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Hidrocolor, a la caza del margen para ‘resetear’ los acabados

Hidrocolor, con sede en Llinars del Vallès (Barcelona) está especializada en tinturas y acabados para la industria textil. La empresa ha sobrevivido en un sector que ha pedido más de la mitad de sus empresas en diez años.

Silvia Riera

10 oct 2017 - 04:30

Hidrocolor, a la caza del margen  para ‘resetear’ los acabados

 

 

“Hemos pasado de un negocio en el que se ganaba dinero a otro de mucho riesgo, de trabajo duro y de pocos beneficios”, explica Josep Moré, director general y representante de la tercera generación de la familia fundadora de Hidrocolor, empresa especializada en tinturas y acabados para la industria textil. Con sede en Llinars del Vallès (Barcelona), la compañía resiste ante un panorama desolador: en diez años, este sector ha perdido más de la mitad de sus empresas y, sólo en 2016 (pese al repunte de la relocalización), cerraron otras cinco más.

 

El escenario no es alentador para esta industria auxiliar del textil, pero Moré muestra cierto optimismo contenido cuando mira al futuro, sobre todo porque el capital riesgo ha empezado a asomar la cabeza por el sector.

 

Hidrocolor fue la segunda factoría que puso en marcha su familia a finales de la década de los setenta después de varios años operando desde el centro de Mataró (Barcelona) con  Tintes y Blanqueos Fideo Fábregas. En 2000, la empresa cerró la fábrica de mayor trayectoria y se quedó sólo con Hidrocolor. Antes del golpe de la deslocalización industrial, la compañía contaba con cerca de noventa trabajadores. En 2008, y después de varias reestructuraciones, el grupo había encogido su tamaño hasta cincuenta empleados.

 

 

 

 

Pasada también la crisis económica, la empresa cuenta hoy con cuarenta puestos de trabajo y mantiene el pulso inversor en maquinaria y tecnología para no quedar fuera de juego. En 2016, Hidrocolor registró ventas de 3,8 millones de euros y sus previsiones para este año pasan por alcanzar los cuatro millones de euros. La clave de su “supervivencia”, como insiste en subrayar Moré, ha sido la diversificación y la entrada en el textil hogar o los textiles técnicos, que ya representan el 70% de su negocio.

 

“Ahora somos una compañía diversificada, que continúa haciendo moda, pero ya no es tan dependiente de ella ni de su batalla low cost”, explica. “Creceremos porque los demás han cerrado y han dejado espacio, pero no gracias a los grupos de moda que trabajan con precios tan bajos que sólo dejan márgenes para la supervivencia”, asegura. “Si queremos entrar en economía circular, mejorar en eficiencia energética y en sostenibilidad y atraer talento, necesitamos márgenes, y tenemos que hacer todo esto porque si no estamos muertos”, apunta.

 

 

 

En busca de talento

La industria española de tintes y acabados atraviesa un momento complejo. Desde hace años no nacen empresas nuevas en el país y cuando cierra una ninguna ocupa su lugar. Este escenario pone en riesgo la cadena de valor en el país en un momento de relocalización industrial. Por otro lado, los tintes y acabados tienen dificultades para atraer talento especializado y terminan compitiendo con gigantes como Inditex y Mango en la captación de la nueva oleada de ingenieros textiles recién salida de las aulas de la Universidad Politècnica de Catalunya (UPC). La mitad de los nuevos titulados termina en estas grandes corporaciones.