El Museo de Arte de Filadelfia homenajea la identidad de la moda americana
La moda estadounidense se viste sola y rompe con París en su nueva exposición dedicada a la década de los cuarenta. Diseñadores como Claire McCardell rompieron con la alta costura francesa con la creación de su propio estilo.


El Museo de Arte de Filadelfia acoge Boom: Art and Design in the 1940s, una exposición que reivindica los años cuarenta, cuando la moda estadounidense rompió por primera vez con la influencia de las vanguardias parisinas. La ocupación nazi en París forzó a desconectar de la influencia francesa y obligó a Nueva York a mirar hacia dentro para crear un estilo propio que cambiaría la industria en los años siguientes.
Situado al oeste del Benjamin Franklin Parkway en el Fairmount Park de Filadelfia, el museo acoge una exposición que contrapone tres diseños de Dior con seis piezas de McCardell, mostrando de forma literal la tensión entre el legado francés y la propuesta americana. La crítica Robin Givhan destaca que, aunque tras la guerra París recuperó parte de su influencia, el impacto del diseño estadounidense ya era irreversible. Libros como Empresses of Seventh Avenue: World War II, New York City, and the Birth of American Fashion de Nancy MacDonell; When Women Ran Fifth Avenue: Glamour and Power at the Dawn of American Fashion de Julie Satow y Claire McCardell: The Designer Who Set Women Free de Elizabeth Evitts Dickinson, que se lanzará en junio, hablan de esta época de la moda americana.
Como ya advertía la escritora Elizabeth Hawes en el libro Fashion Is Spinach, publicado en 1938, la industria de la moda americana estaba a punto de dar un giro. Entre las décadas de los veinte y treinta, la moda que vestían los estadounidenses se fabricaba en Nueva York, pero todos los patrones respondían a las tendencias francesas. La influencia era tan dominante que incluso los grandes almacenes compraban y copiaban diseños de las casas parisinas. La ocupación alemana en Francia durante la Segunda Guerra Mundial obligó a los diseñadores americanos a preguntarse por primera vez desde 1700 qué podría significar la moda nacional.
El Museo de Arte de Filadelfia ha inaugurado una exposición que cuenta la historia de la moda americana en plena Segunda Guerra Mundial
La respuesta fue el nacimiento de una estética directa y funcional. Claire McCardell fue pionera con su propuesta de cinco prendas combinables que permitían hasta nueve conjuntos distintos. En plena guerra, el reto era vestir bien con menos. En 1943, la publicista de moda Eleanor Lambert organizó la primera Press Week, la actual New York Fashion Week, para impulsar la visibilidad del diseño local. Años más tarde, la campaña American Look, promovida por la empresaria Dorothy Shaver que en aquellos años trabajaba en Lord & Taylor, consolidaría esta nueva identidad.
Conjuntos de suéter, vestidos camiseros, prendas combinables, camisas con cuello bajo y trajes de falda ajustados son los que marcaron la vestimenta de las mujeres de la década. Las prendas eran diseñadas para un perfil de mujer activa, capaces de pasar del trabajo a un cóctel sin cambiarse. La moda americana tomó rumbo hacia la cotidianidad sin renunciar a la elegancia junto a una producción masiva sin perder la calidad ni el diseño.
Antes de esta transformación, los diseñadores americanos trabajaban en el anonimato. Sus creaciones eran atribuidas a los almacenes que las vendían. A partir de los años cuarenta, nombres como Anne Klein y Billi Blass empezaron a firmar sus colecciones y a ser reconocidos públicamente. Diseñadores como Charles James, el inventor de la chaqueta puffer, o Main Bocher, que habían trabajado en París, se instalaron en Nueva York para escapar de la guerra y contribuyeron al mercado local.
Hoy, en una industria globalizada, resulta difícil hablar de estilos nacionales. Sin embargo, la década de los cuarenta marcó un antes y un después. La moda americana dejó de imitar y empezó a proponer, con una estética pensada para la vida moderna. Elizabeth Hawes en 1938 ya explicaba que se trataba de vestir de forma coherente con la propia época renunciando a los adornos y abrazando la funcionalidad. Boom: Art and Design in the 1940s puede visitarse en el Philadelphia Museum of Art del 12 de abril hasta el 1 de septiembre.