próxima campaña de primavera-verano 2017. El distribuidor español era el principal cliente de Viriato y representaba el 40% de la venta total de la empresa, lo que supuso una fuerte estocada para la compañía gallega.

 

Viriato ya había solicitado el concurso voluntario de acreedores un año después de que acordase con el comité de empresa el despido de cuarenta trabajadores de fábrica y una ampliación de capital por valor de 1,04 millones de euros en el marco de un plan de viabilidad. La compañía gallega, que fue adquirida por el hispano-argentino Grupo Ríos en 1991, estaba presente en 19 países y contaba con más de mil clientes multimarca en España, además de corners en la mayoría de los centros de El Corte Inglés.

 

 

El cierre de Viriato fue la estocada final para la industria textil gallega, que el mes anterior dijo adiós a otra histórica del sector: Caramelo. A finales de octubre, el grupo gallego decidió presentar su liquidación directa en el Juzgado de lo Mercantil de A Coruña, tras descartar la puesta en marcha de un concurso voluntario de acreedores para tratar de recuperar su viabilidad. Caramelo vivió una de las épocas doradas del sector en los años ochenta, cuando dio sus primeros pasos en retail y empezó a crecer en el exterior. Sin embargo, la agonía del canal multimarca y el sobredimensionamiento de su capacidad productiva fueron los primeros síntomas de una crisis anunciada. En 2007, la compañía dio entrada a Inveravante (el brazo inversor de Manuel Jove) y Sodiga, que se hicieron con el 45,2% del capital.   

 

Tras varios años de ajustes, la compañía se acogió en abril de 2013 a la ley concursal para asegurar su futuro pero consiguió sortearlo gracias a un plan de viabilidad que contemplaba el cierre de cincuenta corners en El Corte Inglés y la reducción de su red de tiendas a menos de una decena. En octubre de 2016, Caramelo fue a liquidación directa debido a los malos resultados que arrastraba la compañía.

 

Otra histórica que  vivió su apogeo en los ochenta fue Globe. La compañía, que nació de la la mano de los fundadores de Nice Things, Paloma Santaolalla y su marido, Miguel Lanna, conquistó el mercado español e incluso llegó a entrar en el grupo francés de grandes almacenes Galeries Lafayette. Sin embargo, tras el boom, la empresa entró en suspensión de pagos en la década de los noventa y fue rescatad por el grupo portugués RV Trade. En 2006, la cadena fue comprada por Lanidor, que inició una tímida expansión por España y Portugal.

 

Quien sí ha bajado la persiana de manera definitiva ha sido Jota+Ge. La sociedad Venturmoda, propietaria de la marca de moda Jota+Ge, entró en fase de liquidación el pasado noviembre. Fundada en 1985, Venturmoda puso en marcha en 2012 un plan de expansión para impulsar Jota+Ge en mercados internacionales clave, como los europeos, China o Estados Unidos, y abrir una red de más de veinte tiendas. Sin embargo, la evolución de la cifra de negocio no acompañó al proyecto de crecimiento. Entre 2011 y 2014, la compañía pasó de facturar once millones de euros a 3,2 millones de euros, y el pasado enero solicitó el concurso de acreedores para renegociar su deuda con las entidades financieras, sin éxito.

 

 

 

 

Y entre la caída de estos gigantes del negocio de la moda española, la moda infantil de Spantapájaros o Fashion Pills fueron otras de las compañías que no consiguieron encontrar financiación para dar viabilidad a su negocio y terminaron por echar el cierre.

 

El fin de una época

La industria textil catalana es uno de los sectores que ha vivido de cerca los cierres de algunos de los grandes grupos del sector en los últimos años. En 2014, una de las últimas grandes fábricas de tejeduría en territorio español que bajó la persiana definitivamente fue Artextil. La clausura de la compañía, fundada por Josep García-Planas Cladellas en Sabadell en 1931, simbolizó el cierre definitivo de la última era dorada del sector.

 

La empresa, que llevaba dos años en concurso de acreedores, emprendió en 2003 sus primeros ajustes de personal con el propósito de ajustar la actividad a la nueva realidad del mercado. A la largo de la última década, la compañía ejecutó tres expedientes de regulación de empleo (ERE), a través de los cuales puso fin a su actividad productiva.

 

En 2011, el sector dijo adiós a la histórica Puig Codina, que en los años sesenta trabajó para marcas como Mango, Zara, El Corte Inglés o Burberry. La empresa, fundada en 1961, no fue capaz de superar el cambio de estrategia que inició cuatro años atrás, cuando optó por entrar en el negocio de las prendas terminadas y deslocalizar su producción a China e India. En septiembre de 2010, la compañía entró en los juzgados con una deuda de seis millones de euros.

 

 

 

Musgo y Hazel fueron otras de las que entraron en fase de liquidación a inicios de la crisis. Musgo, controlada en un 87,5% por Ahorro Corporación, solicitó el concurso de acreedores a principios de 2011 tras fracasar las negociaciones con las entidades financieras. A finales de año, la empresa arrastraba un pasivo de quince millones de euros y entró en liquidación.

 

Hazel, por su parte, ejemplificó uno de los mayores fracasos del capital riesgo en la distribución de moda. La empresa, que nació con la adquisición de la cadena de zapaterías Adela Gil por parte de la sociedad de BBVA, sufrió las consecuencias directas de la recesión económica y cerró 2009 con unas pérdidas de cinco millones de euros. En 2010, la compañía se acogió al artículo 5.3 de la Ley Concursal al no poder hacer frente a sus deudas. Las tiendas de la cadena, que inició su desarrollo en 2008 y llegó a contar con más de veinte establecimientos en España, fueron reduciéndose hasta que la compañía fue a liquidación en 2011.

 

Al rescate de la moda

“Caer y levantarse” es un mantra que compañías como Coronel Tapiocca, Fun&Basics, Dogi, Cremalleras Rubí, Aïta o Canada House podrían adoptar. En la historia del negocio de la moda en España no solo destacan las caídas, sino que también destacan aquellos grupos que pudieron reconducir su actividad al ser relanzadas por otras empresas.

 

Es el caso de históricas catalanas como Cremalleras Rubí. La compañía se vio muy cerca del cierre en dos ocasiones, y las dos veces fue recibió una oferta por parte de sus propios trabajadores, que presentaron una oferta de compra de la unidad productiva el mismo día en que se procedió a su liquidación. Finalmente, Cremalleras Rubí pasó a manos del fondo de inversión IRG Capital, con el apoyo del grupo Tenaci Partners, que se hizo con la empresa catalana por 5,53 millones de euros.

 

Otro de los grupos con solera del negocio de la moda en España que fue relanzado fue Don Algodón. La empresa, fundada en 1980 por Pepe Barroso, fue adquirida por la compañía Secretos Textil después de que el entonces propietario de la firma, BCGB Max Azria, liquidara las sociedades a través de las que operaba en 2011. La nueva propietaria de la firma planea comenzar un plan de relanzamiento de Don Algodón apoyado en la diversificación, la internacionalización y las licencias.

 

 

Uno de los principales caballeros blancos del negocio de la moda en España fue el grupo toledano Kangaroos. La empresa rescató a Coronel Tapiocca a finales de 2014, que estaba a las puertas de su liquidación bajo la gestión del fondo inversor Gala Capital. Esta no fue la última operación de Kangaroos, que el pasado diciembre rescató a la marca de complementos Aïta en los juzgados a través de la sociedad Equus Hispalis, controlada por la familia propietaria de Kangaroos. La sociedad también se encargó de rescatar a la firma sevillana El Caballo en el marco del proceso de liquidación de la sociedad en 2014; y a Devota& Lomba, que entró en concurso de acreedores en noviembre de 2013.

 

Por otro lado, la enseña de moda infantil Canada House fue rescatada por Endurance Partners, mientras que Fun&Basics fue otro de los que en 2012 pasó a manos de la compañía gallega Mar de Moel (propiedad del dueño de El Niño) tras presentar concurso de acreedores. En la actualidad, la marca está controlada por el empresario gaditano José Flores.